El mayor deseo de Annelies Marie Frank –Ana Frank para los lectores en español- era llegar a ser periodista y luego escritora “famosa”. Desde el escondite de Prinsengracht 263, en Ámsterdam, donde se ocultaba de la persecución nazi junto a su familia, escribió como una posesa para medirse con su destreza literaria. En la última entrada de Querida Kitty, la novela epistolar de Anne Frank que publica Eudeba por primera vez en español, con traducción directa del original neerlandés de Diego Puls, Anne menciona que el ministro de Educación holandés en el exilio, Gerrit Bolkestein anunció por la radio Oranje, una emisora clandestina de la BBC, que después de la guerra se haría una recolección de diarios y cartas. “Y claro, todos enseguida se lanzaron sobre mi diario”, le cuenta Anne a Kitty, su amiga epistolar imaginaria, el 29 de marzo de 1944. “Imagínate lo interesante que sería publicar una novela sobre la Casa de atrás. Solo por el título la gente pensaría que se trata de una novela de detectives. Pero ahora en serio, unos diez años después de la guerra ya debe resultar cómico contar cómo hemos vivido, comido y hablado acá como judíos”.

En el ensayo preliminar de Querida Kittylas cartas a la amiga imaginaria que se presentan por primera vez como una publicación separada de su diario íntimo en una nueva traducción-, Laureen Nussbaum, vecina y amiga de los Frank, catedrática emérita de Literatura de la Universidad Estatal de Portland (Estados Unidos), cuenta cómo Anne empezó a escribir su Casa de atrás el 20 de mayo de 1944, reelaborando a fondo sus diarios originales durante más de dos meses. Pero este trabajo de revisión y reescritura –que llegó hasta el 29 de marzo de 1944- quedó abortado cuando el 4 de agosto de 1944 fueron detenidos los ochos escondidos en Prinsengracht 263. La secretaria principal Miep Gies y la oficinista Bep Voskuijl recogieron del escondite los diarios y hojas sueltas dispersos y los guardaron con la esperanza de poder devolverle a Anne sus escritos una vez terminada la guerra. A principios de septiembre, los Frank fueron deportados a Auschwitz, en el último tren que partió hacia allí desde Holanda. Anne y su hermana mayor Margot fueron a parar al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murieron de tifus en febrero de 1945. Miep Gies le entregó a Otto Frank, el único sobreviviente de la familia, los diarios, hojas sueltas y demás escritos de Anne.

No resultó fácil despertar el interés de una editorial por el diario de Anne. El argumento era que los lectores “querían enfocarse en el futuro y preferían dejar atrás las terribles experiencias de la guerra”. Sin embargo, a fines de junio de 1947 la editorial Contact de Ámsterdam publicó Anne Frank: Het Achterhuis. Dagoboekbrieven van 12 junio 1942 tot 1 augustus 1944 (Anne Frank: La casa de atrás. Diario epistolar del 12 de junio de 1942 al 1 de agosto de 1944) con una tirada de 3036 ejemplares. Sobre la reelaboración que hizo Anne de sus diarios, a la académica le llama la atención “con cuánta autocrítica y sentido literario la autora –que entonces tenía 15 años- procedió al crear su nueva versión, omitiendo numerosas entradas, reescribiendo otras y añadiendo nuevas descripciones, opiniones y pensamientos conectores, creando de ese modo un texto interesante y sumamente legible”, destaca Nussbaum en el ensayo preliminar.

“Te interesará saber cómo me sienta la vida escondida. Bueno, solo puedo decirte que ni yo misma lo sé. Creo que en este lugar nunca voy a sentirme realmente en casa, aunque con eso no quiero decir en absoluto que acá la pase mal. Me siento más bien como en una pensión muy particular, donde estoy de vacaciones. Una concepción un tanto extraña de estar escondida, pero es así, no lo puedo evitar”, confiesa Anne en Querida Kitty. Hay momentos donde narra de forma sumamente poética una visión angustiante en la que se vislumbra a sí misma junto a los otros siete escondidos en su casa de atrás en un pedacito de cielo azul, rodeados de nubes negras. “La partecita redonda, acotada, en la que estamos parados, todavía es segura, pero las nubes se nos acercan cada vez más, y el anillo que nos separa del peligro que se avecina se va estrechando”, describe en otro tramo del libro. Un tema interesante es cómo reflexiona sobre la compleja relación que tiene con su madre. “El período en que rechazo a mamá bañada en lágrimas ya pasó; me volví más sensata y los nervios de mamá en cierta medida se calmaron. La mayoría de las veces que me hago mala sangre, me callo y ella hace lo mismo, y por eso las cosas parecen ir mucho mejor. Porque querer a mamá de verdad, con el amor afectuoso de una hija, es algo que yo no puedo. Ahora acallo mi conciencia pensando en que los insultos están mejor guardados en el papel, para que mamá no tenga que cargarlos en su corazón”.

Nussbaum –que lleva más de veinticinco años empeñada en conseguir que La casa de atrás se publique por separado- recuerda una entrada del diario de Frank: “Tengo que estudiar para no ser ignorante, para progresar, para ser periodista, ¡porque eso es lo que quiero! Sé muy bien que sé escribir, algunos de mis cuentos están bien escritos, mis descripciones de la Casa de atrás son humorísticas, mucho de lo que contiene mi diario es muy gráfico, pero… todavía está por ver si realmente tengo talento (…) Yo acá soy mi mejor y más afilada crítica, sé lo que está bien escrito y lo que no”. La académica y amiga de los Frank celebra que Anne sea reconocida “como la joven escritora en la que a todas luces se había convertido durante los últimos años de permanencia en su escondite”.