“Hice la primaria en la Escuela 196 del Barrio El Palomar y la secundaria en Laguna Naineck, que está más o menos a seis kilómetros de mi casa. Me iba en bicicleta hasta allí”, cuenta Adela Sanagachi. Desde chica le gusta la enfermería. Su vocación se la despertó un agente sanitario que atendía en el barrio. “Un día dije que quería ser como él y a partir de allí empecé a leer cosas relacionadas con la enfermería”, recuerda.

Acaba de recibirse de enfermera –vía Zoom– en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Formosa (UNaF), a los 43 años. Casada y con un hijo, aclara que no pudo estudiar de más joven “por problemas familiares y de trabajo” –tiene nueve hermanos–, a pesar de que soñaba con hacer la carrera. Y está orgullosa de que Delfín, uno de sus hermanos, estudie el profesorado de Historia también en la universidad de la provincia.

“Mi familia siempre fue muy trabajadora; mi papá nos mantuvo siempre hasta cierta edad, mientras tanto sus hijas e hijos trabajábamos en la chacra familiar”, explica. Su padre “siempre trabajó haciendo changas para mantenernos”, pero ahora ya no puede hacerlas porque tiene 78 años. Él es pastor de la Iglesia Evangélica “El Nazareno”, donde la comunidad qom –a la que pertenece la familia– se reúne los miércoles, sábados y domingos para participar de distintas actividades recreativas, como danza y cantos.

La flamante enfermera vive en Colonia La Primavera, una localidad de alrededor de 5800 habitantes, ubicada a unos 135 kilómetros de la capital provincial, donde está asentada la población qom.

Durante bastante tiempo Adela debió trabajar en casas de familia para ayudar a la economía hogareña. Ahora es auxiliar de enfermería en un centro sanitario de la ciudad de Formosa que depende del Estado provincial, y tiene previsto hacer los dos años requeridos para obtener la licenciatura en la misma casa de estudios.

Junto con otras jóvenes integra la Comisión Interétnica de Estudiantes de Pueblos Originarios (CIEPO), que ayuda a que chicas y chicos puedan acceder a los sistemas educativos.

“La carrera fue linda y también es muy importante el respaldo que nos dan. Había materias que era muy difíciles, de mucha lectura, y no teníamos dinero para comprar los materiales. El centro de estudiantes también ayudó mucho”, valora Adela.

Con algo más de tres mil alumnos, la carrera de Enfermería de la UNaF posee dos ciclos. Uno de tres años, que otorga el título de enfermero, y el segundo de dos años, con el que se totaliza la licenciatura; es la casa de estudios con mayor número de egresados de Enfermería de Argentina.

En esa facultad también se pueden estudiar las licenciaturas en Nutrición y Bromatología, con sus correspondientes títulos intermedios; y la tecnicatura en Laboratorio de Análisis Clínicos.

La mayoría de los enfermeros y enfermeras, egresados de la universidad formoseña, es contratada por el Estado local, porque es una de las provincias con mayor número de centros sanitarios, aunque profesionales surgidos de esa institución se desempeñan también hospitales porteños, cordobeses y correntinos, entre otros del país y del extranjero.

Entusiasmada y feliz por el logro académico, Adela tiene previsto “más adelante” pedir el traslado a Colonia La Primavera para trabajar dentro de su comunidad.

“Fue y es de mucha ayuda el apoyo dado por la CIEPO, porque a través de esa comisión se respalda a los chicos y las chicas de las comunidades wichi, pilagá, toba y qom para que puedan estudiar”, destaca.