Esta semana la periodista científica Gina Kolata planteó en una columna publicada en The New York Times la duda acerca de cuándo se terminan las pandemias, y en base a un recorrido histórico sobre situaciones similares del pasado, llegó a la conclusión de que hay dos maneras: el final médico, cuando caen drásticamente las tasas de contagios y muertes, y el final social, cuando las personas dejan de temerle a la enfermedad y retoman la rutina a pesar del riesgo.

Ese dilema es el que se plantea hoy en todo el país. Hasta hace poco nada escapaba de la decisión científica, pero desde hace un par de semanas lo social viene sacando la cuarentena a empujones. Por lo pronto el Noa, al no tener circulación viral puede permitirse cierta holgura. En Salta, día a día se habilitan nuevas actividades, inclusive algunas que ya bajo poncho venían funcionando con nueva normalidad.

Esta semana la novedad estuvo en la autorización para las salidas recreativas con barbijo y DNI en mano, al igual que los deportes individuales sin contacto. La apertura de locales gastronómicos fue bienvenida por sus dueños, aunque con gusto a poco porque a las 20 se cierra todo. Estado paternalista en su máxima expresión, a la cama temprano y sin cena.

Los restaurantes y bares como en el fútbol ya pidieron el VAR para que se revea esa decisión y se habiliten por lo menos un par de horas más. El quebranto económico es urgente, los gastos fijos (alquileres y servicios) hicieron honor a su nombre y están más fijos que nunca. A esto se suma una medición a ojo que hizo Edesa, lo que provocó que insólitamente en épocas de locales cerrados figure en la factura un aumento del consumo de la luz.

La política está de parabienes, también abrieron esta semana los cafés, esa suerte de jabonería de Vieytes del siglo XXI, donde no se gestan revoluciones como en 1810, pero se rosquea como si se estuviese planeando alguna. Larga vida a la política de café y a los mozos atentos a esas charlas, que a esta altura ya deberían prestar un juramento de confidencialidad como los curas confesores o los psicólogos, debido a la información que manejan.

En tanto en esta semana que comienza, abrirán las iglesias, se permitirán casamientos en el Registro Civil, se autorizarán mudanzas en la ciudad y los cementerios atenderán como antes de la pandemia. El ciclo de la vida se pone en marcha de nuevo.

El concepto de nueva normalidad se repite hasta el hartazgo, y en épocas de caras cubiertas con barbijos la mirada pasa a ser la principal expresión del ser humano. Sino que lo diga Javier David, que con esos profundos ojos celestes logró cautivar al gobierno provincial para que lo proponga en el directorio de YPF y al gobierno nacional para que lo acepten en el puesto. Uno de los pocos que sin ser médico pegó laburo en plena cuarentena.

Ojalá que desde ese lugar logre en Buenos Aires que cuando se refiera a Los Monos sepan que habla de una cuenca petrolera que puede explotarse y generar desarrollo en el norte provincial y no a una banda narco rosarina.

Apocalipsis Now

Otra de las actividades a nivel mundial que se desarrolló en plena pandemia es adivinar cuál será la próxima tragedia que pegue a la humanidad. En Japón ya dijeron oficialmente que se preparan para una invasión extraterrestre, en Estados Unidos se entretienen con el avispón asesino, en Brasil con que siga de presidente Jair Bolsonaro ya es suficiente y aquí en Argentina pronostican un más terrenal escenario apocalíptico de default y mucha inflación.

La medición del índice de precios que hizo el Indec en abril le tiró un centro al gobierno nacional, dejándolo en 1,5%, números que no se obtenían desde noviembre del 2017. Sin embargo, en el Noa esa cifra trepó a 2,6% y la de alimentos llegó al 4,7%.

Ahí se encuentra una de las explicaciones de por qué el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) fue un hit en la región, con las seis provincias que lo integran en el top 10 del ranking en relación a la cantidad de beneficiarios/población.

La situación económica preocupa y obliga a buscar alternativas a los meses complicados que se vienen. El ministro de economía Roberto Dib Ashur se reunió esta semana con distintos sectores, incluidos referentes de la oposición. Allí les hizo una visita guiada, mostrándoles a grandes rasgos cómo está con los números la provincia y qué medidas de auxilio se tomaron en Salta en esta pandemia (17 créditos y subsidios: 9 directamente nacionales, 8 mixturados entre Nación y Provincia).

El diputado Julio Moreno, uno de los que participó del tour, dijo que notó al ministro muy calmo y optimista, paradójicamente esa tranquilidad le generó todo lo contrario a Moreno. El diputado olmedista es licenciado en Economía, pero le alcanzó con matemáticas de tercer grado para darse cuenta de que algo no estaría cerrando.

Moreno se basó en el dato de que, independientemente de lo que llega de coparticipación, Salta recaudaba habitualmente entre 1.000 y 1.200 millones de pesos mensuales, en tanto que ahora los ingresos por tributos provinciales se redujeron a 300 millones. Con una simple resta deja en evidencia que existirá un faltante a futuro de por lo menos 700 millones.

