La crisis por coronavirus sacudió las bases del tenis. Los cimientos comenzaron a moverse. Se avizoran cambios, por lo pronto, aunque nadie sabe a ciencia exacta hasta qué punto llegará la revolución que puso en marcha Novak Djokovic: después de ganar su segunda corona en Cincinnati, en el reinicio del tour tras la pausa por la pandemia, el serbio anunció la creación de la Professional Tennis Players Association (PTPA), una asociación constituida de manera íntegra por jugadores, al margen de la ATP.

La noticia surgió como el inicio de una revolución. Con el impulso de la PTPA, Djokovic se aleja de la presidencia del Consejo de Jugadores de la ATP y pretende asentar una estructura para representar a los jugadores frente a los directores del circuito. ¿El objetivo? Acumular poder a mediano plazo. El nuevo órgano, en cuyo armado además participó el canadiense Vasek Pospisil -quien también renunció a su cargo en el Board-, configura el primer ente de jugadores desde el nacimiento en 1972 de la ATP, que en aquellos años sólo estaba conformada por los tenistas.


La estructura actual, con una ATP que dejó de ser una "mutual" de jugadores y ahora incluye tanto a los tenistas como a los dueños de los torneos, fue promovida en septiembre de 1988, cuando los jugadores realizaron la famosa rueda de prensa en el estacionamiento de Flushing Meadows, durante el US Open, para anunciar el plan de un nuevo circuito y fortalecer la voz y el voto frente a la Federación Internacional de Tenis. El nacimiento del ATP Tour en 1990 logró nivelar la balanza, cuestión que con los años y la mayor masificación del tenis volvió a ser desigual.

"No es idea mía o de Pospisil, sino de toda una generación. Es un espacio para que los jugadores se expresen y puedan discutir. No hablamos de boicot ni colisionamos contra ATP, no haremos un circuito paralelo. Legalmente tenemos todo el derecho a formar la asociación de jugadores. Ambas pueden convivir", explicó Djokovic, figura estelar de una imagen que quedará en la historia del tenis: el domingo, tras la final de Cincinnati, gran parte de los protagonistas que firmaron con la PTPA posaron en modo protesta para una foto en la cancha del Grandstand, el tercer estadio en importancia del US Open.

Roger Federer y Rafael Nadal, enemistados en el pasado y hoy unidos en el ámbito político del tenis como miembros del Consejo, reaccionaron en contra de Djokovic. El español respondió en sus redes: "Son momentos en los que podemos conseguir grandes cosas con el mundo del tenis unido. Todos, jugadores, torneos y órganos de gobierno, tenemos que trabajar juntos. Hay un problema mayor y la separación no es la solución”. El suizo, por su parte, se mostró de acuerdo: "Son tiempos inciertos y desafiantes; es fundamental estar unidos como deporte para allanar el camino a seguir".


Ambos regresaron al Consejo de Jugadores, después de varios años, tras el escándalo que envolvió al serbio a mediados del año pasado: el ex tenista estadounidense Justin Gimelstob, aliado de Djokovic, debió abandonar su puesto como representante de América con una condena de libertad condicional, acusado por graves agresiones contra un conocido. El ucraniano Sergiy Stakhovsky, por entonces miembro del Board, denunció semanas después que Gimelstob y Djokovic manipularon determinadas decisiones políticas que llevaron a la salida de Chris Kermode como presidente de la ATP. Aquel despropósito generó múltiples renuncias.

Federer y Nadal, distanciados en 2012 por diferencias en el armado del calendario -con el suizo como presidente, Rafa abandonó la vicepresidencia-, recuperaron recuperaron su lugar como contrapeso en la discusión por el poder. Hoy representan un fuerte tándem en pos de mantener, de alguna manera, el statu quo.

"Me comuniqué con ellos, hablamos varias veces del proyecto. Me encantaría tener a Nadal, a Federer y a todos los jugadores en esto. Pero los respeto. El momento siempre es el adecuado", disparó Djokovic en defensa de la PTPA, que abordará problemáticas como el reparto desigual de ingresos, las sanciones disciplinarias, las pensiones de los jugadores, los viajes, los seguros, las comodidades y los servicios en los torneos, todas profundizadas por la crisis de la pandemia.

Con Nadal y Federer alejados del foco durante los últimos meses, Djokovic decidió dar un paso al frente. Primero se equivocó con el Adria Tour y quedó muy expuesto, hacia adentro con sus pares y hacia afuera con el mundo entero. Y ahora encontró el momento justo para morder, con cierto respaldo de los jugadores y con el caso Guido Pella y Hugo Dellien como gota que rebalsó el vaso. El argentino y el boliviano, en clara desventaja ante las autoridades, fueron marginados del Masters de Cincinnati por el positivo de su preparador físico Juan Galván en la burbuja de Nueva York -ambos jugadores siempre dieron negativo y el PF tuvo apenas un positivo en varios tests-. Días después se supo que fueron medidos con distinta vara ante el positivo del francés Benoit Paire.


El objetivo primordial de Djokovic es capitalizar el descontento que existe ante el abandono de los órganos rectores y armar una nueva mesa de negociación frente a los dueños de los torneos y, sobre todo, de los Grand Slams, porque consideran insuficiente la injerencia que tiene la ATP en esa pelea. Enfrente están las autoridades y el binomio Federer-Nadal, pero el serbio va por todo porque sabe que tiene el tiempo de su lado. Más fuerte y más joven que ambos, superará los grandes récords adentro de la cancha y extenderá su carrera con algunos años de diferencia. Con el suizo y el español alejados, entonces, podrá quedarse con el poder y consumar la revolución que encendió la última semana.

¿Las mujeres tendrán un lugar?

Horas después del sorpresivo anuncio de Djokovic y compañía, una de las primeras respuestas en llegar fue la de Andy Murray, el ex número uno que vive la segunda etapa de su carrera tras una grave cirugía de cadera -juega con una prótesis de titanio-.

El escocés no salió al cruce de la PTPA pero lanzó un planteo en relación con su eterna lucha feminista en el circuito: “No firmaré hoy pero no estoy del todo en contra. Hay cosas que faltan y debería haber tiempo para que se puedan implementar. Me gustaría que se incluyera a las mujeres, por ejemplo”.

Socio principal de Djokovic en esta cruzada, Pospisil le contestó a Murray con una promesa: "Hay un diálogo activo con las mujeres. Reconocemos la importancia del tenis femenino y su participación. Debería ser evidente por el movimiento que comenzó el año pasado y por el que tuvimos el apoyo de más de 70 jugadoras top”.

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