El Centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia (CAINA) es uno de los cinco paradores del gobierno porteño para menores de edad en situación de calle, donde el sábado pasado se confirmó el primer caso positivo de Covid-19. El colectivo de trabajadores del centro exige que el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat establezca un protocolo que preserve la salud de niñes, adolescentes y trabajadores ante la falta de espacios edilicios adecuados para cumplir el aislamiento y falta de personal para poder contener a los jóvenes y cumplir con el protocolo para casos sospechosos. 

"Como colectivo de Trabajadores nos negamos rotundamente a que la desidia de las autoridades nos exponga sistemáticamente al contagio, tanto a nosotros como a los niños y adolescentes alojados", denunciaron en un comunicado conjunto los operadores del centro, que arrastran reclamos desde antes de la pandemia, entre otros, la precarización de los operadores contratados por salarios que están por debajo de la canasta familiar sin ART, obra social ni aguinaldo.  

Les trabajadores encendieron las alarmas luego del ingreso de un joven asintomático el viernes pasado, que un día después fue confirmado por Covid-19. Desde el Ministerio de Desarrollo Humano aseguraron a este diario que "el protocolo se cumplió" y que el joven permaneció en aislamiento, sin presentar síntomas, hasta que fue testeado, dio positivo y quedó internado en un hospital. "Se están incorporando otros jóvenes en la misma situación, sin las medidas de prevención necesarias", habían denunciado les trabajadores en abril, dos meses antes de que se registre este primer positivo

Daniel Rojas, psicólogo, trabajador del Caina y delegado gremial por ATE Capital, explicó a este diario que lo que desde el gobierno porteño llaman espacio de aislamiento, se encuentra en el mismo espacio que la zona convivencial separados por una placa de madera, que no llega hasta el techo, y que fue colocada pocos días antes de que se registra el caso positivo.  

"Si no insistíamos para que coloquen esa división, hoy el CAINA estaba lleno de positivos", lamentó Rojas. "Los lugares de aislamiento en este contexto se hacen así", sostuvieron desde el Ministerio que encabeza María Migliore. La ministra anunció anoche que se saldría a testear a personas en situación de calle, luego de varios meses de pandemia en los que se llegó a cerrar un parador de adultos y se denunciaron múltiples deficiencias en el sistema para resguardar a ese sector de la población .  

El delegado del CAINA precisó a este diario que el espacio de "aislamiento" además no puede ser efectivo porque el centro no cuenta con el personal necesario para asistir a los jóvenes en equipos separados, que permitirían no cruzarse y tener días de aislamiento en caso de que exista un casos sospechoso. De hecho, la noche en la que ingresó el joven que resultó positivo, tuvo contacto con la misma coordinadora terapéutica y el mismo coordinador, que tenían contacto con los jóvenes que permanecían alojados en el lugar. 

El reclamo de establecer un protocolo particular para ese centro frente a la falta de espacios adecuados y falta de personal se viene exigiendo con el respaldo de la Defensoría del Pueblo porteña, que consiguió hace poco menos de un mes que desde la Dirección de Niñez se aseguren los testeos en el hospital Muñiz de los nuevos ingresos. "Ocurrió varias noches que ante la falta de personal para acompañar a los chicos al hospita a hacer el testeo, eran ingresados igual", advirtió Rojas. 

Después de casi una semana de haber sido detectado el caso positivo y por pedido de la Defensoría del Pueblo, las autoridades del gobierno de la Ciudad enviaron este jueves a un equipo que realice un hisopado entre los menores de edad alojados y el personal que mantuvo contacto estrecho. La expectativa de les trabajadores es que un protocolo particular asegure un espacio en el propio hospital para que quienes ingresen al centro esperen el resultado allí. 

El CAINA arrastra reclamos del personal desde antes de la pandemia y, sin ser resueltos, pasó de ser un centro de día a un centro de permanencia de 24 horas. De los 30 trabajadores con los que contaba el espacio a fin de año pasado, solo quedan 10 en un espacio que está preparado para recibir a 14 jóvenes y por el que ya han circulado más de 30 en los últimos meses, todos ellos con problemas de salud y consumos problemáticos. La falta de recursos hace de difícil cumplimiento el objetivo de que cumplan el aislamiento en el centro. 

"Hay un déficit importatísimo de personal. Los compañeros que se van no están siendo cubiertos desde hace meses. El CAINA nos es un parador cualquiera ni un depósito de pibes sino el abordaje de una perspectiva integral de los chicos", reclama Rojas. El colectivo de trabajadores denuncia que el personal enviado por la Dirección de Niñez porteña es derivado de ONG, sin la formación adecuada, o que se llegó a mandar a un chofer del Ministerio de Desarrollo para cubrir un puesto. 

En los 80 días de pandemia, los reclamos tampoco lograron torcer la situación de contar con un psiquiatra que pueda acompañar a los usuarios del servicio, la mayoría de ellos con problemas de consumos problemáticos, de forma permanente y solo cuentan con un profesional que visita el centro dos veces por semana. Además, solo se ofrecen 3 talleres lúdico recreativos para quienes intentan resistir y cumplir el aislamiento en el centro, cuando anteriormente se ofrecían dos por día.