El negocio audiovisual está en llamas desde que la pandemia obligó a cerrar las salas. En los Estados Unidos, el principal mercado cinematográfico del mundo, se estima que más de 150 mil trabajadores vinculados a las empresas de exhibición han quedado desocupados desde mediados de marzo, a la espera de una prometida recontratación cuando la situación se normalice, al tiempo que el gobierno encabezado por Donald Trump inyectó más de 450 mil millones de dólares en concepto de salvataje para el sector. A esa coyuntura se sumó la decisión del poderoso estudio Universal de estrenar varios títulos pautados para la primavera boreal directamente en plataformas On Demand, salteándose así la explotación en salas y generando rechazos y represalias por parte de los exhibidores. Se trata de una forma de lanzamiento que algunas distribuidoras independientes argentinas empezaron a explorar en las últimas semanas, ya sea a través de reposiciones o con títulos que difícilmente encontrarían un lugar en la cartelera en condiciones normales, con la idea de apuntalar el negocio mientras dure el parate.

 

Pantallas en guerra

En la industria cinematográfica existe lo que se llama “ventana de exhibición”, un periodo de exclusividad para la explotación comercial de una película en salas antes de que pueda verse en otros formatos. Los cines estadounidenses se mostraron históricamente inflexibles a achicar ese periodo más allá de los tres meses, razón fundamental dela pelea del sector con Netflix. Un conflicto que escaló hasta un punto de no retorno luego del affaire El irlandés, en noviembre del año pasado, cuando la empresa pretendió hacer un estreno simultáneo en salas y streaming y, ante la negativa de los exhibidores, propuso “estirarse” hasta 45 días. Lo que vino después es historia conocida: negación y contraoferta, rechazo a esas condiciones por parte de la N roja, y la película de Martin Scorsese circulando en apenas un puñado de salas independientes de todo el mundo.

 

Pero el Coronavirus cambió radicalmente el panorama, por lo que varias películas que estaban en cartel al momento del cierre de las salas llegaron a los hogares mucho antes de los 90 días. Tal fue el caso de Unidos, de Pixar, que tuvo su lanzamiento mundial a principios de marzo y ya a fines de ese mes podía verse en la plataforma Disney+. Lo mismo ocurrió con El hombre invisible (que tuvo un paso fugaz por las salas argentinas) y The Hunt, ambas del estudio Universal. Fue esta empresa la encargada de echar más leña al fuego al estrenar directamente en On Demand la secuela de Trolls (2016), Trolls: Word Tour, el 10 de abril. Difícilmente los ejecutivos imaginaban que en apenas tres semanas recuperarían con creces los costos de producción recaudando 100 millones de dólares solo en el mercado norteamericano, contra los 154 millones de su predecesora durante su recorrido de seis meses por las salas de ese país. Dado que los cines suelen quedarse con la mitad de la taquilla, Trolls le había significado a Universal unos 77 millones de dólares “limpios”. En el caso del VOD, en cambio, el estudio retiene el 80 por ciento de los ingresos, lo que en el caso de World Tour implica 80 millones.

¿Este impensado éxito comercial puede ser la llave de la puerta hacia un nuevo paradigma en la cuna del pochoclo? Parece difícil, pues esto implicaría un quiebre definitivo en la relación entre los estudios y las salas que su vez favorecería para que Netflix, que observa la disputa en silencio y con sonrisa pícara mientras prepara la caña para salir a pescar en ese río revuelto. No por nada esta semana anunció que el 12 de junio estrenará Da 5 Bloods, la esperada nueva película de Spike Lee. Pero lo cierto es que el CEO de NBCUniversal, Jeff Shell, que desde que asumió a principio de año está intentando cambiar de raíz la lógica de funcionamiento de la empresa, reconoció que los resultados de World Tour demostraron la viabilidad del VOD y, por lo tanto, aseguró que se mantendrán los estrenos vía streaming durante la pandemia (el 12 de junio llegará The King of Staten Island, la nueva comedia de Judd Apatow). Incluso, dijo, ya baraja la idea de hacer lanzamientos simultáneos en la pantalla grande y el mercado hogareño una vez que reabran las salas, lo que afectaría directamente la recaudación de los exhibidores.

