A 35 días de las elecciones en Bolivia solo existen dos certezas. El futuro político del país se definirá bajo las condiciones que impusieron los golpistas y el Movimiento al Socialismo (MAS) que lidera todas las encuestas tiene asegurado su paso a una eventual segunda vuelta. Como en los comicios de octubre de 2019, resta saber si le sacará un margen indescontable a Comunidad Ciudadana (CC), la segunda fuerza. Luis Arce Catacora orilla una ventaja cercana a los 10 puntos sobre Carlos Mesa, porcentaje que necesita además del 40 % de los votos para no ir al ballottage donde los distintos partidos de derecha se aliarían en su contra. En esa eventual entente están Juntos, de la presidenta de facto Jeannine Añez, el Frente Cívico de Luis Fernando Camacho que lidera los sondeos en su bastión, Santa Cruz y otros candidatos como Chi Hyung Chun y Tuto Quiroga que por ahora no mueven demasiado el amperímetro. El otro dato clave es que Evo Morales fue proscripto la semana pasada y no podrá aspirar a una banca en el Senado. Lo reemplazará por el Departamento de Cochabamba el dirigente cocalero Leonardo Loza.

  El panorama electoral convive en Bolivia con la pandemia que atraviesa un crecimiento sostenido de los casos. Hay 125.172 contagiados y 7.250 muertos según las últimas cifras conocidas. El país lejos está de detener al coronavirus. Añez admitió errores en su política sanitaria a fines de mayo e incluso separó del cargo al entonces ministro de Salud, Marcelo Navajas, quien quedó detenido por un hecho de corrupción en la compra de respiradores. El gobierno y los sectores que acompañaron el golpe creen haberse librado del MAS con las medidas judiciales que tomaron para marcarle la cancha pero están muy lejos de conseguirlo. Algunas señales de preocupación se perciben en el oficialismo y las fuerzas destituyentes que apartaron del poder a Morales el 10 de noviembre pasado. 

El candidato a vice de Añez, Samuel Doria Medina, uno de los hombres más ricos de Bolivia y referente de Unidad Nacional (UN), dijo: “voy a gastar lo que sea necesario para que ganemos”. Según las últimas encuestas difundidas, la fórmula que integra con la presidenta viene tercera cómoda detrás de Mesa, el exmandatario que podría pasar a la segunda vuelta si el exministro de Economía de Evo no le saca una ventaja decisiva.

En el MAS también analizaron como un gesto de nerviosismo la invitación con cierto apuro a debatir que le cursó Mesa al candidato que encabeza las pesquisas electorales. El jefe de campaña de CC, Ricardo Paz, le comentó a la red Unitel: “Estamos expectantes a su respuesta, esperamos que ésta sea positiva y que Luis Arce se anime y no como hacía Evo Morales, huir del debate”. Sebastián Michel, el vocero del Movimiento al Socialismo, respondió: “que guarde un poco de paciencia que vamos a tomar una decisión a cuál de todos los debates vamos a asistir”. Uno de ellos está programado para el 4 de octubre en La Paz con los ocho candidatos presidenciales y lo convocaron la Asociación Nacional de Periodistas, la Confederación de Empresarios Privados, la Fundación Jubileo, la Universidad Mayor de San Andrés y varios medios de Comunicación.

La estrategia de Añez

Añez sabe que no le dan los números para prolongar su estadía en el gobierno y apunta a esmerilar a Mesa que le llevaría hasta ahora casi 7 puntos porcentuales. En sus últimas declaraciones señaló que consiguió frenar al partido de Evo “en dos oportunidades”, y se preguntó: “¿Carlos Mesa frenó al MAS alguna vez?”. Su estrategia se completa con el intento de poralizar con Morales – como si fuera un candidato imaginario -, quien se encuentra refugiado en la Argentina y vio caer su última chance de competir por una senaduría la semana anterior.

“Aún tenemos la lucha contra el virus, por la reactivación y el empleo, y la lucha contra el tirano, porque Evo Morales intentará volver para tumbar a este gobierno y al siguiente, pero mientras yo esté en esta presidencia quiero garantizarles algo: ese señor solo va a volver a Bolivia para dar explicaciones a la justicia”. El ataque de la presidenta se produjo durante un mensaje que dio el último sábado al cumplir diez meses de mandato.

Arce Catacora se muestra aplomado en cada aparición pública y aún cuando es presionado por la prensa complaciente con el régimen de Añez, no consiguieron correrlo de su eje. Sobre la medida judicial que le impide competir a Evo por una banca señaló que se respetará la decisión del Tribunal paceño, tal como había anticipado el líder histórico del MAS el lunes. Incluso agregó que “no hay posibilidad legal de realizar otro recurso”. La resolución se tomó después de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) lo inhabilitara a Morales y que el fallo fuera validado por la Sala Constitucional Segunda de La Paz con dos votos a favor y uno en contra.

Querella por crímenes de lesa humanidad

Donde también avanzó una causa pero contra el gobierno de facto de Añez es en Córdoba. La Cámara Federal de la provincia deberá resolver una querella por crímenes de lesa humanidad en Bolivia. Uno de los abogados que se presentó ante el tribunal de la provincia, Rafael Ortiz, aportó como pruebas para invocar la jurisdicción universal informes de Amnistía Internacional y la Defensoría del Pueblo boliviana, entre otras organizaciones. El próximo 8 de octubre, además, está convocada una audiencia ante la CIDH. El frente internacional nunca dejó de ser complicado para los golpistas. Hace unos días se conoció un informe de Human Rights Watch titulado La justicia como arma: Persecución política en Bolivia, en el que advirtió sobre los “cargos desproporcionados contra Evo Morales” y le exigió al gobierno que abandonara su campaña contra el expresidente en el exilio.

El TSE que le impidió inicialmente al líder del MAS presentarse a las elecciones lo conduce el sociólogo y escritor Salvador Romero designado por el gobierno de facto. Revelaciones de WikiLeaks en el pasado hicieron evidente su estrecho vínculo con el Departamento de Estado de EE.UU. y con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). Una organización de superficie que opera a menudo como un solo bloque junto a la CIA.

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