Este jueves se estrenará Crímenes de familia, la nueva película de Sebastián Schindel, protagonizada por Cecilia Roth, Miguel Angel Solá, Benjamín Amadeo y Sofía Gala Castiglione. Será por Netflix. Antes de la aparición de la pandemia del coronavirus se había decidido el estreno de este largometraje en cines, con distribución local a cargo de BF Films y Bernardo Zupnik, para el 21 de mayo. Y, además, se había previsto que tras un tiempo de recorrido en salas, arribara unos meses más tarde a Netflix. Con los cines cerrados y el futuro incierto en cuanto a un plazo para la reapertura, el estreno ahora quedó directamente en manos de la plataforma de la N roja. Pero con un plus que no es para nada menor para todo el equipo de la película: Crímenes de familia podrá verse en todo el mundo desde el día de su lanzamiento. Y también estará disponible jueves y viernes en Cine.ar TV y Cine.ar Play, respectivamente. 

Roth es la protagonista absoluta del nuevo film de Schindel. En la ficción compone a Alicia, una mujer de la clase alta que vive con su esposo (Solá) en una casa lo suficientemente lujosa para que las tareas del hogar las haga la empleada doméstica que convive con ellos. Pero el lujo es vulgaridad, cantan Los Redondos. Y se puede agregar que no garantiza la felicidad. Es que Alicia es una madre desesperada que buscará hacer lo imposible para evitar que su hijo Daniel (Amadeo), con bastantes conflictos históricos con su padre, sea condenado a prisión tras ser acusado de intento de homicidio por su exesposa (Castiglione). En medio del proceso, Alicia irá descubriendo una oscura historia oculta que cambiará su vida por completo y la convertirá en una auténtica pesadilla.

A lo largo de los últimos quince años, Sebastián Schindel (1975) logró consolidar una trayectoria destacada como documentalista: en algunos casos como codirector y en otros como solista, este egresado de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (Enerc) puso su firma en Mundo Alas, El rascacielos latino, Rerum Novarum, Que sea rock, Germán y Cuba Plástica. Crímenes de familia se trata de la séptima película del realizador y su tercer thriller consecutivo. Inspirado en un caso real de explotación laboral, Schindel mostraba en El patrón: radiografía de un crimen (2015) la importancia simbólica que tenía en su ficción el ámbito de una carnicería, a través de un destacado trabajo de interpretación de Joaquín Furriel. Y en El hijo (2019), el director volvió a convocar a Furriel para interpretar a un hombre que, a los ojos de los demás, tiene un problema psicológico y debe afrontar una situación extenuante.

Crímenes de familia tiene varias situaciones extenuantes también. Sobre todo para el personaje de Roth. Y es una película muy dura, difícil de digerir. En la entrevista con Página/12, la gran actriz argentina que trabajó en varias ocasiones con Pedro Almodóvar, y dueña de una trayectoria notable, sostiene que la decisión de aceptar el protagónico para componer a la Alicia de Crímenes de familia se debió a “varias razones”. “Primero que Schindel me gusta mucho como director. Me gustó mucho la historia en sí. Es un policial bastante particular porque sucede dentro de una familia burguesa”, explica Roth, que hasta julio se la vio por televisión en Los internacionales. “El personaje de Alicia va narrando un poco la historia. En realidad, es una cámara subjetiva que mira toda la historia desde afuera, pero el personaje (que eso fue lo que me gustó mucho) hace una bisagra en el medio de la historia y, entonces, puede empezar a ver lo que está sucediendo de verdad. Esos personajes a los que les empieza a cambiar la vida en el medio de la historia me enganchan mucho”, reconoce Roth.

-¿Cómo fue construir este personaje que sufre situaciones ambivalentes?

-La construcción fue a través del desconocimiento total de ella, pero no desde la ingenuidad. No me gusta la palabra "ingenuidad" sino desde la esperanza y la credulidad puestas sobre ese hijo complicado. Ella no tiene ninguna duda de que va a salir de esa complicación y, a pesar de la distancia con el padre, lo va a ayudar todo lo que sea necesario. A pesar de que pasen situaciones con el nieto y con la nuera sigue creyendo en el hijo. El trabajo más difícil para encontrar el punto exacto fue primero el vínculo con el hijo de la empleada doméstica, ya que es muy complicado trabajar con niños. Por ese lado, era bastante difícil. Y construir una señora burguesa que desde ese lugar se relaciona con el niño. Y después cómo esa señora burguesa va deshaciéndose, como si se fuera derritiendo como un helado para convertirse en otra cosa.

-Al principio, la pareja que componen con Solá parecen una madre sobreprotectora y un padre rencoroso. La frase “el tiempo todo lo cura” no parece aplicar para este caso, ¿no?

-No creo. El tiempo no cura todo. Creo que el tiempo alivia las cosas, las disminuye, las aplaca, pero curar...No hay cura para las cosas tan importantes. Hay aceptación, está el hacerse cargo de que las cosas eran distintas como las pensabas. Hay aceptación y una manera de amor diferente.

-¿Su personaje tiene también algo de negadora, pero también de mucha sensibilidad?

-Sí, es una mujer como tantas de esa burguesía, donde los vínculos con los hijos son lo necesaria y suficientemente distantes como para no tener la claridad de quiénes son de verdad. Es cierto que es un personaje sobreprotector, crédulo. Pero está formada así. Está educada de esa manera. Seguramente este modo culturalmente patriarcal en el cual la mujer es la que menos se entera de todo, la que se ocupa de la casa. Así es el personaje de Alicia en un principio. Después, tener que romper esa estructura es dificilísimo.

