Este martes se estrena Cinco corazones, documental original de la plataforma Posibl., una investigación de más de tres años que evidencia una red de negocios millonarios y complicidades en el negocio de la faena equina y la exportación de carne de caballo argentina a países europeos. En la actualidad, la Argentina exporta el 60 por ciento de la carne de caballo que se consume en el mundo. Sin embargo, está prohibido su consumo interno y no existen lugares específicos donde se críen caballos para tal fin. ¿Entonces, de dónde proviene la carne de los más de 200 mil caballos que se faenan y exportan anualmente a la Unión Europea? Esa es la pregunta que se realiza Martín Parlato, fundador de Posibl y director del film.

Con material revelador, exclusivo y un acceso único a sus personajes, el film narra la durísima realidad detrás de los tan celebrados caballos argentinos, que sufren todo tipo de maltratos desde su nacimiento hasta el momento de su faena, exponiendo al desnudo prácticas culturales, deportivas, actos de corrupción y de negocios oscuros que, como mínimo, violan la Ley 14.346, que considera al maltrato animal un delito penal. 

"Posibl. es una compañía que distribuye contenidos y realiza eventos de impacto social en el mundo. Dentro de lo que hacemos, realizamos documentales, miniseries y campañas vinculadas a impacto social de múltiples temas", cuenta Parlato en diálogo con Página/12. "Siempre lo hacemos con investigaciones muy profundas y que llevan bastante tiempo. Nos adentramos en esta historia a partir de una investigación que comenzamos en 2017, cuando fuimos alertados del robo de caballos y de las distintas formas de maltrato que existe hacia el caballo en la Argentina", relata Parlato.

A partir de entonces, comenzaron un trabajo conjunto con algunas organizaciones tanto locales como del exterior, entre las cuales se encuentran la Fundación Franz Weber, Tierschutzbund Zürich (TSB), de Suiza; Animal Welfare Foundation (AWF), de Alemania, y el Santuario Equidad, de Córdoba. "Con ellos empezamos a adentrarnos en esta historia y vimos las diferentes aristas del maltrato al caballo que realmente son muy profundas", asegura Parlato.

-Al comienzo del documental pueden verse dos vetas: una sobre el maltrato animal y otra sobre el comercio ilegal de la carne de caballo. Al terminar de verlo queda claro que esas dos vetas confluyen en una misma. ¿Cómo fue desarrollando esa relación?

-La sociedad puede ir viendo a lo largo de estos años que salen noticias aisladas vinculadas a los temas de caballos, pero forman parte de un todo. Es como que todas tienen un punto de conexión. Y ese punto de conexión tiene que ver principalmente con el hecho de que los caballos, de principio a fin de sus vidas en la Argentina, sufren maltrato. En ningún momento, experimentan esas sensaciones de libertad o de nobleza a los cuales son asociados y, al mismo tiempo, hay distintos tipos de complicidades o de "aceptaciones" de temas culturales, prácticas deportivas, incluso de comercio, que hacen que todo esto suceda.

-¿Las prácticas culturales y deportivas se relacionan con el negocio ilegal?

-No solamente con el comercio ilegal sino también con el tema del maltrato. Muchas veces, en nombre de la cultura, hacemos barbaridades y se han hecho barbaridades a lo largo de la historia. Nosotros podemos evidenciar cómo hay deportes o prácticas culturales que realmente generan un maltrato al caballo y que nada tienen que ver con la fisonomía para lo cual este animal ha sido creado y su destino natural. En el documental, podemos ver un pasaje en el que una de las máximas autoridades del polo, por ejemplo, dice que el polo es lo más parecido a la guerra con reglas. Podemos ver maltrato en situaciones de domas o jineteadas, que son prácticas culturales muy aceptadas en la Argentina. El destino final de todos esos caballos siempre termina siendo el matadero, el robo ilegal o llegar como destino comercial a ser carne de exportación.

-¿Cree que las leyes sobre el maltrato animal no son rígidas en la condena?

-Como muchas cosas que pasan en la Argentina, existen las leyes pero no se cumplen. Al mismo tiempo, particularmente con el tema del caballo, la última regulación fue el decreto de Menem, que es bastante contradictorio: prohíbe comer el caballo en la Argentina, por el arraigo que nosotros tenemos hacia este animal y por todo lo que significa en nuestra cultura, pero sin embargo nos permite faenarlo y exportarlo para que se lo coman otros. Es contradictorio. No se entiende. La verdad es que el deseo es que el film pueda contribuir, por lo pronto en Argentina, a la creación de un nuevo decreto que prohíba directamente la faena.

-¿Cree que el documental puede llegar a colaborar en romper la cadena de complicidades?

-Sin duda, estoy convencido que puede lograr eso. Nosotros estamos trabajando de manera conjunta con distintas organizaciones. Para el lanzamiento se han sumado más de setenta ONGs de Europa que van a estar llevando un tipo de acción parlamentaria. La idea es que exista la posibilidad de hacer una acción con el documental en el Parlamento Europeo, con lo cual yo creo que puede ayudar a que se corte la demanda o que se corte la oferta. Pero alguno de los dos extremos probablemente pueda llegar a tener algún tipo de impacto.

-El film también muestra imágenes reveladoras de lo ocurrido en los campos del horror en Ezeiza. ¿Cree que las imágenes de alto impacto pueden generar conciencia o que la gente mire para otro lado, porque le hace mal ver eso?

-Es muy difícil esconder la basura permanentemente debajo de la alfombra. Cuando empezás a hacer eso, llega un momento en que la basura te tapa. Entonces, creo que es imposible mirar para otro lado. Ya es demasiado evidente, demasiado doloroso y también creo que forma parte de un cambio de paradigma que está habiendo en el mundo.

-A su vez, el film muestra también la labor de los activistas y distintas ONGs de Suiza y Argentina, que han trabajado durante años para lograr recuperar la salud y el aspecto emocional de los caballos maltratados. ¿Cómo observa ese trabajo? ¿Es suficiente?

-El trabajo que hacen particularmente la Fundación Franz Weber, de Suiza, junto al Santuario Equidad, que es un lugar en Cruz del Eje, Córdoba, donde recuperan animales, entre ellos caballos, es una labor encomiable. La verdad es que yo quedé maravillado con el trabajo que hacen porque realmente están muy abocados a respetar la vida de los animales del modo que los animales han sido concebidos. Y muchas veces, lo tienen que hacer contra viento y marea porque sufren robos, todo tipo de violencia porque obviamente están en contra de este sistema. La verdad es que su labor es realmente impresionante. Doy fe porque lo he visto, lo hemos registrado y realmente vale la pena empoderarlos y que, a través de estas acciones, podamos fortalecer su trabajo.

* Para ver el documental, ingresar en www.posibl.com/5corazones