El tiempo se puede medir con absoluta precisión, digamos que es algo que no deja margen para interpretaciones subjetivas: un día dura 24 horas, un año son 364 o 365 días, según sea o no bisiesto. Pero la noción del tiempo es otra cosa, la duración de un día o de un año depende de cada uno, de sus estados de ánimo o de cómo lo trató "el tiempo" transcurrido. Es más, el tiempo cobra vida, tiene peso y define muchas cosas. No es una novedad que a medida que se suman, los años "nos pasan" más rápido, y en el caso de Rosario/12 esa sensación se multiplica por el indisimulable goteo que supone hacer un diario. No hace mucho, "celebramos" las 10 mil tapas, y aunque resulte difícil de creer nos acordamos de las circunstancias que rodearon la elección del título o la foto en cada tapa. Como "Funes el memorioso" del genial Borges --que ya fue evocado por mis jefes: Hugo, Ernesto y Nora-- tenemos el recuerdo que se superpone con el presente, y en el caso de ellos, y también Horacio, jefe de Redacción de Rosario/12, hace 30 años que estamos aquí.

No voy a ser yo, editor desde su fundación, el que enumere lo méritos que convencidamente creo que tiene Rosario/12, pero sí marcar algunas cosas porque el tiempo es veloz (David Lebón dixit).

Empezó en una oficina de 12 metros cuadrados y un fax --revolucionario para finales de los '80-- por el que "transmitíamos" los textos tipeados en una Lexicon 80, que irían acompañados por las fotos en papel que viajaban por Jet-pack --gentileza de Aerolíneas Argentinas-- todas la tardes en el vuelo de las 18 y que debían "resistir al tiempo" para no envejecer y caducar para la edición del día siguiente.

Después llegó la primera mudanza y las computadoras, con monitores de fósforo, que se bancaron una larga década (¿habrá sido larga por eso mismo?) hasta su reemplazo por máquinas más moderas y veloces.

A todo eso, el diario seguía haciendo mucho por los lectores rosarinos, y no solo los de Página/12, sino de otros periódicos que debieron aggiornase ante el cambio de escenario; ya no estarían solos en el camino. Al contrario de lo que ocurrió con otros intentos periodísticos gráficos, Rosario/12 seguía cumpliendo años.

Para hacerla breve --por cuestión de tiempo, se entiende-- desde hace un año, Rosario/12 tiene su propio edificio, "a la calle", y si bien fuimos felices en las otras casas, esta es propia, tiene un sentido diferente y así lo festejamos el año pasado cuando "la montaña fue a Mahoma" y Pagina/12 decidió celebrar sus 33 años en el flamante edificio de Urquiza 1252. Vinieron todos, o casi todos. Los que quisieron y pudieron y fue como una mueca del destino que ese festejo con los colegas de la redacción de Pagina, "subrogara" al que ahora postergamos hasta que se nos permita abrazarnos como ese mediodía del último domingo de mayo del año pasado. Tuvimos ese adelanto como si "el tiempo" supiera que ahora hay que guardarse y esperar que pase la pandemia.

Con el nuevo edificio se revitalizó la edición digital, porque Rosario/12 apareció en la red antes inclusive que la edición nacional. Hace cinco años ya, y en ese lapso el número de lectores ha ido creciendo sin pausa, con miles de visitantes, con picos de 60 mil lecturas en un día, y con más de un millón de “páginas vistas” el mes pasado. Nos dicen "ese es el futuro" y ya llegó, otra paradoja del tiempo.

Escribí que no sería yo quien enumeraría los méritos de Rosario/12. Es mejor que el tiempo ponga las cosas en su lugar.

Y si bien han transcurrido épocas difíciles, nada se compara con lo que estamos viviendo hoy. Un laaargo 2020, un incierto 2021 en cuanto a lo que sucederá con la pandemia, también modifican la noción de tiempo. Van más de seis meses en los que la mayoría de los ciudadanos hace lo que se debe hacer. Dejando de lado a los terraplanistas anticuarentena --y por ampliación antiderechos--, el aporte de los medios de comunicación cobra mayor relevancia, tanto para ayudar como para conspirar.

 

Pasaron 30 primaveras y ésta también va a pasar. Y habrá fiesta, y como ocurre con un hermano menor que hereda la ropa del mayor, raída pero limpia y remendada, que tal vez le queda un poco grande pero que siempre admiró, el cumpleaños 31 de Rosario/12 y los 34 de Página/12 nos encontrarán trabajando en lo que nos gusta y como nos gusta, sabiendo que el tiempo no se detiene y que --como ya hemos dicho-- las mejores notas aún no han sido escritas.