“No queremos entrar en una confrontación entre vecinos sino que las autoridades de la Ciudad solucionen el conflicto”, advirtió Rubén Rosmarino, referente de la agrupación Aukache y vecino del barrio porteño de La Boca, donde se realizó un abrazo simbólico al Centro de Salud y Acción Comunitaria (Cesac) N°41, cerrado desde el jueves en reclamo por situaciones de violencia que los trabajadores sufrieron dentro del Cesac. "No podemos trabajar así", señaló uno de los profesionales del equipo de salud. Este martes los trabajadores del centro de salud y representantes de organizaciones barriales se reunirán con autoridades de la Ciudad de Buenos Aires.

El jueves pasado al mediodía se presentó en la sala de espera del Cesac un hombre que reclamaba por un corte de luz en el predio lindero al lugar. “Golpeó las persianas y la puerta, hablaba a los gritos, de forma violenta, y maltrató a la trabajadora administrativa que lo atendió”, relató a Página/12 Federico, odontólogo del centro de salud, y detalló que “había pacientes, varias madres con hijes, que se asustaron”. Una hora después vino una mujer, “la que controla el predio”, y se manifestó con la misma violencia. “Nos amenazaron con venir y romper todo, diciéndonos que saben quiénes somos y por dónde nos movemos”, señaló el especialista. "Es muy difícil trabajar así, estamos desbordados de tareas por la pandemia y esto nos dificulta mucho en términos emocionales", agregó.

El centro de salud está ubicado en un terreno donde funcionaba un polideportivo. Cuando se construyó, en 2008, ocupó parte del predio. “Desde que llegamos, el espacio está ocupado por una persona que lo controla, lo alquila y también realizan otras actividades, especialmente de noche”, relató a este diario otra de las trabajadoras, del área de psiquiatría del Cesac, que prefirió resguardar su identidad.

"Todas las familias que han vivido ahí se atendieron y se atienden con nosotros. Sabemos que están en una situación de urgencia habitacional, como gran parte del barrio, pero el problema es que ahí también tienen que pagar un alquiler, no es un espacio solidario”, agregó. 

El conflicto se desató por el suministro de electricidad: como el predio era antes un solo establecimiento, la energía depende de un mismo tablero. Por eso, vecinos y trabajadores del centro de salud señalaron que el conflicto “es consecuencia de una solución que el Gobierno de la Ciudad prometió hace dos años y aún sigue sin aparecer”.

“Es un predio que estaba destinado a la ampliación del Cesac y a la construcción de un centro recreativo”, señaló Natalia Quinto, de la Multisectorial La Boca resiste y propone. Lo que sucedió la semana pasada “es una situación de violencia y hostigamiento que viene repitiéndose hace rato por parte de la persona que regentea ese espacio", agregó. Según relataron los trabajadores del centro de salud, al predio lo controlan una mujer y su hijo, que viven en la mismo barrio.

"Ellos manejan todo lo que sucede ahí adentro. En 2018 nos visitó (el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez) Larreta y nos prometió recuperar el espacio. Lo que nosotros planteamos no es un desalojo, sino que se pueda ubicar a las personas que viven en el predio y que se utilice como lo que es: un espacio público”, relató la psiquiatra. Entre sus tareas en el Cesac, la especialista coordina grupos de adolescentes “que hay que fragmentar y reagrupar constantemente porque no entramos, no hay espacio”. 

En total, dentro del centro de salud son alrededor de 60 los trabajadores, entre distintas especialidades médicas, enfermeros, administrativos y encargados de la limpieza. "Nos constituimos como equipo antes incluso de que abriera el Cesac y logramos que se inaugurara, pero ya no entramos y necesitamos ampliar el espacio", señaló la especialista.

El año pasado, los trabajadores del Cesac y un conjunto de organizaciones propusieron conformar una mesa de trabajo interministerial para trabajar en la recuperación del predio. “No estamos planteando esto como una cuestión de seguridad propia. En el barrio hay una gran falta de oportunidades, necesidades de todo tipo, lo sabemos porque conocemos de cerca a las familias. Queremos que el espacio sirva para garantizar esos derechos que no se están cumpliendo”, advirtió la trabajadora. 

A pesar de la decisión de cerrar las puertas hasta que se resuelva el conflicto, parte del equipo concurrió al centro de salud para cumplir con la entrega de medicamentos y atender a pacientes con cuadros médicos que no pueden postergarse. “Con la crisis habitacional y alimenticia que hay en el barrio, el Cesac cumple una función de contención muy importante, aún más en este contexto de emergencia sanitaria por la pandemia”, afirmó a Página/12 Ignacio Álvarez, representante de la Comuna 4. "El Gobierno porteño tiene que actuar rápidamente”, añadió. En este sentido, el comunero se comprometió con los vecinos y las organizaciones barriales a tratar el tema con las autoridades para que el centro de salud pueda volver a abrir esta semana.

Un espacio fundamental

La "salita", ubicada en la calle Ministro Brin 843, se inauguró en 2008, tras una larga lucha de organizaciones barriales, vecinos y vecina, y el propio equipo de profesionales de la salud, que notaba la necesidad de un espacio más accesible que el Hospital Argerich, el más cercano de la zona, en donde cerca de un 70 por ciento de la población no tenía acceso a cobertura primaria de la salud. 

“Actualmente es fundamental en lo que implica el acompañamiento y la detección temprana de casos, porque sabemos quiénes son las familias complicadas y los sectores que necesitan un abordaje integral”, señaló Federico, que en estos meses dejó de lado su especialidad odontológica para dedicarse a la detección de síntomas, contactos estrechos y al seguimiento de casos de pacientes con coronavirus.

Según Rosmarino, de la agrupación Aukache, “el equipo del Cesac trabaja a la par de las organizaciones sociales, a pulmón y por el compromiso con las familias del barrio”. El abrazo al centro de salud fue una idea de las organizaciones y los propios vecinos y vecinas, para demostrar el apoyo y también para reclamar al Gobierno porteño una solución al conflicto. “La necesidad que hay de atenderse es central porque al Argerich es muy difícil acceder, y más este año, que está dedicado a la atención de la pandemia”, señaló Rosmarino. "Queremos recuperar ese predio para cubrir necesidades que existen en el barrio, y porque gestionarlo es un deber de las autoridades de la Ciudad”, agregó. 

Informe: Lorena Bermejo