The King of Staten Island, la nueva comedia de Judd Apatow, directo a VOD

Las reacciones negativas desde el otro lado del mostrador no tardaron en llegar. “Es decepcionante para nosotros, pero los comentarios de Jeff y la decisión unilateral de Universal no nos dejan otra opción que no proyectar más películas de ese estudio en ninguna de nuestras salas”, dijo en un comunicado Adam Aron, CEO de la cadena AMC, la más grande del mundo gracias a sus mil complejos con once mil pantallas distribuidas por Estados Unidos, Europa y Medio Oriente. Días después las empresas CineWorld, que opera 9.600 pantallas en once países, y Regal Cinemas (más de 7300 pantallas) tomaron una medida similar y sumaron a el apoyo de la asociación que nuclea a los dueños de salas (NATO, por sus siglas en inglés), que incluso menospreció el éxito de Trolls atribuyéndolo únicamente a que el público está encerrado en su casa y a la búsqueda de cualquier entretenimiento para los más chicos que pueda ofrecer una pantalla, independientemente de su tamaño. “Mientras Universal quizás esté agradecido con los resultados del VOD, esto no debería interpretarse como una nueva normalidad en Hollywood”, relativizó la NATO en un comunicado.

El entredicho adquiere relevancia debido a que Universal está detrás de títulos de enorme relevancia para la taquilla venidera como 007: Sin tiempo para morir (noviembre), Top Gun: Maverick (enero) y, sobre todo, Rápidos y furiosos, cuya novena entrega se postergó para 2021 y las dos anteriores habían recaudado más 2.500 millones de dólares en todo el mundo. Sin embargo, y temiendo que otros continúen el camino de ese estudio, AMC aclaró que el veto no es personal sino que se “aplicará a todos aquellos que abandonen unilateralmente el actual sistema de ventanas evitando las negociaciones de buena fe con nosotros”. Un llamado de atención para Warner, que estrenará Scoob! –un film animado de la franquicia del perrito Scooby-Doo– el 15 de mayo en VOD y, además, compró la comedia con Seth Rogen An American Pickle para nutrir la flamante plataforma HBO Max. También para Disney, que pocos días después del cierre de salas reestructuró todos sus planes de lanzamientos y anunció que Artemis Fowl se verá directamente en formato digital.

Pero la pantalla grande ofrece un plus que ningún dispositivo hogareño puede dar. Así lo entiende el analista de la consultora Comscore Paul Dergarabedian, para quien “la idea de que saltear el estreno en salas será la nueva normalidad es simplemente errada y refleja la subestimación de la importancia de la experiencia cinematográfica en términos de ganancias potenciales, prestigio y atractivo para los espectadores”. El problema para los exhibidores de Estados Unidos es que, aun reabriendo a finales de junio o principios de julio, tal como pronostican los analistas más optimistas, probablemente el trauma social haga que una porción importante del público piense dos veces antes de meterse en un lugar cerrado junto a cientos de desconocidos.
Vale recordar que casi todos los estudios han movido sus tanques para fin de año o 2021. Para julio solamente quedaron Mulán, la remake del film de animación de Disney que iba a lanzarse en marzo, y Tenet, de Christopher Nolan, que incluso con la pandemia mantuvo al 17/7 como fecha. “La gente ha estado viendo películas viejas o series que ya conocía. Se necesitan títulos fuertes e importantes como Tenet para que tenga ganas de volver a las salas”, opinó Dergarabedian. Pero para que esto ocurra sería necesario que los complejos de todo el país estén en condiciones de operar. Especialmente los de Los Ángeles y Nueva York, que concentran entre el 10 y el 20 por ciento de la recaudación.

“No conozco a nadie en Estados Unidos que haga más fuerza por la reapertura de los cines que Chris”, lo endulzó Richard Gelfond, CEO de la cadena IMAX. Quizás la principal motivación de Christopher Nolan para pedir que los proyectores vuelvan a encenderse no sea que el cine es una “parte vital de la vida social”, tal como le dijo a The Washington Post, sino la imperiosa necesidad de recuperar los 200 millones de dólares que demandó su nuevo thriller de ciencia ficción. ¿Lo logrará? En un par de meses se sabrá la respuesta. O no.

El caso argentino

Como las decisiones relacionadas con la mecánica de los grandes estudios se toman en las oficinas estadounidenses, las filiales argentinas de estas empresas tienen poca cintura para adaptarse a las particularidades nacionales, lo que vuelve a esa disputa una cuestión lejana. Distinto es el caso de algunas distribuidoras locales que tienen un mayor control sobre sus catálogos. Durante las últimas semanas varias de ellas han lanzado sus materiales a través de distintas plataformas de VOD, en su mayoría títulos que estaban en salas al momento de declararse la pandemia y de otros cuyos derechos de exhibición todavía están vigentes. Sin embargo, esta metodología, según coinciden los consultados, es un paliativo mientras reina la incertidumbre y esperan por la reapertura de las salas, puesto que en un sistema audiovisual volcado a los consumos tradicionales como el argentino los números difícilmente cierren sin los ingresos por corte de entradas.

