El vecino del barrio Finca Independencia, Ariel Aguirre, de 43 años, se recupera de graves heridas infligidas con balas de goma por la Policía de Salta. Perdió la visión del ojo derecho, donde le pegaron un tiro. Además, recibió seis impactos en la pierna izquierda. 

Aguirre contó a Salta/12 que un policía fue a tomarle la denuncia cuando estaba internado en el Hospitl San Bernardo pero que grabó su testimonio con un celular y lo hizo firmar en blanco; que fue a la Fiscalía de Derechos Humanos donde se negaron a tomarle la denuncia diciendo que ya había una a su nombre, pero no se la leyeron.

La madre del hombre pudo denunciar días después en la misma Fiscalía de Derechos Humanos a la Policía por abandono de persona y vejaciones calificadas. "Cuando yo fui no me dijeron nada de esa denuncia que hizo mi mamá. Solo me dijeron que había una denuncia a mi nombre", manifestó Aguirre a Salta/12. 

"Hasta la fecha no sé nada de la denuncia. No tengo plata para pagar un abogado particular, si tuviera me parece que se movería la causa. Creo que se va a apañar a la Policía y van a tapar todo", se desanimó. 

Aguirre era vendedor ambulante, pero puede salir a trabajar y no tiene ingresos económicos, y tampoco recibe asistencia estatal. Denunció que un grupo de policías le dispararon y lo dejaron abandonado. Tras llamados de vecinos lo trasladaron desde el SAMEC al Hospital San Bernardo, donde le reconstruyeron el ojo derecho pero no pudo recuperar la visión, aunque él alberga esperanzas de volver a ver. También lo operaron de la pierna y aún tiene un drenaje, en el Hospital le explicaron que le sacaron seis perdigones de bala. Aún toma medicamentos para esas heridas que se le infectaron. 

Aguirre relató que este hecho de violencia policial se cometió el pasado 14 de junio alrededor de las 6 de la madrugada. "Me habían invitado a un cumpleaños en barrio La Paz. Yo estaba en una casa familiar. Tres chicos salieron a comprar en moto y volvieron porque los seguía la Policía. Cuando pararon la moto en la vereda les empezaron a pegar, ellos intentaron defenderse, entraron adentro. Cerramos la puerta e hicimos fuerza para que la Policía no ingrese porque no tenían orden para entrar", contó. 

El hombre dijo que los policías pateaban la puerta e insultaban, "querían que salgan los chicos que habían entrado". "Primero creo que eran cuatro efectivos en un móvil, después llegaron más policías de refuerzo, como dos patrulleros más. Decían 'que salgan o vamos a entrar y les vamos a hacer aca todo y los vamos a reventar a todos'. Eran palabras de patoteros", sostuvo Aguirre.

El hombre indicó que primero hubo un disparo al aire. "Yo me asusté, quería buscar refugio. Choqué para atrás con una de las mujeres. Después dispararon de nuevo, y ese impacto me dio en el ojo. De afuera hicieron los disparos para adentro. Después de ese impacto no recuerdo más nada. Testigos dijeron que los policías me dejaron tirado. Que no llamaron a la ambulancia", relató. 

"Ni sentí cuando los policías me dieron con los tiros en la pierna izquierda de donde los médicos me sacaron seis perdigones de bala de goma. No sé cómo me lo hicieron porque ya estaba inconsciente. Me dí cuenta que estaba herido en la pierna cuando me estaban haciendo la revisión médica en el San Bernardo. Tengo pérdida total de la vista. No puedo ver nada hasta la fecha. La médica me dijo que tengo que seguir esperando no quiere darme falsas esperanzas", prosiguió Aguirre.

"No tengo dinero. Nadie se hizo cargo, ni la Policía ni el gobierno", lamentó. Dijo que su madre, que cobra la jubilación mínima, le ayudó con la compra de medicamentos, unas pastillas le costaron $1.400 y tres gotas alrededor de $2.500.

Aguirre planteó que en el domicilio esa noche del apremio policial no había "ni música fuerte, había un parlante rechiquito. Tampoco hubo un enfrentamiento entre patotas como dijeron, nada que ver". 

"Quiero que los policías paguen lo que tengan que pagar. Yo creo que no son todos iguales de atrevidos y malos pero debería haber un control sobre la Policía. Espero que se haga justicia con esto. Deberían pararles la mano con tantas denuncias que están entrando por abuso policial", manifestó Aguirre. El vecino se refirió a Carlos Avalos, a quien le disparon la semana pasada también en el ojo y él se enteró cuando fue a un control en el hospital porque lo estaban operando. Consideró que debería relevarse la cantidad de gente que termina hospitalizada por violencia policial.

Contó que la noche en que fue herido hubo nueve detenidos, incluso un menor de edad, a quienes la Policía denunció por resistencia a la autoridad, amenazas y lesiones. Aguirre indicó que estas personas fueron golpeadas, son en su mayoría integrantes de la misma familia que no quiso hacer pública la situación que vivieron y no han denunciado hasta el momento. "Había chicos que estaban durmiendo y los sacaron pegándoles. Destrozaron cosas de la casa, el baño", precisó Aguirre.

"Los policías dicen que hacen tarea preventiva pero van a patotear y después se hacen las víctimas", expresó en cuanto al proceder de los efectivos.