En el libro Clubes de fútbol en tiempos de dictadura, una compilación de textos de Raanan Rein, Mariano Gruschetsky y Rodrigo Daskal, hay un texto de Jorge Troisi Melean que investiga la relación entre Estudiantes y el régimen cívico-militar del ’76. Dice el autor y profesor de historia que ese vínculo “llega a su clímax el 18 de octubre de 1977. Ese día, Ignacio Ercoli, Héctor Branne, Nelson Oltolina y Eduardo Roggero, presidente y vicepresidentes de la institución, hacen una visita al gobernador de la provincia de Buenos Aires, el general de brigada Ibérico Saint-Jean. Internamente, la entrevista es considerada positiva”.

Troisi Melean también describe “la existencia de una cierta dosis de consentimiento dirigencial hacia la dictadura, objetivado en las escasas resistencia al régimen” y que por cierto se daba en casi todos los clubes. De ese pasado en dictadura, con actitudes condescendientes o más dignas –cita una de Ercoli cuando un día se le plantó a Lacoste–, Estudiantes hoy se transformó en un club solidario, consecuente con la defensa de los DDHH en un sentido muy amplio. Daniel Cajade, vocal de la comisión directiva y presidente de la fundación que lleva el nombre de la institución, comenta: “Tenemos un perfil de derechos humanos volcado a la niñez, trabajamos con organizaciones que se ocupan de chicos con autismo, cáncer y en situación de pobreza. Lo hacemos también con Abuelas de Plaza de Mayo. Tenemos una escuela donde estudian los futbolistas de las divisiones inferiores que es obligatoria para ellos. Todos los 24 de marzo realizamos actividades alusivas, homenajeamos a los familiares de los socios desaparecidos y podría enumerar otras”.