“Relanzamos películas que ya estaban habilitadas para este formato agrupándolas en nuestra página para una mejor búsqueda. Pero no estamos considerando para nada ir con nuestras películas directamente al VOD. Todavía no tenemos números del consumo, pero seguramente no permitan bancar los costos de traer una película y de una estructura con empleados como la nuestra. El negocio depende casi exclusivamente de la explotación en salas, lo otro es satelital. En ese sentido, estamos deseando que toda esta situación pase lo más rápido posible porque mientras tanto nuestra actividad es cero”, dice Federico Pascua, Gerente General de BF París.

A través del sitio web de la empresa se puede acceder al alquiler durante 48 horas de una veintena de películas, entre ellas dos inéditas como la francesa Amor a segunda vista (disponible desde la semana pasada) y la coreana Los rostros del diablo (podrá verse desde este miércoles), a las que se sumarán otras dos, Los reyes y Blanca como la nieve, el 14 de mayo, con Isabelle Huppert. Es, pues, la primera distribuidora nacional que lanza sus contenidos exclusivos para VOD durante la pandemia, aunque Pascua aclara que la decisión respondió a cuestiones no relacionadas con la situación sanitaria. “Eran películas que no tenían la posibilidad de estrenarse en salas por múltiples razones, entonces decidimos mandarlas a VOD. No es que nos vayamos a volcarnos a eso, porque el negocio no da. Es lo mismo que pasaba hace unos años cuando había títulos que salían directo en DVD”, explica antes de afirmar que “salvo aquéllas que por decisión de los estudios de Estados Unidos se postergaron para más adelante, nuestras películas están en stand by, a la espera de que los cines se abran”

Blanca como la nieve, con Isabelle Huppert.

Otra distribuidora que puso un pie en el VOD en los últimos días fue Zeta Films. “Ya veníamos barajando la posibilidad de tener un canal online a través de nuestra página, y ahora se aceleró con el tema de la pandemia”, dice su director, Carlos Zumbo. Asociada con la plataforma Eyelet, la empresa especializada en cine de autor europeo y asiático ya tiene disponibles en su sitio casi veinte para su alquiler, entre los que se destacan El vecino, del rumano Radu Muntean; Varda par Agnès, de Agnès Varda; El día después, de Hong Sang-soo; y El porvenir, de Mia Hansen-Love. “Los resultados son totalmente inciertos porque se está experimentado con esta metodología. Hasta ahora nuestra experiencia era haber vendido algunas películas a plataformas que tienen suscripción. Pero no tenemos los números, así que verificarlos será una experiencia nueva”, agrega. 

Si bien el plan es llegar a las cuarenta películas en los próximos días, Zumbo reconoce que este tipo de cine es consumido en su mayoría por un público adulto habituado a ir a las salas y al que puede resultarle dificultoso acceder a un contenido online. A eso se suma “que en ciertos sectores se instaló la cultura de la película gratis por internet”. “Falta una cultura de respeto por la propiedad intelectual y por la obra. No me parece que haya conciencia de que detrás de eso hay un trabajo que necesita ser financiado. Hay tanto material gratis en Internet que es difícil que la gente se focalice en comprar una película. Tiene que ser alguien muy interesado para que pague”, diagnostica.

Al igual que en el caso de Zeta Films, la pandemia aceleró la apuesta de la distribuidora Mirada por el VOD. Si bien no descarta estrenar algunas películas directamente bajo esa modalidad, hasta el momento la empresa dirigida por Peter Marai ha lanzado la versión remasterizada de La dolce vita, el clásico de Federico Fellini que había vuelto a las pantallas de cine en diciembre pasado y continuaba en cartel al momento de decretarse el aislamiento social. Más adelante, y a raíz del éxito de la serie Poco ortodoxa, subirán a On Demand La esposa prometida y Un novio para mi boda, dos títulos de temática religiosa dirigidos por Rama Burshtein. “Estamos pasando tiempos de gran incertidumbre, a la espera de reapertura de las salas. Estrenar en On Demand no es lo ideal para nuestros productos. Hoy por hoy quienes se suscriben a las plataformas buscan series y entretenimiento más comercial. Lo nuestro es menos comercial y requiere más atención del espectador”, asegura Marai, para quien “el ingreso de taquilla para cubrir nuestros gastos por el momento es irremplazable”.