Finalmente, el Tribunal Oral en lo Federal Criminal 1 de Salta absolvió a Raúl Roberto Cardozo Subia de la acusación de tentativa de contrabando de cocaína con fines de comercializarla por la que cumplió un año y cinco meses de prisión preventiva, desde que fue detenido el 1 de marzo de 2019 en el pueblo de Aguas Blancas, que linda con la ciudad de Bermejo, ubicada en Bolivia, del otro lado del río homónimo. 

La decisión de los jueces Federico Díaz y Marcelo Juárez Almaraz y de la jueza Marta Liliana Snopek coincidió con el de la propia Fiscalía, que también solicitó la absolución por considerar que la acción del trabajador de frontera no pudo evitar caer en lo que técnicamente se conoce como "error de tipo invencible", en el que el autor de un acto punible no puede evitarlo, y que excluye la responsabilidad penal porque no existe el dolo, la intención. 

Cardozo Subia es un jornalero analfabeto, nacido en el seno de una familia pobrísima del pueblo de Yunchará, en el departamento (equivalente a una provincia argentina) boliviano de Tarija, lindante con Argentina, ya de adulto se estableció en Bermejo, donde se desempeñaba como "bagayero", trabajador de frontera con las chalanas (botes) cruzando el río Bermejo y cargaba bultos a cambio de un pago "a voluntad". 

En esa tarea, el 1 de marzo de 2019 cargó una "lona" a pedido de una pareja, Margot y Alberto, a quienes conoció en ese momento. El hombre, al que el "changuero" describió como "rengo", le pidió que cruzara la carga hasta Aguas Blancas, unos cien metros más allá del río. En eso lo paró un control de Gendarmería que encontró una caja cerrada con 5 kilos de cocaína en el bulto que llevaba. 

Aunque siempre argumentó que no conocía la carga, y señaló al hombre que se la había dado, Cardozo Subia fue acusado, indagado, procesado en el Juzgado Federal de Orán y enviado a prisión preventiva en el Complejo Penitenciario Federal de General Güemes, donde esperó un año y cinco meses hasta el juicio oral en el que la defensora oficial Clarisa Galán demostró que la deficiencia intelectual que arrastra le impide comprender el valor de sus actos. 

Ayer se escucharon los alegatos también. El fiscal Carlos Amad destacó que "la materialidad del hecho está probada". La auxiliar fiscal Josefina Martínez repasó el testimonio de la psicóloga Mónica Jarruz, quien dio cuenta de la incapacidad de Cardozo Subia, para concluir en que "su capacidad psíquica le impidió (...) poder entender que estaba siendo engañado" y pedir la absolución.

La defensora oficial adhirió al pedido de la Fiscalía, pero añadió argumentos a favor de la absolución. Señaló que la situación de Cardozo Subia era conocida por los operadores de la Justicia, porque la defensa venía indicando que su estado mental era deficiente y, sin embargo, "hubo un procesamiento". Es que ya en la primera parte de la investigación, en Orán, un certificado médico indicaba que el coeficiente intelectual del jornalero alcanza apenas el 5%, cuando un nivel medio es del 50%

La defensora también habló de la actividad del "bagayeo", de informalidad y precarización extrema, donde la ganancia diaria depende de la cantidad de bultos que se transportan y el pago suele convenirse en el momento, generalmente "a voluntad" del circunstancial contratante, por lo que resulta impensable que un "bagayero" pueda controlar la carga que debe pasar. "Así funciona la economía informal en Aguas Blancas y Orán", sostuvo. 

Galán destacó que según datos de una cooperativa de la zona, unos 2 mil trabajadores pasaban la frontera diariamente en Aguas Blancas antes de la pandemia. Y la gran mayoría va por el paso no habilitado en el que fue detenido Cardozo Subia, que sí tiene controles de Gendarmería Nacional, "que no esté habilitado no implica que no haya controles", aseguró. 

Por pura casualidad, la detención del jornalero fue documentada en fotografías tomadas por trabajadores del Ministerio de Seguridad de la Nación, que justo ese día visitaban el lugar. La defensora las mostró, para hacer notar que en ellas se ve al "rengo" del que siempre habló Cardozo Subia, incluso, como en la resolución de una película, en una se ve al bagayero señalando hacia adelante, a donde decía que iba la tal Margot, y en otras tomas se ve al tal Alberto (que se destaca porque camina inclinado a un lado) alejándose por el camino sin que nadie lo detenga. 

"Hay que usar el sentido común y la lógica, que es lo que creo que no se ha usado en esta causa, por lo menos por el momento", recriminó su defensora. "Durante un año y cinco meses se mantuvo a una persona discapacitada detenida", destacó. Afirmó que "se ha violado la ley de salud mental" porque Cardozo Subia no recibió "un solo trato diferenciado" en la cárcel, a pesar de su situación. Recordó la existencia del certificado médico desde el inicio de esta causa, "hace un año que sabíamos que esta persona tenía un un 5% de coeficiente intelectual", una situación que calificó de "grave". 

"Lamento que este juicio oral y público se haya hecho después de tanto tiempo", siguió antes de invitar a "que se interpele" al Servicio Penitenciario Federal por no haber atendido la especial situación de Cardozo Subia, y para que no vuelva a pasar algo así. 

En este punto, Cardozo Subia, que había seguido la audiencia obedientemente, y había intentado hablar sin que lo autorizaran, se desesperó, perdido en los tecnicismos que no llegaba a comprender. A pesar de los intentos del custodio para calmarlo, y de las trabajadoras de la Defensoría General de la Nación, llegó un momento en que comenzó a llorar en un evidente estado de alteración. Después de unos minutos alcanzó algo de calma cuando los jueces se retiraron a deliberar y la defensora le explicó que las cosas iban bien. 

Sin embargo, ayer, tras su absolución, la Justicia argentina lo dejó librado a su suerte en una ciudad extraña, un país extranjero, sin recursos para defenderse, sin siquiera dinero para tratar de regresar a Bermejo en medio de las restricciones impuestas por la pandemia. La Defensoría intentaba ayer gestionar con el Consulado de Bolivia para ayudarlo a regresar a Bermejo, de donde tiene previsto ir a buscar a sus hijos y pasar con ellos a Yunchará, al trabajo rural otra vez.