El pasado no es solo historia, es también memoria. Reconocemos los mejores tiempos solo cuando los dejamos atrás, y mientras nos roban las calles dormidas descubrimos en las viejas rutinas el placer extraño de lo conocido. La vida reclama sus ceremonias cálidas, desnudas, la atención al detalle. A Lionel Scaloni, actual entrenador de Selección Argentina, la vida de hoy, en medio de la pandemia, lo sostiene desde lo íntimo, desde el cuidado, desde la mesura, y también desde el desconsuelo: “Muchos de los muertos se han ido sin poder despedirse”, dice en este diálogo intimista con Líbero

-El confinamiento produce un cierto desequilibrio: un desquiciamiento relacionado con expectativas suspendidas y arrasadas, con la incertidumbre y el miedo, con el encierro y la distancia. ¿Se ha acomodado a esta realidad?

-Te vas acostumbrando. Es un proceso lento de adaptación. La situación es extraña porque tu rutina se para de golpe y de una manera determinante. A mí me ha cambiado la vida por completo. Soy una persona tremendamente activa y el aislamiento se me hace muy cuesta arriba. De todas formas la costumbre te acomoda, y consigues darle importancia a cosas que antes no habías reparado en ellas, no la echabas en cuenta.

-¿Cómo percibe esta pandemia que está siendo tan devastadora para la humanidad, con consecuencias tan difíciles de asimilar, con un gasto social enorme, emocional, de pertenencia?

-Está siendo terrible. Es casi imposible digerir lo que ha ocurrido, y lo que está ocurriendo. Tu cabeza se resiste a asumirlo. La tragedia es que se han ido miles de vidas, y muchas sin poder despedirse de los suyos, sin despedirse de una manera digna.

-Este virus ha distorsionado en gran medida nuestra percepción del mundo en que vivimos: ¿Es necesaria una sociedad un poco menos individual y más colectiva?

-En esta crisis se ha dejado a un lado la parte egoísta del ser humano y se está pensando como sociedad. Quiero creer que esta tragedia va a servir para concientizar a la gente. También es importante exigir a los diferentes gobiernos que inviertan el dinero en asuntos verdaderamente importantes y necesarios, como la sanidad y la investigación.

 

Lionel Scaloni hereda esa forma de mirar al mundo a través de un velo de sensaciones, viendo las cosas tal como son, sin veladuras de fantasías, o de engaños de expectativas, asumiendo la realidad de hoy, concreta, temporal, de lenguajes íntimos, de diálogos verdaderos; ahora que hemos aprendido a añorar las pequeñas virtudes de la vida corriente, las asombrosas conquistas cotidianas.

-¿Se ha vuelto a la vida minúscula, a los pequeños placeres?

-Así es. Le das mucha más importancia a las pequeñas cosas, que antes no contaban.

-¿Por ejemplo?

-Como hacer un bizcochuelo con mis hijos, sin demasiado éxito. Paso mucho tiempo jugando con ellos, compartiendo su tiempo.

-En ocasiones el desprecio humano acaba con nuestra capacidad de asombro. Hay muchas razones para ser apocalíptico. A los cuatro jinetes se le podrían sumar dos más: la discriminación y el miedo al otro.

-Sin duda. La pandemia ha acrecentado la discriminación y los miedos, el miedo al otro también. Es una labor de todos erradicar definitivamente estos males sociales. De todas maneras creo que nos tenemos que quedar con que en esta crisis también ha aparecido el lado más bondadoso, más responsable, más solidario de las personas. Como decía con anterioridad, hemos controlado la parte egoísta de la sociedad y se ha pensado en conjunto, en todos.

-En estos tiempos de incertidumbre y de desasosiego los amigos se ausentan, la familia se reduce, la soledad se magnifica. El mundo de hoy se respira desde los balcones. ¿Urge cambiar de sitio o de mirada?

-La tragedia está siendo enorme, terrible, por lo cual la mirada debe ser diferente. Sinceramente, el confinamiento no ha sido fácil, ni está siendo fácil. Lo más complicado es el alejamiento de la familia en su forma más amplia, es un tema delicado de asumir. Es como si te faltara algo, pero es la realidad que hoy nos toca vivir. En lo personal necesito de la actividad. No es fácil.

-El mundo esta afrontando, y va a afrontar, una crisis económica de dimensiones desconocidas, muy profunda, con una recesión de características similares a la de 2008.

-Es verdad. Muchos países están teniendo graves problemas económicos, pero con el tiempo se van a recuperar, con el tiempo saldrán adelante. Lo que no vamos a recuperar son las vidas humanas perdidas, y la recuperación de las familias de los que se han ido sin poder despedirse.

- ”Noches extremas, días eternos”, escribía Whitman. ¿Cómo es su día?

-Mi día comienza pronto, con bastante actividad. Una hora de bicicleta en el rodillo. Luego compagino clases de inglés con variados análisis de partidos de fútbol. El resto de la jornada lo llenan mis hijos. Con ellos juego al fútbol, hacemos puzzles, vemos películas de Disney, y puedo decir que me las conozco todas.

-En este escenario tan complicado, edificado por un virus diabólico que no deja de mutar, donde el mundo contiene el aliento y la saliva: ¿Cómo debemos afrontar el inicio de la actividad futbolística?

-Poco a poco. Tenemos que ir poco a poco. Sería una irresponsabilidad muy grande empezar y adelantar el inicio del fútbol antes de reunir ciertas condiciones de seguridad. Tenemos que tener paciencia y comenzar cuando todos estemos seguros que es conveniente hacerlo.

-¿En estos momentos es partidario del confinamiento y del aislamiento por encima de cualquier acontecimiento deportivo?

-Sí. La salud de las personas está por encima de cualquier evento deportivo. Hasta que no consigamos un marco de seguridad total debemos esperar, tener paciencia.

-El fútbol femenino ya es una realidad objetiva. ¿El apoyo es suficiente?

-De mí parte tienen todo mi apoyo. Me gratifica su progreso, su desarrollo. Creo firmemente que disfrutaremos del fútbol femenino como hacemos con el masculino.

(*) Ex jugador de Vélez, y campeón Juvenil en Tokio 1979.