Entre los especialistas hay tres posiciones sobre lo que está pasando en los barrios vulnerables de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Están los que dicen que no hay un brote sino que los números de contagiados crecen porque se salió a inspeccionar casa por casa y se detectaron personas que tenían síntomas leves. La prueba de esa hipótesis es que no crecieron las muertes, que son sólo ocho (8) del total de 119 que hubo en CABA hasta este domingo. La segunda postura es que sí hay un brote, que no se tomaron precauciones a tiempo, que en el Barrio 31 se produjo la falta de agua que fue desastrosa y que los fallecimientos aumentarán en una semana o dos, porque el proceso no es inmediato. Y está la tercera postura, que es intermedia: los contagios aumentan porque el virus circula más que antes en esos barrios humildes, los casos que se detectan son leves, pero aún así habrá un crecimiento moderado del número de fallecidos. 

Sí existe unanimidad en que hay que continuar y profundizar la política -pactada por los gobiernos porteño y nacional- de realizar operativos casa por casa para detectar sospechosos de contagios, aislarlos y evitar que contagien a otros. Los operativos se llaman Detectar. En la villa 1-11-14 se empezaron con más intensidad este lunes, aunque ya hubo testeos en los últimos días. En el casa por casa de este lunes sólo se detectaron 10 casos sospechosos, mucho menos de lo esperado. El primer día en el Barrio 31 se habían detectado 60.

Esta claro que la covid-19 en la Argentina estuvo asociado a los viajes, en especial desde Europa. El extraordinario éxito de la cuarentena fue, justamente, que evitó el acercamiento de esa clase media que viajó con los barrios más humildes. De todas maneras, como el virus es muy contagioso, tarde o temprano iba a llegar a los barrios humildes como pronosticó hace 50 días el infectólogo Pedro Cahn.

Los números hasta el domingo fueron los siguientes. El total de contagios en CABA fue de 2522, de los cuales 616 fueron en barrios humildes, es el 24,4 por ciento. El porcentaje es significativo porque demuestra que allí está una de las claves: es imprescindible enfrentar el hecho de que uno de cada cuatro porteños se infectan en esos barrios.

El total de fallecidos en esas zonas humildes fue de 8. En los últimos días, pese al aumento de contagios, no hay un crecimiento significativo en el número de muertes: en CABA fueron 2 el domingo, 7 el sábado, 2 el viernes, 2 el jueves, 1 el miércoles, 6 el martes. Aquí entra el debate sobre los fallecimientos en las próximas semanas: casi todos coinciden en que tarde o temprano se reflejará el crecimiento en los contagios, aunque nadie prevé una suba explosiva.

Una hipótesis que sostienen todos los especialistas es que tiene cierta lógica que el principal contagio se haya dado en el Barrio 31, cercano a la Recoleta y otras zonas habitadas por personas que viajaron. Por supuesto sugieren que un número de personas humildes fueron obligadas a trabajar, principalmente en el servicio doméstico, y eso produjo, aunque con cierta demora, el contacto que llevó a los contagios.

Un dato que podría reforzar esa teoría es que el intendente de San Martín, Fernando Moreira, dijo en Radio 10, que no registran un crecimiento de casos en las villas de ese distrito del conurbano, uno de los que más barrios humildes tiene y uno de los que también tiene más contagios. Hubo un brote en el Hospital Belgrano, en un geriátrico y en una clínica, pero en las últimas semanas no hay un crecimiento sostenido. En San Martín se está aplicando el plan Detectar, firmado por el gobernador Axel Kicillof, y que es similar a lo que se hace en el 31 y en la 1-11-14, casa por casa.

El plan Detectar consiste en que personal de la Ciudad y de Nación visitan casa por casa; preguntan por síntomas y si estuvieron en contacto con personas que viajaron o que podrían haber dado positivo. Hay habitantes que dicen "sí, tuve un poco de fiebre y ya se me fue"; o "tuve la tos de todos los años y después se me va"; o "acá al lado hubo una persona, pero nunca estuve cerca". De todas las respuestas, los funcionarios que visitan las casas detectan los que podrían ser sospechosos de tener el virus. A esas personas se les hace el test y, además, se las aísla, por ahora en hoteles, casas y centros vinculados a las iglesias. Además se le toman los datos a todos los que viven en la misma casa, de manera de tener un registro de los contactos estrechos. En 48 horas, aunque a veces en el mismo día, se sabe si el test es positivo: según explicó Diego Santilli, de los 60 sospechosos detectados en dos visitas al Barrio 31, el 67 por ciento (40 personas) dio positivo al test. Eso motivó una confusión. No es que el 67 por ciento de los habitantes del barrio están contagiados sino que se trata del 67 por ciento de los casos sospechosos.

El operativo Detectar continuó este lunes con mayor fuerza en la 1-11-14 y otras villas. Es de importancia lo ocurrido en el barrio del Bajo Flores ya que sólo se detectaron 10 casos sospechosos, después de recorrer numerosísimas casas. En el operativo calcado en el Barrio 31 se había descubierto 60. Estoy vuelve a plantear la lógica: el barrio de Retiro se vio infectado por las zonas contiguas, propias de la clase media, y con importante número de vecinos que viajaron a Europa o Estados Unidos.

El mecanismo de trabajo en la 1-11-14 fue el mismo: detectar sospechosos, registrar sus contactos estrechos y si diera positivo se hace un seguimiento de todos esos contactos. Todos los días se los visita y se los llama por teléfono para ver si aparece algún síntoma en esos contactos estrechos. El objetivo consiste en no esperar que alguien tenga que acudir al 107 o a un centro de salud, sino detectar a los que tienen pocos o ningún síntoma, testearlos y aislarlos. Eso evita que contagie a otros, que es la principal meta. Los resultados de los tests a las 10 personas sospechosas de la 1-11-14 se esperaban para el anochecer de este lunes.

Sea como sea, es evidente que la Ciudad tiene que concentrarse en los barrios humildes, donde la cuarentena se hizo a medias -por hacinamiento- y el concepto fue más barrial que de cuarentena domiciliaria. El dato de contagios del domingo fue altísimo en CABA, con 165 nuevos infectados. Sin embargo, es cierto que no se puede tomar un día aislado: el viernes fueron 130 en toda la ciudad, el jueves fueron 102, el martes 57 y el lunes anterior, hace una semana, 43. Está claro que la tendencia general es creciente y se nota cuando se compara con la Provincia de Buenos Aires, que tiene mucha más población, y tiene una curva constante: 58, 50, 53, 77 en los últimos días. Es un indicio importante, aunque -nuevamente- el contrapeso está en que no hay aumento significativo en el número de fallecidos. Al menos por ahora.

Según el Gobierno de la Ciudad, la batalla hoy en día tiene cuatro frentes: los barrios humildes, los geriátricos, el personal de la salud y las personas que están en prisión. Pero, como desde que se inició la pandemia, hay que mirar los números jornada por jornada.