El gobierno nacional quiere volver a distribuir computadoras a los alumnos de escuelas públicas antes de termine este año. La decisión de reanudar esta política se aceleró por el hecho de que la fecha para regresar a las aulas es incierta. La idea que predomina entre los responsables de la educación es que, mientras no exista una vacuna para la covid-19, la escuela tenderá a funcionar con un esquema dual, que alterne clases con educación a distancia. 

En la realidad impuesta por la pandemia, acceder a una computadora y contar con conectividad marcan una enorme diferencia. La cantidad de notebooks a ser distribuida aún no fue definida, ya que dependerá de la disponibilidad de fondos, pero en el Ministerio de Educación señalan que económicamente pueden arrancar con el programa, y no dudan en que antes de que finalice el 2020 habrán distribuido las primeras computadoras. 

Las cámaras empresarias del sector, consultadas por el gobierno, estimaron que el tiempo necesario para armarlas es de aproximadamente siete semanas, aunque hay que sumar además los tiempos de importación de algunos componentes, un proceso que en esta época es más complejo.

En Educación creen que, una vez que la situación epidemiológica lo permita, habrá un regreso a las aulas parcial, con un esquema híbrido. Señalan como bastante posible que haya que implementar soluciones como las que ya se están probando en el hemisferio norte, como que los grados sean divididos y las mitades de un curso se alternen para ir a la escuela, un día con clases y el otro con aprendizaje en la casa. Sólo de esta manera podrían garantizarse la distancia social dentro de las aulas.

Si bien el ministerio produce y distribuye cuadernillos impresos, nadie duda de que la respuesta que está dando el Estado a esta emergencia sería muy otra si la gestión macrista hubiera continuado con el plan Conectar Igualdad, que durante el gobierno de Cristina Kirchner distribuyó cinco millones de computadoras a los alumnos de las escuelas públicas. La decisión de retomar ese plan, que ahora llevará el nombre de Juana Manso, prevé repartir las notebooks empleando un criterio que priorice a los alumnos con mayores carencias socioeconómicas.

Aunque parte de los componentes de las notebooks deben importarse, la intención es que se ensamblen en el país y sean, en todo lo posible, de producción nacional. La semana pasada ya hubo una reunión para avanzar en el tema entre el ministerio, la secretaría de Industria, las cámaras del sector y el gremio de la UOM para delinear cómo encarar su manufactura. El sector empresario estima que la capacidad de producción inicial es de unas 20 mil computadoras por mes.

La cartera que conduce Nicolás Trotta trabaja, por otra parte, en el desarrollo de una plataforma nacional para la educación a distancia que, mediante el celular, permita un mejor vínculo entre docentes y alumnos, de manera que internet pueda ser utilizado no sólo para bajar recursos, dándole un uso similar al de una biblioteca, sino para hacer un trabajo con más ida y vuelta.

La navegación de la plataforma seguimoseducando creada por la Nación, así como la de otras plataformas provinciales, no consume datos del abono del celular, por un acuerdo con las empresas telefónicas. Sin embargo, hasta ahora no se pudo hacer lo mismo para el uso de aulas virtuales, ni del whatsapp ni de ninguna plataforma de video. Esta es una de las líneas en las que hoy Educación está poniendo el foco y a la que apuntan dar mejor solución desde una plataforma educativa nacional.  

Los contenidos generados y distribuidos por internet por el ministerio nacional, al igual que los cuadernillos con actividades diarias, no son de uso obligatorio. Cada provincia, así como cada docente, tienen la atribución de si utilizarlos o no en las tareas que encargan a los alumnos. Los especialistas que trabajan en la generación de estos contenidos dicen que su empleo por parte de los docentes y las familias es dispar, pero que siempre ha sido así con todos los recursos educativos generados desde el Estado. El criterio con el que trabajan es que no falten y que sean disponibles, de fácil acceso; especialmente para los sectores donde hay mayor vulnerabilidad y en los que no se ha logrado mantener el contacto entre los docentes y estudiantes.