Armani (5): Que atajaba Martínez, que después el uno era Andrada, que por qué Romero quedó en el olvido... Finalmente, el puesto fue para el de River, testigo privilegiado del inofensivo ataque de Ecuador (dos remates, los dos desviados). Su primera intervención se dio a los 47 minutos, en una pelota parada que fue al área chica y terminó con Armani caído dentro del arco y, por suerte, el pitido de posición adelantada. Más tarde, se disfrazó del alemán Neuer para anticipar un pase largo y despejar de cabeza fuera de su hábitat, el área.

Montiel (5): La segunda pata de la apuesta del DT a acumular a varios del mismo equipo en defensa (Armani, Montiel y Martínez Quarta). Se lo vio incómodo para subir en la primera parte, ya que se le estacionaba por su banda nada menos que Messi. En la segunda, le tocó defender y transpiró sus buenas gotas. Se mandó una macana en la salida y al rato fue reemplazado.

Martínez Quarta (6): En su tercer partido en la Selección y primero por los puntos, fue el jugador que más tuvo la pelota (fue el segundo que mas pases intentó, con 73, por detrás de Paredes, con 75). Es que en la estrategia de Scaloni, con poca presencia en el mediocampo, la pelota cae mucho sobre los centrales por lo que, al fin y al cabo, ambos terminan manejando el ritmo por momentos somnoliento del encuentro. Demostró rápidamente su categoría al quedar mano a mano con Valencia y extirparle la pelota casi sin esfuerzo.

Otamendi (5):  Si Martínez Quarta se lució en la primera contra Valencia, Otamendi durmió y lo tuvo que correr de atrás hasta que la línea de fondo se hizo cargo del ecuatoriano. Sus once años de historia en la Selección y su reciente salida del futbol inglés al portugués lo ponen bajo la lupa en medio del recambio que comanda Scaloni. En el complemento volvieron a ganarle en velocidad y cortó con falta. Eso sí, fue una amarilla muy bien ganada.

Tagliafico (5): El sector izquierdo de la Selección fue el de menor acción, por lo que su participación en el desarrollo del partido fue limitada. En adhesión, como la pelota pasaba por los centrales, quienes tenían la misión de ubicar a Paredes y De Paul, tanto él como Montiel fueron opciones de pase muy poco atractivas. Su casi único rol protagónico se dio al correr un cardo que le tiró Otamendi y terminó en el lateral, cuando Ecuador se venía.

De Paul (4): El gran descubrimiento del ciclo Scaloni se ubicó como el 5 de mayor responsabilidad creativa, algo tirado sobre la derecha y por delante de Paredes. En desventaja numérica frente al pobladísimo mediocampo ecuatoriano, le costó, quizá, demasiado. Perdió varias pelotas complicadas al quedarse reclamando falta.

Paredes (5): Como es habitual, la soledad que lo acompaña en su función de volante tapón hace temer por lo que pueda llegar a suceder frente a un rival más picante. Bastante impreciso, principalmente en los tiros de esquina. Fue amonestado tempranamente en una jugada que evidenció sus todavía incipientes conocimientos de la marca: la infracción es un recurso limitado que el 5 debe usar sabiamente.

Acuña (5): Con mucha concentración del juego por la banda derecha, el ex Ferro y Racing era la opción ideal para descomprimir la cosa con un pelotazo cruzado: lo usaron poco. Quizá porque su principal recurso ofensivo es el centro y, con la baja estatura de los delanteros, esa posibilidad se descartó. Auxilió correctamente en defensa cuando fue solicitado. Salió lesionado a los 65 minutos.

Ocampos (6): El penal del 1-0 llegó gracias a una gran individualidad suya y un buen manejo del arte de la caída dentro del área. Se movió principalmente por la banda derecha y corrió todo lo que le tiraron. Recibe muchas infracciones y habla mucho con el árbitro, pero todavía le falta chapa para que le hagan caso. Su excelente momento en Sevilla hace ilusionar y, en su primer partido por los puntos en la Selección (sólo tenía tres amistosos en el lomo), no desentonó. Al igual que la Argentina, arrancó para romperla y se fue cayendo aunque, aún así, resultó el más destacado.

Messi (6): El destino le hizo un guiño al dejarle un penal en los primeros minutos. Visiblemente motivado, intentó comerle los talones en un par de ocasiones a los defensores rivales como hacía rato no se lo notaba. Pero eso sólo valió para el arranque. En la segunda parte se ubicó principalmente como mediapunta, algo estático, viendo cómo la pelota la manejaban los ecuatorianos. No le dio muchas oportunidades al sonidista del estadio de poner el cantito grabado que coreaba su nombre.

Martínez (6): Cuando Argentina tuvo la pelota, casi que no la vio. Cuando la tuvo Ecuador, se dedicó a correr. Y cuando la recibió, sintió el rigor de los centrales rivales. Ingrata tarea para el 9 argentino, quien aún así se las ingenió para robar la pelota del penal y meter una asistencia inmejorable de cabeza a Ocampos (que algunos dicen fue de casualidad) para dejarlo mano a mano en el que fue el segundo y ¡último! tiro al arco de la Selección en todo el partido (ocho remates, dos desviados y cuatro bloqueados por defensores). Fue reemplazado porque la salida del 9 es voto cantado.

Salvio (-): Fue el primer cambio de Scaloni y se fue a parar la derecha. Si la tocó, fue de casualidad ya que sus minutos coincidieron con la insólita postura pasiva de la Selección en la segunda parte.

Alario (-): Su ingreso tiene dos explicaciones: darle descanso a Lautaro y ganar centímetros en defensa en caso de alguna pelota parada rival que nunca llegó.

Foyth (-): Otro cambio (ingresó por Montiel) que le sumó centímetros al once de Argentina.

N. Domínguez (): Había que reforzar el mediocampo.