Hace un par de días se cumplió el 104º aniversario de la inauguración del emblemático e inolvidable estadio de San Lorenzo de Almagro, en Avenida La Plata, entre Inclán y Las Casas. El estreno del Gasómetro, así llamado por el parecido de su estructura exterior con los gigantescos depósitos de gas licuado que funcionaban en aquella época, se produjo exactamente el 7 de mayo de 1916 en un partido oficial de Primera División contra Estudiantes de La Plata en el que los de Boedo ganaron 2-1.

El diario La Argentina saludó el acontecimiento destacando "el terreno muy bien nivelado y el césped tupido que lo cubre totalmente para formar un field de inmejorables condiciones", pero hubo que recorrer un largo camino para llegar a ese día. El periodista Enrique Escande cuenta en su maravilloso libro Memorias del Viejo Gasómetro (Editorial Dunken, 2004) que tras el ascenso a Primera División en 1915 comenzaron las gestiones para conseguir un terreno; que estuvieron a punto de tomar un predio en Juan Bautista Alberdi y José María Moreno; que después vieron otro en José Mármol entre Venezuela y México y que, finalmente, llegaron a Avenida la Plata 1600/1700. Era un solar que pertenecía al Colegio María Auxiliadora y a la familia Oneto.

Las malezas, los pronunciados desniveles del suelo, una loma en el medio de dos metros por 20, la falta de agua y un enorme horno de ladrillo, incómoda herencia de una chacra, crearon dudas, pero el presidente del club Antonio Scaramusso, respaldado por el Padre Lorenzo Massa, impulsó las obras que le fueron dando forma al estadio. "La cancha la hacemos acá", dijo el presidente del club, y reforzó sus palabras con el aporte de 400 pesos para el inicio de las obras. Otros dirigentes imitaron el gesto y hasta el padre Massa sumó unos cuantos pesos a la patriada. "Apoyo espiritual y material", dijo.

En el caluroso verano de 1916 se aceleraron los trabajos y con la fresca, el 7 de mayo se produjo el ansiado estreno. El barrio se revolucionó, la mayoría de los vecinos saludó el hecho, resaltando la importancia social de un club de esas características y las pocas voces opositoras que se levantaron, aduciendo que se rompía la tranquilidad de la zona, no tuvieron eco y se extinguieron rápidamente.

Aquella tarde San Lorenzo le ganó 2-1 a Estudiantes de La Plata. Las crónicas dicen que formó así: J. Coll; A. Coll, Del Campo; Saccardo, Monti, Urso; Echegaray, Fernández, Moggio, Urio, Gianella. Los goles los hicieron Moggio (el primero oficial en el estadio) y Fernández. Lamas señaló el descuento para los platenses. Doce años más tarde San Lorenzo pasó de inquilino a propietario del estadio, con capacidad para 75 mil espectadores. En el haber del primer equipo ya figuraba la obtención de los títulos en los campeonatos de 1923, 1924 y 1927.

Entre los apuntes de los años clave en la historia del estadio, Escande remarca que el primer clásico contra Huracán se jugó el 13 de mayo de 1917 con un empate sin goles, y que la primera goleada se logró contra Estudiantes, en 1918: 4-0 en la última fecha del torneo local.

El Gasómetro fue durante muchos años el escenario elegido para los partidos de la Selección Nacional. Allí se jugaron memorables amistosos por las Copas Roca (ante Brasil) y Chevallier Boutell (ante Paraguay), y los sudamericanos de 1929, 1937 y de 1940.

En la final de uno de los sudamericanos (la de 1929) Roberto Arlt dejó una memorable crónica: "Ayer vi ganar a los argentinos", para el diario Crítica. Era la primera vez que concurría a una cancha. El texto es un ícono de las antologías de fútbol y literatura.

Los registros de la Confederación Sudamericana de Fútbol (hoy llamada Conmebol) marcan que 80 mil personas presenciaron en el Gasómetro un partido entre Argentina y Uruguay, el 2 de febrero de 1946. En el Gasómetro se jugó el 18 de noviembre de 1951 el primer partido televisado en la historia del fútbol argentino, un 1-1 entre San Lorenzo y River, y algunos años más tarde, el 30 de marzo de 1957, Pascual Pérez defendió el título mundial venciendo por nocaut en el primer round al inglés Dai Dower, ante una multitud.

El 2 de diciembre de 1979 se jugó el último partido, un empate sin goles entre San Lorenzo y Boca. Pero nadie con sangre azulgrana quiere recordar aquello, y mucho menos ahora, que se celebra un nuevo aniversario de la inauguración. Mientras se mantiene cada vez más firme la ilusión de volver a Boedo, al lugar de donde nunca debió haberse ido.