El Gobierno ha escogido en relación a las vacunas seguir una estrategia pragmática. Como en el mundo son más las incertidumbres que las certezas, el mandato es colocar los huevos en diferentes canastas. De esta manera, permite que Pfizer (EE.UU.) y BioNTech (Alemania) realicen los ensayos para su vacuna candidata en el país; acuerda con AstraZeneca (Reino Unido) para que un laboratorio local --mAbxience-- produzca la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford; saluda al presidente Vladimir Putin por la aprobación de su fórmula; y, al mismo tiempo, establece conversaciones con el mandatario chino para que una de las variantes con mejor perspectiva (diseñada por Sinopharm, empresa estatal) pueda culminar su fase clínica en el territorio nacional. El acuerdo podría cerrarse durante esta semana. 

El propio Alberto Fernández lo expresó con claridad en la conferencia de prensa del miércoles cuando presentó el acuerdo con la Universidad de Oxford y el Laboratorio AstraZeneca: “Estamos abiertos a cualquiera que nos pueda aportar la solución. Lo que queremos es que los argentinos puedan inmunizarse cuanto antes frente al riesgo de contagio. El que primero traiga la vacuna será muy bienvenido”.

La vacuna china de Sinopharm

En una entrevista reciente, el ministro de Salud, Ginés González García, aseguró que estaban en conversaciones con China, que “está al borde de hacer la fase clínica acá”. China National Pharmaceutical Group (Sinopharm) es la empresa estatal que ya inició la fase III de su vacuna. Es la última etapa, y buscan probar si es efectiva en grandes poblaciones. Hace apenas unos días comenzó esta etapa en Bahrein, las pruebas incluirán a 6 mil voluntarios y se prolongarán durante un año. El mes pasado Sinopharm culminó con ensayos similares en Emiratos Árabes Unidos (Abu Dabi). Y ahora, según se cree, podría desembocar en Argentina.

El interrogante que se abre es, ¿por qué escogen estos países? ¿Qué une a Bahrein, Emiratos Árabes y Argentina? A priori no mucho. Sin embargo, China dejó de tener desde hace meses la circulación necesaria del patógeno como para poder realizar cualquier tipo de examen clínico. Bahrein, con una población de un millón y medio de habitantes, contabilizó 45 mil casos y más de 160 muertes; mientras que Emiratos Árabes registró más de 60 mil contagios y 400 muertes. Las cifras de Argentina ya constituyen una historia conocida.

El gigante asiático posee tres fórmulas candidatas que se hallan en fase III, con lo cual, están avanzadas y con ensayos en humanos a gran escala. Además de la de Sinopharm (utiliza virus inactivados y podría estar lista en diciembre), está la de la farmacéutica CanSino Biologics, (ya fue probada en la milicia local) que se basa en un adenovirus y emplea una estrategia similar a la que utiliza la Universidad de Oxford; y la de Sinovac, una corporación biofarmacéutica que pisa fuerte y emplea la técnica de virus inactivado para su variante.

La vacuna de Oxford y AztraZeneca

Hace apenas unos días, en conferencia de prensa, Alberto Fernández anunció que el Laboratorio AstraZeneca había firmado un acuerdo con la fundación Slim (México) para producir entre 150 y 250 millones de vacunas destinadas a toda Latinoamérica, con excepción de Brasil. Estarán disponibles para el primer semestre de 2021 y serán distribuidas equitativamente entre los países que así lo demanden. Argentina se encargará de la producción de la materia prima, mientras que México se encargará de envasar el producto y de completar el proceso de producción. Cada dosis costará entre tres y cuatro dólares y los primeros que las recibirán serán los adultos mayores y los grupos en riesgo, individuos cuyas historias clínicas de enfermedades precedentes los coloquen en un lugar de mayor vulnerabilidad con respecto al resto de la ciudadanía. En última instancia, recibirá su vacuna todo el resto de la población.

En Argentina, AstraZeneca eligió al laboratorio mAbxience, parte del grupo Insud, del empresario local Hugo Sigman, que será el responsable de la producción de la sustancia activa de la vacuna. La fórmula se encuentra en fase III y está basada en adenovirus, un patógeno que suele infectar a humanos y también a otros animales. La candidata de Oxford ya atravesó con éxito una primera etapa: fue probada en 1077 voluntarios sanos de Reino Unido (entre 18 y 55 años) y demostró el desarrollo de defensas. A mediados de julio éstos resultados fueron presentados en The Lancet, la prestigiosa revista del rubro médico. En el presente está siendo evaluada en miles de voluntarios en Brasil, Reino Unido, Sudáfrica y en Estados Unidos. Cuanto más aleatoria sea la muestra más robusta será la metodología. Los expertos procuran analizar por cuánto tiempo las defensas permanecen en el organismo, así como también escalar la prueba. La comunidad científica internacional tiene mucha expectativa en ella y el gobierno argentino también.

