Para aplanar la curva de contagios de coronavirus, el Gobierno destrozó la economía, denunció esta semana Alfonso Prat Gay. El ex ministro de Hacienda de Mauricio Macri, el primero de los cuatro que tuvo, reapareció en televisión con ese reclamo no en cualquier momento. Lo hizo en días cruciales de la reestructuración de la deuda pública, un tema que lo tiene como protagonista principal. El 13 de abril se cumplieron cuatro años de la foto que acompaña esta columna, que lo muestra emocionado y feliz en un abrazo con el entonces secretario de Finanzas, Luis Caputo. Celebraban en Estados Unidos el fallo de la Corte de Apelaciones de Nueva York que convalidaba su acuerdo con los fondos buitre, por el cual la Argentina les terminó pagando todo lo que reclamaban y, en algunos casos, todavía más. 

El arreglo con los buitres le desataba las manos al gobierno de Cambiemos para empezar a tomar deuda de manera desenfrenada. Eso fue lo que hicieron Prat Gay, Caputo y Macri hasta que el propio mercado internacional les cortó el crédito en enero de 2018. Luego vinieron los acuerdos de emergencia con el FMI para un rescate inédito por 57.000 millones de dólares. Pero ni eso alcanzó y el cuarto ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, tiró la toalla y declaró el reperfilamiento de letras en pesos en septiembre del año pasado, logrando otra marca histórica, la de un gobierno que se endeudó tanto que finalmente no pudo pagar los títulos emitidos durante su propia administración.

Pero Prat Gay no se refirió a nada de ello sino que le apuntó al actual gobierno, al culparlo de destrozar la economía con sus medidas extremas para enfrentar el coronavirus. Es una operación habitual de dirigentes de Cambiemos desviar la atención sobre sus propias acciones generando debates absurdos en la opinión pública, para lo cual cuentan con un amplio acompañamiento mediático. Prat Gay tiene que dar respuestas por el fracaso del modelo económico que colaboró a instalar en Argentina, el plan liberal de concentración de la riqueza y destrucción del aparato productivo, con apertura a las importaciones, desregulación financiera y fuga de capitales. Todo ello fue lo que destrozó la economía y dejó una carga de endeudamiento que ahora se ve los costos que provoca.

El coronavirus lo que desató fue una crisis económica mundial, que incluso es más grave en aquellos países que ignoraron la pandemia por anteponer la economía. En Estados Unidos, por ejemplo, el PIB caerá este año un 5,9 por ciento, según la última estimación del FMI. El gobierno de Donald Trump se convirtió en un emblema del desprecio por la salud pública. No tomó las medidas de resguardo que implementó la Argentina para evitar la propagación del virus, sino que desde un primer momento puso como prioridad la continuidad del funcionamiento de la economía, como si la covid-19 no existiera. Las consecuencias en materia sanitaria están a la vista.

El coronavirus se convirtió durante abril en la principal causa de fallecimientos en Estados Unidos, con 58.760 casos, según lo resaltó esta semana el Washington Post. En segundo lugar quedaron los ataques al corazón, con 52.841 muertes registradas. Después aparecen el cáncer (48.693 personas fallecidas), las enfermedades respiratorias crónicas (13.592), los accidentes (12.395), los aneurismas y ataques cerebrales (11.629), el Alzheimer (9.058) y la diabetes (6.633). Es decir, el gobierno de Estados Unidos dejó que la economía siguiera funcionando como si nada y eso lo llevó a una catástrofe social, que ya registra más de 75 mil muertes. ¿Y la economía? Caerá este año un 5,9 por ciento, según el FMI. El número de desocupados aumentó en 20,5 millones de personas y la tasa de desempleo escaló al 14,7 por ciento, en una tendencia que empeora semana tras semana.

Prat Gay no dijo nada de eso, así como tampoco lo hacen las corporaciones del establishment y sus amplificadores mediáticos que presionan por una reapertura de la economía en el país. Miguel Angel Broda, por ejemplo, dijo que “las cuarentenas agravan sustancialmente la pobreza y la desigualdad en la distribución de la riqueza. Las cuarentenas generan recesiones y todas las recesiones son terriblemente diferentes para el pobre y para el rico. Estamos en presencia de algo de lo que tenemos que salir rápido, por las consecuencias de todo tipo, también las sanitarias, que traen las recesiones”. La salida sería terminar con la cuarentena. ¿Pero qué pasó en los países que no hicieron una rápida cuarentena? Sus economías caerán más que la argentina, con miles de muertos que aquí se están evitando.

Italia, por caso, ya registra 30 mil decesos y su PIB terminará este año con un declive del 9,1 por ciento. En la mayor zona industrial de ese país es donde se verifica la peor tragedia humanitaria por el coronavirus, lo cual obedece al éxito que tuvieron los grandes empresarios en posponer todo lo que pudieron las medidas de aislamiento social y la paralización de actividades. La estimación de una baja del 9,1 por ciento en el PIB italiano este año figura en el último Panorama Económico Mundial del FMI.

Con Brasil pasó otro tanto. Su economía caerá 5,3 por ciento y este fin de semana alcanzará los 10 mil muertos por la covid-19. El hecho de que la enfermedad castigue principalmente a los adultos mayores, las personas con problemas de salud y los sectores más vulnerables tal vez sea un factor determinante para que el presidente de ese país, Jair Bolsonaro, pareciera estar haciendo todo lo posible para que el virus se propague en la población.

En España el PIB sufrirá una contracción del 8,0 por ciento. Es otro caso donde queda en evidencia que la crisis económica no fue por haber apurado la cuarentena, sino por lo contrario. Se produjo una explosión sanitaria y eso llevó a la paralización de la economía y a la crisis. En Argentina, en cambio, se busca evitar lo primero aunque la economía caerá como en todo el mundo, un 5,7 por ciento, de acuerdo al reporte del FMI. La enorme diferencia es que el país registra 293 muertos por coronavirus, no 10 mil como en Brasil, 26 mil en España, 30 mil en Italia y el Reino Unido o 75 mil en Estados Unidos.

Boris Johnson, primer ministro británico, fue el primero en exponer la teoría del rebaño y descartar medidas de aislamiento social. Finalmente, como los otros casos citados, eso solo sirvió para acercarse a la cifra de 31 mil muertos, mientras la economía se hundirá un 6,5 por ciento. En Francia la baja será del 7,2 por ciento (con 26 mil fallecidos por la covid-19). En México será del 6,6 por ciento (con 3000 muertos).

“Para aplanar la curva de contagios del coronavirus, el Gobierno destrozó la economía”, dijo esta semana Prat Gay. Era mentira. Los países que priorizaron la economía sobre la cuestión sanitaria tienen miles de muertos y una crisis más grave que la argentina, que logró contener el número de personas fallecidas. Lo de Prat Gay era un engaño, igual que la promesa de que el arreglo con los fondos buitre traería inversiones y prosperidad a la Argentina.