En la fecha 13° del Torneo Clausura del año 2000, un 28 de mayo, River se enfrentó contra Unión de Santa Fe. Esa noche el equipo de Núñez perdió 2- 1 y aquel partido no fue más que una piedra en el zapato, en medio de un campeonato que finalmente terminaría obteniendo los conducidos por Américo "Tolo" Gallego. Pero de aquel encuentro, si se abre el arcón de los recuerdos, lo que aparece son dos cosas: el golazo que hizo, uno metros después de cruzar la mitad de la cancha, el peruano Juan Jayo y el debut oficial de Andrés D'Alessandro en River. Ese día, el joven nacido en el barrio de La Paternal, con la camiseta número 26 ingresaría a jugar unos minutos por Diego Placente y empezaría a ver florecer lo que tanto había anhelado de chico. "Mi sueño es jugar en la primera de River y poder jugar en esta cancha", se lo puede ver decir en un video inédito en You Tube en el año 1993 con El Monumental detrás.


"El Cabezón" o "Mandrake", como lo terminaría por bautizar la jerga futbolera, hace un esfuerzo para recordar algunas impresiones de aquel momento y del otro lado del teléfono, luego de su entrenamiento con Internacional de Porto Alegre. "Tenemos todas las medidas de seguridad que tiene que haber", precisa ante la situación de pandemia que azota. Y lo primero que le dice a PáginaI12 es el nombre de Ramón Díaz. "El que me hizo debutar a mí fue Ramón. Yo estaba jugando en quinta división y él me llevó a Primera. Tuve varios momentos en la tercera y Ramón me llevó a la pretemporada y me hizo debutar en el verano contra Independiente", dice sobre el técnico riojano y aprovecha la oportunidad para destacar: "Fue él el que puso el ojo. Siempre le voy a estar agradecido porque me dio confianza y me mantuvo con la primera hasta que se fue. Seguramente si se hubiese quedado, habría tenido más continuidad esos primeros años".

De todas maneras el jugador, hoy radicado en Brasil, no pierde de vista que su debut oficial fue el día del partido contra Unión y recuerda la sensación que tuvo cuando Gallego miró para el banco y lo llamó. "Creo que perdíamos 2-0 cuando me tocó entrar. El Tolo optó por hacer cambios ofensivos. Me llamó y entré por derecha. Ya ir al banco era un logro importante, nunca me imaginé que después me iba a tocar entrar. Fue emocionante", repasa sobre aquellos minutos previos a pisar El Monumental, que tenía a toda la gente expectante y deseosa de averiguar quién era ese joven que por el carril derecho empezaba a dibujar lo que después se terminó por conocer como "la boba". Una jugada sello de D’Alessandro -bautizada así por Eduardo “Chacho” Coudet (actual técnico de Internacional)- donde se podía ver cómo con la zurda movía la pelota de un lado a otro ante la mirada despistada del marcador.

Mandrake, el memorioso

El enganche (término anacrónico para el fútbol de hoy) del equipo de Porto Alegre, recuerda que le tocó subir a Primera con un equipo que tenía muchas figuras y el aprendizaje que le dejó haber formado parte de un plantel con jugadores más grandes. "Si hacías alguna cagada o se te subían los pajaritos a la cabeza te los bajaban al toque. Eso me hizo muy bien. Tuve compañeros que me marcaron el camino y que me fueron llevando. Hernán Díaz, (Leonardo) Astrada, Celso Ayala, (Mario) Yepes, fueron jugadores que me ayudaron muchísimo", dice y se anima a una comparación que pone eje sobre un mundo que más que esperar te apura a los éxitos y te etiqueta más rápido como descartable. "Antes cuando subías a Primera, un grupo de jugadores o un plantel tenía veinte jugadores grandes y cuatro o cinco jóvenes, hoy es lo contrario. Cambió mucho el fútbol respecto a eso. El vestuario cambió mucho. En el Inter soy el más grande y me tengo que adaptar a los pibes. Tengo que entender un poco más su cabeza, tratar de no volverme loco, tratar de explicar y buscarle la forma de que entiendan. Hoy es más difícil todo, los jóvenes vienen más complicados”, reflexiona.

"La vida es una gran sala de espera”, cantaba Andrés Calamaro en Los Rodriguez. Si bien aquella canción ponía el acento en los diez años después, se puede tomar prestada para hablar de veinte años después. A sus treinta nueve años, mientras el tiempo lo sigue arrinconando y lo va poniendo cada vez más afuera del campo de juego, D'Alessandro está en su sala de espera y baraja varias opciones para cuando llegue el momento de colgar los botines. ¿Técnico? ¿Manager? "No tengo claro que voy hacer pero está dentro de una las posibilidades. Puede ser manager, técnico. Mientras me sigo preparando y pensando para cuando llegue ese momento. El año pasado empecé a dar unas charlas en el interior de Porto Alegre contando un poco mi experiencia, los puntos fuertes que me llevaron a ser jugador de fútbol y trato de transmitir un mensaje para la vida en general porque puede servir para cualquier trabajo".

Andrés D'Alessandro, durante un entrenamiento con el Inter de Porto Alegre. (Prensa Internacional)

La primera opción, cuando se lo escucha hablar de fútbol, parece ser una de las más fuertes. Su acento en lo que refiere a la conducción técnica, al igual que muchos jugadores de camadas cercanas que después terminaron siendo técnicos, tiene como referente fuerte a Marcelo Bielsa. En sus primeros pasos en la selección mayor, lo tuvo como entrenador y muchas de las cosas de su forma de trabajar lo marcaron. "Marcelo es uno de los mejores entrenadores con los que trabajé. Revolucionó la forma de jugar. Nadie en ese momento, imaginaba que se pudiese jugar 3-3-1-3. Un tipo intenso que no te deja relajar, que te exige, pero te ofrece un montón de cosas que te hacen bien. Un tipo justo y sincero, que muchas veces me sacaba de la cancha y me explicaba por qué sin necesidad de hacerlo. Te marcaba los errores. Te agarraba después del partido y te ponía el video del partido y te decía por qué hiciste esto, esto o aquello".

Al día de hoy, más allá de las conjeturas sobre su futuro, lo cierto es que D'Alessandro todavía tiene contrato con Internacional hasta diciembre de este año. "La intención siempre es seguir pero tengo que ver cómo llegó mentalmente también", reconoce. Por ahora se entrena para estar a tono cuando llegue el momento de empezar a jugar. "Hoy por hoy si no estás bien físicamente te pasan por arriba. Hoy solo con la calidad, o jugando bien, no te alcanza", dice, y se muestra agradecido con su presente, aunque a punto de quebrar la voz, también agradece esa temporada 2016 en la que volvió a vestir la camiseta de en River y pudo obtener dos títulos (Recopa Sudamericana y Copa Argentina).

¿Qué significa River en tu vida?

-River me dio todo. Me abrió las puertas al fútbol, prácticamente me dio de comer, me dio colegio, me dio la posibilidad de darle una mejora a mi familia, de comprar una casa. Todo lo que tengo y todo lo que le pude dar a mi familia me lo dio River.