Veinte años no es nada, dice la canción, aunque para el Festival de Cine Alemán en Buenos Aires dos décadas no parecen poca cosa. Los festejos del aniversario, por razones obvias, se llevarán a cabo de manera virtual, con una magnífica novedad: la gratuidad de las funciones. Este año no habrá un clásico del cine mudo, pero se mantienen el resto de las secciones que el festival viene presentando regularmente, incluidos un panorama de largometrajes de ficción recientes, films para toda la familia, un apartado de cine documental y los cortometrajes de jóvenes realizadores denominado Next Generation Short Tigers. Además, se suma un taller online dedicado al cine alemán contemporáneo y dictado por el crítico Roger Koza. A partir de mañana y hasta el próximo lunes 14, los espectadores podrán acceder a las funciones visitando el sitio web del Festival y generando un usuario y clave.

“Cuando comenzamos a pensar en el 20° aniversario imaginamos una delegación de visitantes más grande e incluso una fiesta”, recuerda Gustav Wilhelmi, responsable máximo del festival desde su primera edición. “Las circunstancias nos llevaron a tener que alterar totalmente los planes. Soy un firme creyente en el hecho de que el cine debe ser visto en el cine, por la atmósfera que allí se crea, muy diferente a la de una pantalla hogareña. Dicho lo cual, creo que tomamos la decisión correcta: sostener el festival de manera virtual y hacer un esfuerzo para que este año fuera gratuito. Es una experiencia nueva para nosotros, pero hay que recordar que cuando comenzamos con todo esto las funciones eran con copias en fílmico, y cada una de ellas pesaba veinte kilogramos. Hemos visto todos los cambios tecnológicos”.

La cosecha 2020, fiel a la costumbre, es diversa y ecléctica, mezclando títulos populares con otros más cercanos al concepto del cine de autor. “La idea siempre es mostrar el espectro más amplio de la producción alemana”, continúa Wilhelmi. “No nos interesa concentrarnos en un tema o estilo específico, pero sí que todas las películas sean interesantes, que muestren las distintas líneas de producción germanas. Este año hay un policial, films con temas políticos e históricos, una historia de amor, un largometraje juvenil. También se ha dado el hecho de que la mitad de las películas fueron dirigidas por mujeres. Eso es un reflejo de la realidad, de algo que sucede a nivel mundial. Aunque en Alemania hay una larga tradición en ese sentido”.

La fábrica de sueños, de Martin Schreier.

El espacio entre las líneas, dirigida por Vanessa Jopp, es una producción de la pequeña compañía Komplizen, usualmente dedicada a un cine rabiosamente autoral y que, con este título, parece dar un paso hacia la diversificación mainstream. Drama romántico basado en la exitosa novela del austríaco Daniel Glattauer Contra el viento del norte, el film remite en la memoria cinéfila a Tienes un email y El bazar de las sorpresas. Luego de un error en la dirección de un correo electrónico, un joven que acaba de separarse de su novia y una esposa y madre de dos hijos entablan una comunicación electrónica sin conocer sus identidades. Jopp evita en gran medida las trampas del romanticismo fílmico de manual y ofrece un relato agridulce con más de una vuelta de tuerca imprevisible. Mucho más anclada en los usos y costumbres de la rom-com, La fábrica de sueños, del realizador Martin Schreier, imagina una DEFA de fantasía: el famoso estudio cinematográfico estatal de la República Democrática Alemana es aquí un primo cercano de sus pares en el Hollywood en los años 30. Allí, entre bambalinas, un joven extra conoce a una actriz de origen francés, punto de partida para el romance y los inconvenientes, en una historia que tiene puntos de contacto con Amélie, aunque en versión masculina.

El caso Collini, mucho más seria en tono y temática, fue uno de los grandes éxitos del cine alemán de la última temporada. Basada en el best seller homónimo de Ferdinand von Schirach y dirigida por Marco Kreuzpaintner, la película comienza con el asesinato de un importante empresario y la entrega inmediata a las autoridades de su ejecutor, personaje de origen italiano a cargo del gran Franco Nero. Lo que sigue es un drama judicial en el cual un abogado recién recibido queda a cargo de la defensa del acusado, vínculo complicado por el hecho de que la víctima ha sido para él poco menos que un padre putativo. El entramado narrativo incluye varias revelaciones, pero la más importante se enlaza con el pasado nazi de Alemania y las represalias que las temibles SS solían tomar contra las poblaciones civiles de los países ocupados. De otra guerra también está teñido En el fuego, largometraje de la greco-germana Daphne Charizani, que tuvo su estreno hace pocos meses en la Berlinale. Almila Bagriacik (Sólo una mujer) interpreta a una soldado alemana de origen kurdo que regresa a su tierra natal, Irak, para intentar hallar a su hermana, miembro de un grupo de combatientes enfrentadas a la violencia de ISIS.

Charizani tiene doble presencia en el Festival de Cine Alemán, ya que además fue coguionista de La audición, el film de la realizadora Ina Weisse que participó de la Competencia Oficial del Festival de San Sebastián y tendrá estreno en salas de cines cuando estas vuelvan a abrir las puertas. Nina Hoss encarna a una profesora de violín que descubre en un chico algo tímido a un posible virtuoso de las cuerdas y el retrato central es un exponente de aquello que muchos entienden como rigor germánico. La severa exigencia de los ensayos y la tensión psicológica comienzan a complicar la vida familiar de la protagonista; es a partir de ese momento que La audición muestra más de un punto de contacto con el cine del austríaco Michael Haneke.

Una de las sorpresas genuinas de esta edición del Festival de Cine Alemán es el documental Lost in Face (ver entrevista), del realizador y neurocientífico Valentin Riedl, preciso y creativo retrato de una mujer que sufre de prosopagnosia, condición que le impide reconocer los rostros de las personas que tiene enfrente, incluido el suyo. Lejos de la aridez científica, atravesada por segmentos animados que recrean la vida interior de la protagonista, la película es la descripción de una persona excepcional que, por momentos, adquiere vuelo herzoguiano (el recuerdo de Tierra de silencio y oscuridad asoma en más de una secuencia). La programación del Festival de Cine Alemán incluye, entre otros títulos, el film de animación Fritzi – Un cuento revolucionario, el policial Un país libre, de Christian Alvart, y el drama adolescente Nada más perfecto, dirigido por la joven Teresa Hoerl.

* Programación completa, inscripción, días y horarios en este sitio web.