Para el legislador, no queda otra salida que una deuda para tapar el bache, ya sea en forma de títulos, bonos o letras, por lo que adelantó que presentará un proyecto para ampliar el límite de endeudamiento que actualmente es de 3,7 % del total presupuestado.

Igualmente, la oposición pide más datos para conocer realmente a cuánto asciende lo que hay que cubrir, ya que la visita guiada lógicamente, al modo de un museo, los llevó por los números habilitados a todo público, pero no incluyó el detalle fino que precisa cualquier autorización para tomar deuda.

Las emisiones de letras no representan ninguna novedad en la provincia. Entre 2016 y 2017 fue una inagotable fuente de financiamiento a corto plazo pergeñada por el tándem Carlos Parodi – Sebastián Gomeza que alcanzó los 2100 millones de pesos, cuando se produjo el cambio de mando y llegó el tándem Fernando Yarade – Emiliano Estrada, su primer objetivo fue justamente cortar esa bicicleta financiera útil en lo inmediato, pero pesada y peligrosa si se alarga en el tiempo.

Básicamente para el Estado vivir de las letras es lo mismo que para cualquier persona pagar el mínimo de la tarjeta de crédito, después de un par de meses te liquidan los intereses.

Volver a la aldea

Y en medio de tantas restricciones y con el centro del país golpeado fuerte con los contagios, la pandemia decanta en la regionalización. El primer paso sería con el turismo, prácticamente la única industria desarrollada que tiene el Noa, pero ya hay planes para extenderlo a otras actividades.

Consumo interno, apoyos a pymes para una producción de sustitución, desarrollo agropecuario y minero sustentable que genere reinversión de las ganancias en la región y salida al mar por Chile son algunos de los conceptos y desafíos a desarrollar en forma coordinada entre las seis provincias de la región.

Quizás esta distopía de cuarentena y fronteras cerradas que trae el coronavirus sea el momento de trascender la mirada puertocéntrica marcada a fuego desde fines del siglo XIX y plantarse como una región integrada al país, pero con dinámica propia.

Cambio de discurso

La semana pasada se habilitaba la fase 4, que traía flexibilizaciones sustentadas en la ausencia de casos positivos y la falta de circulación viral. La confirmación de un quinto caso en Rosario de Lerma hizo sacudir la calma pueblerina y afloraron otra vez actitudes irracionales que se potencian en grupo.

La turba iracunda llegó a apedrear la ambulancia en la que iba la mujer enferma que fue eyectada del pueblo al hospital Papa Francisco. Ella había llegado del sur, con escala en Buenos Aires donde se sospecha pudo contagiarse. Su identidad fue prolijamente filtrada y esparcida a sus coterráneos.

En medio, parte de la dirigencia rosarina actuó como los bomberos, pero no de los que apagan incendios sino de los que arrojan bombas, y la situación a punto estuvo de desmadrarse.

Pero, así como la otra vez la actitud del gobierno provincial rápidamente estigmatizó al enfermo número 4, tildándolo hasta de delincuente por el propio Gustavo Sáenz, en esta oportunidad se puso en la primera línea de contención para bajar la espuma y reafirmar que se continuaría trayendo a los salteños desperdigados por el país que necesitan volver. Un saludable cambio de discurso que también fue oportuno.

Con responsabilidad individual y con supervisión estatal no debería haber complicaciones para tener la situación bajo control, el desafío es que se den ambas cosas.

Bicicletas Now

En donde también anuncian la vuelta de las bicicletas, pero de las de verdad, es en el municipio capitalino. Bettina Romero se crió en Salta pero se formó en Buenos Aires y esa ciudad es su Meca a la hora de planificar el futuro de la capital salteña. Por eso esta semana peatonalizó parte del centro y empezó a trazar bicisendas.

La calle elegida para probarlas, como no podía ser de otra manera, es la Belgrano. En los últimos años esa avenida tuvo carriles exclusivos para transporte público, decenas de repavimentaciones que la hicieron crecer varios centímetros de altura, y desagües que se convirtieron en trampas para ciclistas.

Si en la vida hay que cumplir con las tres premisas de tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, en la intendencia salteña moderna para consagrarse como intendente parece que hay que hacer una obra en la avenida Belgrano, otra en las peatonales y una más en el parque San Martín.

La apuesta es grande, desalentar el uso del automóvil entre los salteños, tan internalizado como las empanadas, Güemes y la fiesta del Milagro, no es tarea fácil, aunque el elevado precio de la nafta es un aliado de peso en el éxito de la misión.

El tiempo dirá si esas bicisendas, pintadas artesanalmente a mano por empleados municipales al borde de la ciática, son usadas como en Buenos Aires o si en un año pasan a ser meras líneas decorativas.