La mayoría de las economías occidentales mostró una falta de capacidad notable para poder coordinar la sociedad ante el shock sanitario del coronavirus. Esto trae a flote un debate de larga data. Se trata de una discusión que en las últimas décadas pareció opacarse pero ahora se encuentra muy presente: las ventajas de la planificación respecto de la libertad del mercado.

Las posibilidades de enfrentar la crisis sanitaria con éxito y poder mantener en marcha una economía se reducen drásticamente en la medida que las respuestas son individuales en lugar de colectivas. En los últimos meses hubo un curso acelerado para entenderlo y los datos publicados a partir de julio brindan argumentos para la corroboración empírica.

En uno de sus últimos informes el Instituto Internacional de Finanzas -una de las instituciones con más influencia global por monitoreo de las variables económicas- adelantó que en China la recuperación comenzó a ser en forma de V.

Sus indicadores adelantados de actividad arrojaron un crecimiento del 2 por ciento en el segundo trimestre con normalización de la industria y las exportaciones.

La calidad de este indicador no puede ponerse en duda por ningún analista con intenciones de desacreditar a China. El Instituto Internacional de Finanzas tiene el patrocinio de los grandes bancos de occidente.

Estos datos son la contracara de la otra potencia. Estados Unidos no termina de resolver sus problemas sanitarios y otra vez las voces influyentes plantean que el mercado interno no tiene la capacidad de recuperarse rápidamente en los próximos meses.

La semana pasada el premio nobel de economía Paul Krugman fue uno de los más críticos: “El próximo desastre está a pocos días de distancia. Millones de estadounidenses desempleados enfrentan una catástrofe inminente”.

El economista usó un solo dato para mostrar la falta de manejo de la crisis sanitaria. Florida tiene un promedio de muertes diarias por coronavirus que es casi idéntico al de toda la Unión Europea, la cual tiene una población 20 veces mayor.

“Ahora otro desastre, esta vez económico en lugar de epidemiológico, está a solo unos días de distancia” y planteó que la Ley Cares permitió ampliar algunos beneficios para los segmentos afectados por la pandemia y evitar que las consecuencias sobre la pobreza se agudicen en una economía que perdió temporalmente 22 millones de empleos.

“Desafortunadamente, todos esos beneficiarios ahora están a punto de ser arrojados por la borda”. Aseguró que el 25 o 26 de julio millones de trabajadores verán que sus ingresos caen en un 60 por ciento al dejar de recibir los suplementos estatales.

“El Gobierno está muy por detrás de la curva del coronavirus. Todavía están hablando de una recuperación en forma de V que nos llevará de vuelta al pleno empleo, haciendo innecesaria la ayuda especial a los desempleados”.

Krguman aseguró que “los funcionarios son ajenos a lo que todos los demás ven: una economía que está tropezando nuevamente a medida que el coronavirus vuelve a surgir”.

En el Congreso no terminan de ponerse de acuerdo en la extensión de beneficios sociales como los cheques semanales de 600 dólares que tienen su último vencimiento a finales de julio y llegan a millones de beneficiarios. La demanda agregada podría desplomarse.

* Analista financiero.