Como en las series de zombis donde los muertos regresan del más allá, cuatro ex ministros de Economía liberales que parecían no tener más vida política fueron convocados a una reunión virtual para analizar la macroeconomía. Domingo Cavallo, Roque Fernández, José Luis Machinea y Ricardo López Murphy fueron presentados como los “cuatro grandes” (¿destructores?) de la economía argentina. La actividad fue organizada por la Fundación Libertad, usina ultraliberal con base en Rosario apadrinada internacionalmente por el Instituto CATO (del poderoso grupo económico norteamericano de los hermanos Koch, financista del Tea Party).

Cavallo tiene entre sus antecedentes ser parte de la estatización de la deuda externa privada contraída en tiempos de la última dictadura militar (con un seguro de cambio que absorvía la diferencia entre la devaluación y la inflación), que luego sería aceptada como legal por Machinea desde el Banco Central en el gobierno de Raúl Alfonsín.

Domingo Cavallo fue también quien implementó el plan de convertibilidad en tiempos de Menem que tendría en Roque Fernández su continuador. Finalmente, Machinea, Lopez Murphy y Cavallo volverían a ser los protagonistas de la explosión de la convertibilidad en tiempos de la Alianza. 

Machinea coronaría su paso por Economía firmando el blindaje, un crédito del FMI que financió la fuga de capitales privados en la agonía de la convertibilidad. 

López Murphy tuvo un paso fugaz al frente de la Economía, presentando un plan de ajuste que terminaría eyectándolo de su cargo a poco de asumir. Esa falta de cintura política fue utilizada para orquestar el retorno de Cavallo a la gestión (presentado como un moderado frente a su antecesor), propiciado por una serie de bancos extranjeros que querían reestructurar la deuda para fortalecer su posición antes del inevitable defaul. 

Los títulos fueron comprados por fondos buitre que aprovecharían sus términos legales para obtener ganancias extraordinarias a costa del Estado argentino al asumir Macri y pagarles todo lo reclamado ante el juez Griesa.

Como era de esperarse, los cuatro hablaron sobre la necesidad de avanzar hacia una mayor liberalización del mercado de cambios, oponerse a la expropiación de Vicentin, las regulaciones de precios, el déficit fiscal, la emisión monetaria, mientras alertaron sobre la falta de un plan económico que podría terminar en un nuevo “Rodrigazo” con una megainflación que fuerce una interrupción anticipada del mandato de Alberto Fernández.