La mayoría de los estudios científicos actuales postula que los primeros dinosaurios surgieron hace más de 200 millones de años debido a un fuerte cambio climático en una región del planeta denominada Mar de Tetis. Pero recientes trabajos paleoclimáticos realizados por un grupo de expertos internacionales liderado por Adriana Mancuso, investigadora independiente del CONICET y docente invitada de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO), demostraron que existe evidencia que contribuye a pensar que ese fenómeno ocurrió a nivel planetario.

Para llegar a esa conclusión, los investigadores dataron de una edad absoluta y de alta resolución a las rocas con potenciales huellas de los primeros dinosaurios que fueron obtenidas en la Cuenca Ischigualasto Villa-Unión, ubicada al Noroeste de Argentina, en las orillas de lo que era un lago. “La datación nos permitió atarlas con el evento húmedo conocido como Episodio Pluvial Carniano (CPE, por sus siglas en inglés), que es lo que se está usando como link o potencial factor que favoreció la evolución de los dinosaurios”, explicó Mancuso en declaraciones al Suplemento Universidad.

Para lograrlo, los investigadores midieron una relación de isótopos de uranio y plomo. “Existen unos cristales, los circones, que en el momento de su formación capturan moléculas de uranio. A lo largo de la vida ese circón se transforma en plomo y al conocer el tiempo de decaimiento, se puede medir hace cuántos millones de años se formó”, detalló la investigadora que integra el Grupo Limnogeología del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA).

Hasta el momento, todas las publicaciones científicas postulaban que el evento húmedo sólo sucedió en la región del Mar de Tetis, pero esta investigación demostró que también se desarrolló al oeste del gran continente Gondwana, formado por lo que en la actualidad son Sudamérica, África, Australia, India y la Antártida. “Nuestro trabajo muestra que el evento existió por fuera del Mar de Tetis y que por lo menos en latitudes medias y alta sí se desarrolló, aunque quizás en las latitudes cercanas al Ecuador nunca se percibió”, subrayó.

De todas formas, el equipo aún no asegura la relación entre el cambio climático y la aparición de los dinosaurios. “¿Es potencialmente factible que los dinosaurios evolucionaron favorecidos por el evento húmedo? Es muy posible, pero en realidad es necesario que haya dataciones más precisas en otras partes del mundo donde también hay alguna evidencia del CPE y de huellas”, sostuvo Mancuso.

Esta investigación se fue dando de forma progresiva, pues el equipo comenzó en 2014 a partir de la incorporación de Cecilia Benavente, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, que trabaja centralmente con depósitos carbonáticos. Al grupo lo completaron Randall Irmis (Museo de Historia Natural de Utah – Departamento de Geología y Geofísica de la Universidad de Utah) Roland Mundil (Centro de Geocronología de Berkeley), quien fue el encargado de hacer la datación.

“La interacción y el aporte multidisciplinario es lo que permite que el trabajo tenga un respaldo y que los datos que publiquemos sean más robustos. En estas ciencias no hay uno que sea el mejor y más maravilloso, uno siempre depende de otros que aporten ideas”, resaltó Mancuso, al referirse a la labor colaborativa.

Y de cara al futuro, anticipó que seguirán con investigaciones asociadas al clima. “Estamos bastante embalados en cómo fue la evolución del clima en Gondwana, lo que era ese continente. Esa es nuestra zanahoria para poder colaborar a mejorar la calidad de los fósiles que hay o que aparezcan”, precisó.