Dagmar Hagelin fue conocida como “la joven sueca" secuestrada por el grupo de tareas de la Esma en 1977. A ella estuvo dedicada este sábado 30 de mayo “La vista de las cinco”, una actividad con la que cada mes se homenajea a los detenidos desaparecidos, en el Museo Sitio de Memoria Esma, Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, tal el nombre completo del lugar que hoy es un emblema histórico.

Allí, y en forma remota, dadas las condiciones que impone la pandemia, se realizó esta visita abierta al público y con invitados especiales. El hermano de Dagmar, Jonathan Hagelin, desde Suecia; Mercedes Carazo y Silvia Labayru, sobrevivientes del campo, el embajador sueco Anders Carlsson y la cronista del evento, Stella Segado, junto a las autoridades del museo.

Fue Horacio Pietragalla, secretario de Derechos Humanos, el encargado de dar inicio a esta visita, presentado por Alejandra Naftal, directora del museo. Pietragalla agradeció la presencia de todos y en espacial del embajador de Suecia, por la solidaridad “que en aquellas épocas difíciles de Argentina, ese país expresó con las compañeras y los compañeros que sufrían la persecución en Argentina”. Aun lamentando la circunstancia en la que se realizaba la videoconferencia, destacó lo importante de sostener la actividad, para fortalecer la lucha por estas políticas de Estado. “Nunca hay que bajar la guardia, hay que mantener viva la memoria” sostuvo.

Alejandra Naftal presentó luego un video donde el padre de Dagmar, Ragnar Hageling cuenta la historia del secuestro de su hija, joven militante de Montoneros, hilvanando fotos con su relato emotivo y preciso. El corto cuenta cómo la joven, de 17 años, escapa corriendo de sus secuestradores en un barrio de Buenos Aires, y Alfredo Astiz le dispara a la cabeza. Algo que luego será contado por las sobrevivientes que la vieron en el campo de concentración que era la Esma.

Una carta de Laura Waisman, hija de una hermana de Dagmar por parte materna, se sumó al homenaje “para recordar y honrar la memoria de Dagmar y de mi abuela por su búsqueda de justicia, por su lucha y valentía”. Y el embajador Carlsson realizó luego un detallado agradecimiento a la familia Hagelin por la búsqueda incansable de su hija, y también al Museo por la actividad que realiza. Carlsson dedicó un especial reconocimiento al padre de Dagmar, de quien dijo “sus pensamientos van a quedar por siempre, porque él está aquí, en este homenaje a su hija”. Y destaco la relación con Argentina “como socios en el fortalecimiento de los derechos humanos y esperando seguir trabajando en conjunto, a nivel multilateral”.

Con un audio, estuvo presente también de Cristian Hagelin, uno de los hermanos mayores que viven en Argentina. Agradeció a la embajada por el apoyo que dio a su familia y por el compromiso con la búsqueda de verdad y justicia. “Eso logró hacer de esa búsqueda una causa nacional en aquel país y hacerla conocida internacionalmente”, sostuvo. “Lamento que el 29 de noviembre de 2017 en que pude presenciar la sentencia del juicio, condenando a cadena perpetua a Astiz y a todos los que participaron, mis padres no hayan estado. Pero pude estar con Estela de Carlotto y con un representante de la embajada sueca, y recuerdo estar muy emocionados porque finalmente Dagmar recibió justicia. Será recordada como lo que fue, una luchadora social”.

Jonathan Hagelin vive en Estocolmo, no llegó a conocer a su hermana. “Pero me siento afortunado de estar con ustedes desde esta lejana Suecia, estoy orgulloso de estar en nombre de mi padre. Yo, que no conocí a Dagmar porque nací en el 83, pero la conozco por el activismo de mi padre. Que nunca se rindió aunque sufrió muchas amenazas, que rescató a Dagmar como una chica que ayudaba a los demás y que tenía dos pasiones en su vida: le gustaba cantar y viajar”, recordó. 

Jonathan contó que Dagmar le dejó a su madre una carta donde decía: “No sé si amo a la vida porque es maravillosa o si la vida es maravillosa porque yo la amo”. "Esas palabras las llevo escritas en mi cuerpo, con un tatuaje cerca de mi corazón”, dijo. También contó cómo su padre luchó por la búsqueda de verdad no sólo por Dagmar, sino por todos los desaparecidos en Argentina. Le dedicó un párrafo al lamentable papel “de los militares en la Guerra de Malvinas” y terminó felicitando al museo por el trabajo de memoria que realizan “en nombre de toda mi familia”. Muy emocionado, proclamó las consignas: “Ni olvido ni perdón y nunca más, muchas gracias”.

Mercedes Carazo, que participó por primera vez de las Vista de la Cinco, como sobreviviente de la Esma, dio testimonio en el juicio por Dagmar, por haberla visto en el centro clandestino. Carazo ayudaba en los trabajos de física y matemáticas a los guardias del centro y, como a veces no le ponían la capucha, pudo ver a Dagmar un día en que la llevaban por los sótanos de la Esma, en una habitación, cuenta. “Si bien no se pudo salvar su vida –explica–, el rol de la embajada fue crucial para que se conociera lo que estaba pasando. Para nosotros fue una lucecita saber que Suecia estaba difundiendo esto a nivel internacional”.

Luego Silvia Labayrú, quien también como sobreviviente dio testimonio en muchos juicios, explicó, desde España, que por primera vez participaba de un homenaje, y contó cómo se dio en el campo “el traslado de Dagmar”, en referencia a los vuelos de la muerte. “Nunca se está preparado para morir, menos cuando se tienen 17 años”, sostuvo. Describió pormenorizadamente cómo la vio en la Esma, y agradeció muy especialmente al Estado sueco “por la la inestimable solidaridad que recibieron los exilados argentinos, porque yo fui exiliada en España y podría haberlo hecho en Suecia, y no todos los países facilitaron el apoyo que sí tuvo el estado sueco. Dagmar, no has sido, ni serás olvidada”, concluyó.

Estela Segado, especialista en archivos de derechos humanos, explicó la tarea de reconstrucción en torno a la memoria. “Pienso que mi tarea tiene una idea del tiempo, al igual que toda política de memoria, que es poner el pasado adelante porque la única manera de que el futuro nos sirva, es tener a la historia adelante”. Describió el trabajo de la recuperación de testimonios, “en paralelo a la recuperación de los documentos que hilvanan las memorias”. Esto permite construir las políticas públicas de memoria, verdad y justicia “que estamos haciendo en forma seria desde 2003”.

Más de 500 participantes siguieron el evento transmitido por el canal de YouTube del Museo, podrá verse nuevamente por sus redes sociales. Y en tanto las condiciones sanitarias impongan cuarentena, se podrá participar virtualmente de los próximos homenajes, el último sábado de cada mes.