Las pruebas de la vacuna de Pfizer y BioNTech

Ya comenzaron las pruebas de la vacuna elaborada por la compañía estadounidense Pfizer y su par alemana BioNTech en Argentina. Desde el Hospital Militar, los ensayos son coordinados por el equipo del doctor Fernando Polack, director de la Fundación Infant y médico especializado en virus respiratorios. En esta instancia, se espera que los equipos de especialistas comprueben la eficacia de la candidata. Según los ensayos preliminares realizados en EE.UU. y Alemania, la vacuna permite desarrollar un alto nivel de anticuerpos, tanto como los de los enfermos que se lograron recuperar.

La convocatoria se abrió y en poco tiempo ya había cerrado. Se estima la participación de aproximadamente 15 mil voluntarios, la muestra será variada e incluirá a personas con diferentes perfiles: médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud, personas jóvenes y adultos mayores, militares y también individuos con otras profesiones. Los postulantes seleccionados para los estudios recibirán dos dosis, la primera en estos días y la segunda luego de tres semanas. Durante el procedimiento, los equipos de la Fundación Infant y del Hospital Militar estarán en constante diálogo con ellos, a través de llamadas telefónicas y de una aplicación creada a tales efectos. El propósito será realizar un seguimiento para ir advirtiendo posibles efectos adversos y sus síntomas, aunque la vacuna ya atravesó con éxito las fases 1 y 2 que evalúan esas respuestas secundarias que el cuerpo podría manifestar.

En una primera etapa, el fármaco sorteó el examen de seguridad y toxicidad en Alemania y Estados Unidos, con lo cual recibió la aprobación de la FDA (Food and Drugs Administration, institución equivalente a la Anmat pero en Estados Unidos) para avanzar hacia las siguientes fases. En aquella oportunidad fue suministrada a 45 adultos (entre 18 y 55 años) que recibieron dosis distintas entre sí (10, 30 y 100 mg) y a nueve de ellos les tocó placebo. Las personas que se sometieron a las pruebas desarrollaron una cantidad de anticuerpos que superan a los que presentaron los pacientes recuperados de la covid-19. Los expertos señalaron que “fue bien tolerada”, aunque en algunos casos generó fiebre y otros daños colaterales menores. Cuando la vacuna esté finalmente lista y si esta versión que se probará a nivel local obtiene buenos resultados, el país podrá colocarse en un lugar de preferencia al momento de disputar el acceso a las dosis necesarias. Se espera que obtenga algunas ventajas en los procesos de compra y distribución, aspecto que entusiasma a las autoridades de Salud.

La vacuna Sputnik V de Rusia

En medio de tantas noticias relacionadas directamente con Argentina, Alberto Fernández saludó a su par ruso por la inscripción de la vacuna. Vladimir Putin afirmó que Rusia había aprobado e inscripto la primera para combatir el coronavirus y que “genera una fuerte inmunidad”. El proyecto, liderado por el centro de investigación Gamaleya y el Fondo Ruso de Inversión Directa (RFPI), se propone un desafío ambicioso: fabricar nada menos que cinco millones de dosis desde diciembre hasta enero (los profesionales de la salud serían quienes tendrían prioridad), 500 millones de dosis anuales y desplegar su producción hacia naciones de latinoamericanas.

De inmediato, generó ilusiones en una parte del globo, pues podría comenzar a escalarse industrialmente en los próximos meses, y al mismo tiempo despertó sospechas en buena parte de la comunidad científica occidental. Hasta la propia OMS, a través de su vocero Tarik Jasarevic, planteó en rueda de prensa que "acelerar los progresos no debe significar poner en compromiso la seguridad". El eje de disputa que se le critica a la candidata rusa es no haber completado con el tradicional ciclo de fases por la que deben pasar todas las vacunas para poder ser, primero, seguras (no tóxicas ni generar efectos secundarias) y luego efectivas en grandes poblaciones. La opción presentada por el gobierno de Putin se salteó la fase III y tampoco fue difundida en ninguna revista de prestigio científico, con lo cual, no fue revisada por pares. Frente a ello, el ministro de Salud, Mijail Murashko, afirmó que las críticas a Sputnik V –así bautizaron a la fórmula en una clara alusión a la carrera espacial durante la Guerra Fría del siglo pasado– son “absolutamente infundadas” y las atribuyó a la “competencia” que hay en el mercado internacional por encontrar una solución a la pandemia de covid-19.

Las pruebas iniciaron el 18 de junio en la Universidad Séchenov (Moscú). La variante emplea partículas creadas a partir de adenovirus, similar a la de Oxford. El virus fue modificado con el propósito de llevar los genes de la proteína (Spike, “S”) que recubre al Sars CoV-2 y opera como puerta de ingreso a las células del cuerpo. De esta manera, una vez dentro del organismo genera los anticuerpos y lo prepara frente a una futura infección. Su fabricación será encabezada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya y por la compañía Binnofarm.


Según la OMS, ya son más de 165 las vacunas que compiten en el planeta y al menos seis las que tienen chances de podio. Lo más probable es que no sea una sola vacuna la que llegue al objetivo en 2021 y ello, desde cualquier punto de vista, representa una buena noticia. El gobierno argentino, rápido de reflejos, coloca sus fichas en varios jugadores. La astucia, hoy más que nunca, se revela como clave de la geopolítica.

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