Hola Colectivo Página/12!
Soy Arcasur. Les cuento que desde que nació Página/12 he disfrutado, a veces más y a veces menos, su lectura como fuente primera de información, siempre en ese orden: ¡primero Página! Lo cual no es poco. Aunque tengo otras muchas fuentes…

De Página/12 leo prácticamente a todos sus columnistas y los quiero a todos a mi manera (por eso no los voy a nombrar aquí). Elijo hoy especialmente a Página/12 porque están conformando una comunidad de lectores formados e informados, que piensan e interactúan, con información veraz en un alto porcentaje. Son periodismo al alcance de todos. Están siendo parte de la Batalla Cultural Permanente que es, hoy más que nunca, obligación dar. 

Además, el modelo de membresías es la forma de jubilar a los monopolios de noticias que, de emerger este modelo participativo por todas partes, serían la mejor lápida para este antiperiodismo corporativo.

Me dedico a la Arquitectura, Diseño, Construcción, Planificación Urbana y Consultoría Ambiental. Soy independiente (aunque con dos matrículas que atender, no tan independiente).
El ajedrez es mi “deporte”. La música, mi amor desatendido (canto clásico, algunas veces fue con público y todo y nada menos que en el Colón… ¡Qué épocas!) Disfruto de un matrimonio larguísimo, sin hijos, por los mismos motivos que se supo de Quino. 

Siempre tuve cosas “raras”: no tener auto propio hasta que surjan los que no contaminen, clasificar basura y lograr huella ecológica cero en mis casas (es difícil, incluye todo, nunca llegué a cero), ser “guardián del planeta” y limpiar plazas de bolsas plásticas, por ejemplo, pero para qué seguir… Así fui siempre y lo seguiré siendo.

Mi forma de comunicarme trata de ser “genérica sin género”, lo más alejado posible de la importancia personal, para poner en primer plano las ideas, las interacciones de las mismas, la cocreación de un planeta prácticamente nuevo que urgentemente hay que poner en uso, porque la gestión actual del mismo, la que lleva hace decenios, caducó. Y en el planeta la vida se extingue rápidamente.

Abogo, en lo que me quede de tiempo, por la revolución de nuestro tiempo: la Revolución Ambiental. Ya terminó la noche más oscura y estamos viviendo un amanecer de un mundo nuevo (o no habrá más amaneceres)

La escala del problema a resolver es planetaria, aunque sigamos discutiendo si alguien que no respeta las 20 verdades peronistas es peronista… Nunca más cierto aquello de que si vemos mucho el árbol no estamos percibiendo el bosque y ¡el bosque se está quemando!

Destaco dos actitudes primordiales para estos tiempos, una descarta la otra y es inútil insistir. La Resonancia Colaborativa y la Resonancia Destructiva. En donde mi antena capta la segunda me abstengo y retiro porque esta resonancia solo conduce al caos y la destrucción. Es una vibración nefasta, vampírica, que deja sin energía. En cambio, la primera, suministra organización y armonía. Hace obras que son amores. Crece y escala en poder de manera abrumadora. Cambia el planeta para el bien común. Y muy rápidamente. Es poco conocida y practicada, pero en algunas partes ya está cuajando. Hay que estar atentos a ella y sumarse. Todo empieza con la internalización de la necesidad del cuidado, de la reparación. ¡Hasta en la International Progressive están debatiendo estos contenidos!

Es la parte creativa de la sociedad la que hoy necesitamos más que nunca. Me gustaría que Página/12 armara algún grupo para explorar en acciones esta posibilidad revolucionaria! Dejo un par de links para explorar algunos campos: 

 1|Ecoaldeas

2| Comunidades sustentables

Como verán, ni mencioné la palabra política. Es porque todo lo dicho es muy político.

Abrazo a tod@s l@s compañer@s planetarios!