Desde principios del Siglo XX, Ingeniero White, puerto comercial de Bahía Blanca, es un lugar de afincamiento de muchos inmigrantes europeos, proletarios que vivieron una época floreciente en la década del 50 que les permitió cumplir el sueño de enviar a uno o varios hijos a la universidad.

Sin embargo, con la instalación de uno de los mayores polos petroquímicos de Argentina, esos tiempos prósperos se transformaron en el centro de un combate de clases, destinado a desentronizar un poder superior al de la gente, el de las multinacionales que se fueron adueñando del futuro, amparadas en el discurso del progreso.

La contaminación y los subsiguientes problemas de salud de la población y el medio ambiente, la falta de trabajo (Bahía Blanca es la segunda ciudad con mayor desempleo de Argentina) y las muertes por precarización laboral en las plantas del polo, son algunas de estas consecuencias expuestas en el documental El futuro llegó, dirigido por el realizador Fernando Krichmar.

"Afirmada en la presencia de los entrevistados y en los rastros de un pasado conservado en el museo, la película teje una historia colectiva en la que la ciencia pierde su condición de neutralidad y el progreso se convierte en un territorio de reflexión y disputa", escribió la crítica Paula Vázquez Prieto.

El futuro llegó, de Fernando Krichmar, se emite hoy a las 18 por el Canal CineAr