Una escena de

-¿Ser madre la ayudó a componer artísticamente un personaje que tiene que entender las vicisitudes de un hijo?

-Ser madre te ayuda siempre en cualquier película, en cualquier historia porque hay algo que tiene que ver con un amor incondicional. El amor incondicional no se rompe.

-Si tuviera que comparar a esta Alicia con la Manuela de Todo sobre mi madre, ambas madres, ¿qué diferencias encontrarías? ¿Hay alguna similitud?

-No creo que haya una similitud. Manuela es una mujer libre con una relación con su hijo de contacto absoluto. Es una madre soltera. Todo lo que su hijo quisiera preguntarle y saber lo sabrá. También tiene secretos frente a su hijo. Eso es cierto. Pero Manuela se tira de cabeza a reencontrarse con su hijo a través de otras personas, de otras mujeres. Creo que es muy distinto el personaje. Además, le pasan cosas distintas.

-¿Cree que la historia se ajusta a lo que puede pasar en la realidad?

-Yo creo que sí. De hecho, Sebastián sacó parte de esta historia de un caso policial.

-¿La película intenta hacer un aporte a la reflexión sobre la violencia de género?

-Sin duda. Está incorporado el tema de la violencia de género, del sometimiento de la mujer, el silencio de la mujer y de lo que paga la mujer por todo esto.

-¿Cómo se vivía en el rodaje esa atmósfera familiar que entra en una zona oscura?

-Fue un rodaje rápido, en el que estábamos todos absolutamente familiarizados con el tema. Todos tenían cada detalle de la película desde su rol. Fue un equipo absolutamente comprometido. Todos nos apoyábamos. Las películas que se hacen con poco presupuesto y que no fueron tanques ahora se convierten con Netflix en otra historia. Si hubiéramos estrenado la película en mayo, como se había pensado, sin pandemia, no sé qué habría pasado. Estrenarla en Netflix, en este caso, es llegar a mucha gente que no sé hasta qué punto iría a ver una película tan dura como ésta. Desde su casa puede hacerlo.

-¿Qué significó volver a trabajar con Miguel Angel Solá?

-Yo ya había trabajado con Miguel. El es un actorazo, muy trabajador, muy pensante. Cada cosa que hace es una decisión que está tomando. Y eso me parece fundamental para un actor: que cada cosa que digas, que cada cosa que hagas, que cada cosa que te pase es porque tomaste la decisión de que así sea. A veces, nos equivocamos, pero bueno. Es la decisión que uno toma frente a una escena. Lo disfruté mucho.

-¿Cómo es volver a trabajar en el cine argentino sobre todo después de años complicados para el cine nacional?

-Es distinto (risas). La última película que hice fue Matrimonio (2013), antes de ésta, en la Argentina. Había trabajado en España y en México pero en la Argentina, el contexto del 2019 y los últimos cuatro años fueron tan duros que había que sacar realmente agua de las piedras. Vamos a ver qué va a pasar ahora con todo esto porque la verdad es que seguimos siendo como el último orejón del tarro. Yo creo que la cultura es esencial; sobre todo en un estado emocional en el que todos hemos caído y todos estamos es muy importante que la creatividad, la magia y que la ficción puedan volver en otras situaciones, no solamente en la que estamos atravesando. Volviendo a la pregunta no estaba siendo fácil trabajar en la Argentina.

-Con tanta experiencia en España, ¿cómo nota el nivel de producción del cine argentino?

-Se hace lo que se puede con muchísimo talento, porque realmente toda la gente que trabaja en una película, desde el director de fotografía al maquillador, al cámara, al sonidista, todos son personas que pueden trabajar en esta situación de crisis del cine con un talento increíble y que luego la película parezca hecha con el triple de dinero con que se hizo.

-No dejó de trabajar en la Argentina pese a triunfar plenamente en el cine español. ¿Este es tu lugar en el mundo?

-Y...la película Un lugar en el mundo la hice aquí (risas). Digo que sí, es mi lugar en el mundo, aquí nací. Como dice María Elena Walsh, aquí está el perfume de infancia. Y España es como mi segunda casa. También la paso muy bien trabajando y estando allá. La última vez que estuve fue en febrero. Me volví el 1º de marzo, justo antes de la pandemia. Y la verdad es que extraño. Siento en viceversa: cuando estoy en España extraño la Argentina y cuando estoy en la Argentina extraño España. Pero bueno, hay que sumar.

-A diferencia de otros artistas, con una gran trayectoria en el cine no dejaste de hacer televisión. ¿Qué te permite expresar cada medio en particular?

-No dejé de hacer televisión ni teatro. Creo que cada medio requiere de distintas cuestiones técnicas, pero el encuentro entre el director con el actor es el mismo. Requiere de distintas situaciones técnicas: por ahí en televisión tenés abiertos cinco capítulos a la vez y vas de la escena 7 del capítulo 5 a la escena 12 del capítulo 9. Entonces, hay una técnica que tenés que tener trabajado. Lo mismo en el cine: tampoco es cronológico. Pero no es que trabajo en televisión, cine o teatro sólo porque me lo proponen, sino que trato de ser coherente con lo que quiero contar y donde me siento bien.