La nueva estrategia para la gestión de la información sobre el coronavirus que anunció la provincia de Buenos Aires, y sumó 3523 muertes a los registros oficiales, generó cuestionamientos y dudas acerca de la forma en la que se contabilizan los fallecimientos producto de la pandemia. Ante esta situación, el gobierno bonaerense explicó que es el único distrito del país que pudo resolver una problemática mundial y que en privado las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires admiten que las muertes son mayores a las informadas.

"El sistema de carga lo realizan miles de profesionales del sector público y privado y es un mecanismo engorroso. No es una cuestión de datos que no se cargaron, sino de atraso. Lo que sucede es que aparecen casos que son de un mes y medio, dos meses atrás", afirmó el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán en diálogo con Página/12.

La cartera sanitaria del gobierno Axel Kicillof explicó que pudo resolver este problema incorporando al Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), que es el que se usa en todo el país, dos elementos más: el Sistema Gestión de Camas (SIGEC), que se desarrolló durante la pandemia, y la digitalización de los certificados de defunción, herramienta que no tiene ninguna otra provincia. "Con estos instrumentos interactuando logramos tener el reflejo diario y real de lo que va pasando", explicó Gollán.

Las críticas de la oposición no tardaron en llegar, y una de las voces que más resonó fue la del exsecretario de Salud de la Nación Adolfo Rubinstein, quien aprovechó la oportunidad para cuestionar las modificaciones y las nuevas cifras. El exfuncionario del gobierno de Macri aseguró que hace días viene alertando acerca del “retraso en el reporte de muertes en la provincia de Buenos Aires” y expresó: “¿Después de siete meses de pandemia? Inadmisible”.

Lo llamativo es que el SISA es el sistema que se utiliza históricamente en Argentina y el mismo que rigió durante la gestión de Rubinstein, en tiempos en los que el Ministerio devino en Secretaría. “Si considera que el sistema es malo, lo podría haber cambiado”, le respondió Gollán y agregó: “Es una situación virtuosa, un desarrollo novedoso que se ha hecho en plena pandemia y con recursos informáticos del personal del Estado”.

Por su parte, el jefe de gabinete bonaerense, Carlos Bianco, señaló que el atraso “es un problema mundial que la Provincia logró solucionar” y destacó que son el único distrito del país que está informando la totalidad de fallecimientos. “El problema son el resto de las jurisdicciones que aunque quisieran hacerlo no podrían porque no tienen las herramientas ni las bases”, explicó a este medio.

Incluso, Bianco señaló que en reuniones privadas las autoridades sanitarias de la Ciudad de Buenos Aires admitieron que "tienen más fallecidos de lo que dicen las estadísticas, pero no lo pueden solucionar”. Consultados por Página/12, fuentes del Ministerio de Salud porteño no negaron la información y le explicaron a este diario que "trabajan permanentemente para optimizar la carga de datos lo más actualizada posible”.

Al respecto, Gollán consideró que "es muy probable que el retraso en la Ciudad de Buenos Aires sea similar a lo que pasó en la Provincia”.

Frente a las denuncias mediáticas de dirigentes de Juntos por el Cambio que señalaron un "ocultamiento" de las verdaderas cifras, Bianco planteó que la situación es “totalmente inversa”: “¿Qué tipo de ocultamiento es blanquear que tenés más casos de los que te informan a través del sistema oficial? Es exactamente lo contrario. Nos preocupamos porque la información oficial del SISA no reflejaba la totalidad de las muertes y lo solucionamos”.

La clave del problema que afecta al registro sanitario radica en que la actualización del Sistema de Información depende de los prestadores profesionales: clínicas, hospitales y consultorios. “En muchos casos, los datos se retrasan porque a la sobrecarga que tienen los médicos en sus tareas asistenciales le deben sumar este paso administrativo. Tienen una obligación de subirlos en las primeras doce horas en que conocen el fallecimiento, pero eso es muy difícil de cumplir”, explicó el infectólogo Pedro Cahn.

“Es doloroso saber que los muertos son más de los que pensábamos, pero es importante enterarnos para tener una noción más cercana de la realidad. Lo peor sería que esto quedara oculto y que no se hubiera hecho el esfuerzo por llevarlo a la luz”, concluyó.