Vaya paradoja. Aunque cueste creerlo, el primer jugador capaz de derrotar a Novak Djokovic en 2020 habrá sido el propio Djokovic. Y, como no podía ser de otra manera por lo acontecido en los últimos meses, debía suceder en medio de una controversia. Porque la descalificación del serbio en el US Open por un pelotazo en la garganta a una jueza de línea Laura Clark resultó el más reciente de sus errores no forzados, acaso el de mayor potencial histórico. Ofuscado tras el quiebre que concretó su rival Pablo Carreño Busta, el número uno impactó la bola contra la lona del fondo y agredió a la mujer de forma desafortunada.

La temporada de Djokovic no sólo fue atípica por la irrupción de la pandemia. Mientras hilvanaba victorias en la cancha y edificaba su condición de "invencible", el serbio se acercaba cada día más al corazón del torbellino. Con el circuito interrumpido, acumuló escándalo tras escándalo y, más allá de los esfuerzos desmedidos, no pudo evitar la erosión de su figura pública.


En principio dio a conocer su postura ideológica en pleno auge del coronavirus: "No estoy a favor de las vacunas; quiero lo mejor para mi cuerpo y no me gustaría que nadie me obligara a vacunarme para viajar". Después organizó el polémico Adria Tour, una gira de exhibiciones que se desarrolló como en la "vieja normalidad": no hubo ningún tipo de medida sanitaria, la gente colmó los estadios sin butacas libres y nadie utilizó tapabocas. El final estaba anunciado: el evento terminó con varios contagiados, incluido el propio Nole.

Pocos días atrás, tras ganar el torneo de Cincinnati en la burbuja de Nueva York, renunció a la presidencia del Consejo de Jugadores de la ATP y anunció la creación de la Professional Tennis Players Association (PTPA), una asociación constituida de manera íntegra por jugadores. Si bien tuvo el respaldo de un buen número de sus colegas, también se ganó el rechazo de Federer y Nadal, nada menos.

Djokovic es el primer número uno descalificado en un torneo de Grand Slam. Tendrá que pasar mucho tiempo para dimensionar la trascendencia de la última de sus grandes equivocaciones. Más allá de la buena cuota de infortunio y la falta de intención en el pelotazo a la jueza de línea, el reglamento de los Grand Slams es crudo y no ofrece dudas.

Djokovic estuvo bien descalificado: no fue juzgado por la intención de golpear a la jueza, sino por la intención de impactar la pelota de forma negligente sin contemplar el riesgo ni las consecuencias. La infracción quedó encuadrada bajo la figura de "abuso de pelota" y la sanción resultó el "default", decisión tomada en conjunto por el árbitro general y el supervisor de Grand Slams.

El pequeño componente de interpretación tiene que ver con la reacción del tercero. La semana pasada el esloveno Aljaz Bedene golpeó con la pelota a un cámara y recibió apenas un warning. ¿Por qué? La consecuencia no fue relevante y el hombre no sufrió mayores inconvenientes. En el caso Djokovic, por el contrario, la jueza debió ser atendida por la dificultad para respirar.


"Ningún jugador hace este tipo de cosas con intencionalidad. Fue mala suerte pero no puede hacer eso. Las reglas son las reglas", analizó Carreño tras el partido. El descargo de Djokovic, ausente en la conferencia de prensa obligatoria, fue a través de las redes sociales: "Estoy triste y vacío. Pregunté por la jueza de línea y me dijeron que se sentía bien. Lamento mucho haberle causado tanto estrés". El uso de las palabras, en este caso, configura una manera de comunicar. Utilizar el término "estrés" tiene una connotación manifiesta: dejar en claro que para Clark no hubo dolencia física.

Lo cierto es que Nole, llamado a quedarse con todos los récords en la cancha y con el poder fuera de ella, ejecutó un nuevo traspié y dejó pasar una oportunidad única, con Federer lesionado y Nadal abocado a la gira de Roland Garros. La acumulación de fallas no hizo otra cosa que alimentar la pulsión involuntaria por equivocarse. Y el reglamento es infalible para todos. Incluso si el mayor involucrado se llama Novak Djokovic, el número uno del mundo y máximo favorito del torneo.

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