El juicio por el crimen de Agustín Marrero, el niño de 5 años asesinado en 2015 tras recibir una paliza en su casa del barrio porteño de Flores, y por el que está siendo juzgado su padrastro como presunto autor, comenzó con un escándalo cuando la madre de la víctima, también imputada por el caso, insultó e increpó al fiscal del debate porque le preguntó con quién vivía actualmente el niño muerto.

El juicio tiene como principal imputado a Leandro Sarli (35), como presunto autor material de la paliza que le causó la muerte al niño. Pero también llegó a juicio, aunque en libertad, Bárbara González Bonorino (32), madre de la víctima y por entonces pareja de Sarli, a quien se le atribuye el homicidio por no haber denunciado la violencia que ejercía el hombre sobre el niño. La acusación no tuvo en cuenta que ella misma era víctima al mismo tiempo del maltrato de su pareja. Si la declaran culpable, le corresponderá prisión perpetua. Subsidiariamente, el fiscal que tuvo a cargo la instrucción, Sandro Abraldes, la imputó por un “abandono de persona agravado”, cuya pena máxima podría alcanzar 20 años de cárcel.

En el inicio del debate ante el Tribunal Oral en lo Criminal 13 porteño, el martes pasado, Sarli se negó a declarar. El escándalo ocurrió cuando llegó el turno del interrogatorio personal de González Bonorino.

La acusada dio sus datos filiatorios y cuando en el tribunal le preguntaron si tiene hijos, ella contestó que era madre de “Agustín” y de una niña. Aclaró que esa nena vive actualmente con su padre biológico, quien vivía en Villa Gesell al momento del crimen y es el único que fue aceptado como querellante en la investigación.

Luego fue el turno del fiscal del juicio, Julio César Castro.

–Usted nos dice que la nena vive con el padre, ¿y Agustín? –preguntó, cuando el niño está muerto y su homicidio es el eje del debate.

–¿Me estás jodiendo? –contestó González Bonorino y comenzó a insultarlo.

Castro, al darse cuenta de su error, pidió disculpas y dijo que estaba con “un problema personal”.

La situación obligó a que el tribunal pasara a un cuarto intermedio del que el fiscal Castro no volvió y los jueces decidieron suspender la audiencia y posponer el juicio hasta ayer, que continuó con la indagatoria de la madre. La mujer, quien afirmó que ella también era víctima de la violencia de su pareja, declaró que una sola vez vio que Sarli le pegaba a su hijo, por lo que le ordenó que no lo hiciera más, y añadió que no sabía que esas palizas eran reiteradas porque los niños no le contaron nada.

En la etapa de instrucción, el fiscal Abraldes requirió que se investigara además la responsabilidad penal de la niñera, la maestra y la directora del jardín al que iba el nene y de cinco vecinos por haber omitido denunciar que el niño era golpeado, pero la jueza de instrucción Silvia Ramond rechazó ese pedido y solo envió a juicio al padrastro y a la madre. En su momento, el entonces ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, separó a las dos docentes por no haber advertido la situación que vivía Agustín, aunque al no haber acusación penal en su contra y tras una serie de reclamos gremiales finalmente fueron repuestas en su cargo.