Investigadores e investigadoras del Instituto Leloir y del Conicet desarrollaron un nuevo test serológico para covid-19, que ya fue aprobado por Anmat. El CovidAr IgM, a diferencia del “CovidAr IgG” presentado a comienzos de mayo, cuenta con la capacidad de detectar un anticuerpo distinto. Ambos avances son complementarios y se enmarcan en el conjunto de aportes contemplados por la “Unidad Covid-19” que financia el gobierno nacional, a través del MinCyT, el Conicet y la Agencia.

Ante los virus, señalan los especialistas, la respuesta inmune da lugar a la producción de dos tipos de anticuerpos: los IgM y los IgG. En la biología de las infecciones, en general, los de tipo IgM aparecen primero y, al cabo de una o dos semanas, comienzan a disminuir; mientras que los IgG emergen luego, se incrementan y se mantienen estables en el cuerpo por más tiempo. “En el caso del coronavirus, se produce una particularidad, y es que en el 80 por ciento de los pacientes contagiados, los dos anticuerpos aparecen en simultáneo. En un 15 por ciento los IgM lo hacen antes y en el 5 por ciento restante, se produce una rareza y es que los IgG aparecen primero”, señala Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular del Instituto Leloir e Investigadora del Conicet.

Hasta el momento, solo se utilizaban los IgG para la medición de serología, es decir, para calcular la respuesta inmunológica frente a la infección. De hecho, la tecnología que diseñaron en mayo servía para ese anticuerpo específico. Sin embargo, agrega Gamarnik, "si uno detecta este anticuerpo en valores altos quiere decir que el paciente está más cerca del momento en que se infectó. Por lo tanto, existe un porcentaje de casos que pueden detectarse más temprano con el nuevo test". "Mientras que la IgG te dice: ‘Te infectaste, pero no sabemos hace cuánto'; el test IgM te dice: ‘Te infectaste y no hace mucho’. Los hospitales buscaban que lo mandemos a aprobar a Anmat porque querían emplearlo”, aclara la referente.

El nuevo test podría mejorar la sensibilidad de las pruebas y utilizarse como estrategia en el registro de casos y contactos estrechos, y permite continuar con los estudios de seroprevalencia para cuantificar con precisión la cantidad de personas que se infectó desde que inició la pandemia.

Gracias a los desarrollos de Gamarnik y su equipo, hasta la fecha, se produjeron 450 mil test serológicos IgG y 40 mil IgM, que son distribuidos en más de 70 instituciones de salud, a nivel nacional y provincial. Además de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, ya han recibido sus kits diversos centros de Chaco, Formosa, Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Neuquén, Santa Cruz, Rio Negro, Chubut, Tucumán, Entre Ríos, San Luis y Tierra del Fuego. Para conseguir una fabricación a escala como la desplegada, el equipo de expertos y expertas locales recibió el apoyo del Fondo para la Convergencia del Mercosur (FOCEM), la Fundación Williams y la Asociación Civil Siempre Ayuda Nunca Dañes (SAND). “Los estamos produciendo de manera sostenida, los chicos en el laboratorio trabajan en serie, de manera estandarizada. Todas las semanas tenemos decenas de cosechas de células para producir las proteínas necesarias para hacer miles de placas, que luego se transforman en kits”, describe Gamarnik.

La estrategia en la Ciudad y en la provincia

“Hay mucha controversia alrededor de cuándo y para qué usar la serología. Y eso depende de diversos factores: en qué momento de la pandemia estás, qué herramientas tenés y las características de la serología que utilizás”, apunta la investigadora. 

“Los tests serológicos en base a tiras constituyen una herramienta muy importante también, pero producen más ruido. Depende del momento de la pandemia en la que estés, implicarán una ventaja o no. Hoy por hoy como la seroprevalencia es baja, necesitamos de ensayos que sean altamente específicos, es decir, los CovidAr”, detalla.

El gran objetivo del ministerio de Salud es que todo el personal de salud pueda realizarse un estudio serológico cada dos semanas. Hace meses, el ministerio de Salud de la Ciudad adquirió en el exterior 400 mil test de tiras reactivas para vigilancia del personal de salud y de otros grupos de riesgo (adultos mayores y trabajadores de seguridad). En el presente, cuando alguna muestra da positiva, corroboran el resultado con un segundo test de CovidAr. Ello, en parte, debe realizarse de esa manera porque los tests en base a tiras reactivas causaron rechazo en países europeos como España, por la cantidad de errores en los que se incurría con los ensayos.

En provincia de Buenos Aires, en cambio, se emplea directamente el Covidar IgG. Los individuos con test serológicos IgG positivo, pasan a realizarse el test de IgM, con el propósito de analizar si la persona se contagió hace mucho o relativamente poco. Por último, si el IgM también da positivo proceden al hisopado para PCR. “Esto es contraintuitivo porque uno podría pensar que si los IgM aparecen primero, el test que debería realizarse al principio sería ese. El punto es que el test de IgG es el más específico de todos, por ello conviene usarlo primero. Con ese esquema se ha determinado en la provincia que la seroprevalencia del personal de salud es del orden del 3 por ciento. En CABA, los resultados son parecidos, del orden del 3 o 4 por ciento”, comenta.

A diferencia de los test por técnica PCR, como los que emplean el Instituto Malbrán y la red de laboratorios conformada por el Ministerio de Salud, los CovidAr –tanto el IgG como el IgM– no son utilizados para diagnóstico. "La serología sirve como complemento de la técnica PCR, suma información y es una herramienta que si la sabemos usar es muy valiosa. Cada vez adquirirá más relevancia porque nos enseña cómo evoluciona la pandemia: cuánta gente se infectó y cuánta no. Siempre aprendemos mucho, pero el desafío del presente es aprender mientras transcurre la pandemia, con todo lo que ello implica”, señala Gamarnik.

Medir anticuerpos: la clave para la terapia de plasma

Recientemente, el equipo de Gamarnik también puso a punto un protocolo estandarizado –que tuvo el visto bueno de Anmat y será utilizado en todo el territorio nacional– para hacer titulaciones de IgG, es decir, cuantificar los anticuerpos que hay en el plasma (la porción líquida de la sangre) en personas ya recuperadas de la infección por Sars CoV-2. “Tratamos de que todo el mundo hable el mismo lenguaje, por eso estandarizamos un protocolo. Necesitamos saber lo que estamos transfundiendo”, adelanta la investigadora.

Luego sigue con la enumeración de pasos. “Lo primero es analizar la calidad de los anticuerpos. Después, si el individuo posee una calidad media o alta, lo que sigue es una determinación de tipo cuantitativa para determinar, en definitiva, cuánta IgG hay en la sangre”.

"Un aspecto clave es identificar cuántos de los anticuerpos que tiene el plasma podrán neutralizar al virus; que impidan que ingrese a las células y produzca una infección. Por este motivo, también se deben realizar ensayos de neutralización”, aclara. Un paciente, de esta manera, podría hipotéticamente contar con una cantidad alta de IgG pero que no sean aptos para neutralizar al Sars CoV-2. Por eso la titulación es clave para avanzar hacia la aplicación de la terapia de infusión de plasma. Estudios similares se están llevando a cabo en la Fundación Infant, a cargo de Fernando Polack y Romina Libster, y en el Hospital Italiano. Los resultados estarán listos en un mes aproximadamente.

[email protected]