Durante cuatro duras jornadas de protesta, cientos de personas que se desempeñan en comedores comunitarios de la ciudad de Buenos Aires realizaron ollas populares en distintos puntos de la Capital Federal para visibilizar su trabajo y exigirle al gobierno porteño que los designe formalmente como trabajadores esenciales. Están en la primera línea de contención del hambre producto de la pandemia de coronavirus en los barrios más pobres y apenas son reconocidos como "voluntarios".

La última jornada de “Ollas en Villas y Barrios Populares de CABA” fue el 9 de Julio frente al Obelisco. Hasta ahora, ningún funcionario los recibió ni dio indicios de hacerlo. Entonces, como una forma más de visibilizar esta realidad, decenas de personalidades de la cultura se sumaron al reclamo.

Las actrices Cecilia Roth y Mercedes Morán, los actores Osvaldo Santoro y Gustavo Garzón, el humorista Diego Capussotto, la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, y la cantante Mavi Díaz, entre muchos otros, grabaron sus mensajes que adhieren al lema de la campaña: “Somos esenciales. Por el reconocimiento de nuestras tareas. Larreta hacete cargo”.

El reclamo fue lanzado en el marco de la Jornada Nacional de Lucha de la Federación Nacional Territorial (Fenat), la CTA Atónoma-Capital, Somos Barrios de Pie, el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) y la Federación de Organizaciones de Base (FOB). Fue realizada durante cuatro jueves consecutivos y el cierre fue esta semana. Pero la lucha continúa.

Así como los médicos y enfermeros están en los hospitales, quienes trabajan en los comedores “son personas que están en la primerísima línea de contención de la pandemia, donde la demanda se multiplicó. Ponen sus casas, las ollas, compran las garrafas, los elementos de limpieza y tienen el compromiso diario de trabajar horas y horas gratis”, puntualizó a Página/12 el titular de la CTAA-Capital, Pablo Spataro.

Según los datos oficiales, en la ciudad hay al menos 417 comedores y merenderos. Por allí pasan diariamente 117 mil personas. También hay otros espacios, como casas de la cultura, asistencia sanitaria y bachilleratos populares, donde los promotores de las organizaciones sociales siguen conteniendo a los vecinos de villas y asentamientos.

“Si calculamos cinco personas por cada espacio comunitario y a cada una se le otorga el equivalente a un salario mínimo vital y móvil, que es de 16.875, lo que necesitaría el gobierno de la Ciudad representaría solo el 3,1 por ciento del presupuesto de su Ministerio de Desarrollo Social”, precisó Spataro.

Este pedido, con propuesta de cálculo de costos incluido, hasta ahora “no tuvo respuesta”. Y la pandemia continúa y las medidas de aislamiento obligatorio, también. Sin embargo, “esa cientos de personas siguen dando su servicio en los comedores, hacen un trabajo no pago”, añadió el dirigente.

Durante estos meses, los representantes de las organizaciones sociales mantuvieron reuniones con funcionarios porteños para dialogar sobre las acciones en el marco de la emergencia alimentaria. Pidieron insumos y herramientas sanitarias para esos lugares. Hubo también un incremento económico de las ayudas. Pero del reconocimiento salarial, por ahora nada.

Aún así, “vamos a continuar con nuestro justo reclamo porque tiene la solidez de que sabemos que el dinero está y que si el gobierno porteño tuviera la voluntad de resolverlo, lo podría hacer”, remarcó Spataro.

Por este motivo, varias personalidades de la cultura se sumaron al reclamo a favor de quienes están resolviendo urgencias en los sectores más golpeados por la crisis económica y la pandemia. “Recibimos un sinfín de adhesiones y palabras de aliento y respaldo, y lo agradecemos”, remarcó el gremialista.

“Los que cocinan, los que colaboran psicológicamente, con la salud, solidariamente entregando horas y salud al servicio de la gente que más lo necesita, deben ser reconocidos como trabajadores esenciales, porque lo son”, afirmó Gustavo Garzón en su mensaje.

Para Cecilia Roth, “los verdaderos trabajadores esenciales son los que se acercan a las villas y barrios populares a dar de comer, a vacunar, a hacer trabajos de género y ayudar a convivir en nuestra nueva forma de vivir”.


Mercedes Morán rescató el trabajo de las promotoras sociales “siempre estuvieron en la primera línea, no solo a partir de la pandemia”. Por su parte, Claudio Tolcachir sostuvo que “mientras hay gente en los medios de comunicación operando y son considerando esenciales, hay gente que está alimentando, cuidando, abrigando y conteniendo a los que más lo necesitan, y no son considerados de esa manera”.