Seis días después de haber acordado su contrato y que se provocara una gran polémica por su llegada que incluso motivó que un patrocinador cortara su relación con el club, Santos y Robinho rescindieron este viernes el vínculo que habían sellado para que el delantero regresara al club de donde surgió a la consideración futbolística. La información oficial indica que fue de común acuerdo para que el jugador se pueda focalizar en la defensa del proceso por violación que atraviesa en Italia, donde fue condenado en primera instancia. 

"Santos FC y el atleta Robinho informan que, de mutuo acuerdo, decidieron suspender la vigencia del contrato firmado el pasado 10 de octubre para que el jugador pueda concentrarse exclusivamente en su defensa en el proceso que discurre en Italia", publicó el club santista en su cuenta de Twitter, después de que el sábado anunciara su contratación con una campaña denominada "The Last Pedal" (La última bicicleta).


El arribo de Robinho a Santos había provocado un escándalo en Brasil, ya que el futbolista fue condenado en 2017 a nueve años de cárcel por agresión sexual en grupo sobre una joven albanesa de 22 años sucedida en un club nocturno de Milán el 22 de enero de 2013. Como el jugador se marchó primero a China y luego a Turquía, no cumplió la condena. Y como Brasil tampoco tiene convenio de extradición con Italia, su intención era continuar su carrera futbolística en Santos por cinco meses, con un contrato simbólico menor a los 300 dólares mensuales. 

Sin embargo, la noticia no cayó bien en el ambiente y en las redes sociales se criticó muchísimo la decisión de Santos. Incluso, la empresa Orthopride, dedicada a la ortodoncia y la estética dental, resolvió romper el vínculo que tenía con el club para aparecer dentro de los números de las camisetas de Santos hasta febrero de 2021. En la comunicación oficial, la compañía argumentó que tomaba esa decisión "por respeto a las mujeres que consumen sus productos", además de remarcar que su "público es mayoritariamente femenino".

Santos, en un primer momento, defendió la postura de sumar al jugador argumentando en un comunicado que el club se amparaba en "la presunción de inocencia y el respeto al debido proceso legal". Sin embargo, el escándalo escaló tanto que finalmente Robinho no volverá a jugar en el club en el que apareció hace 18 años como una promesa del fútbol mundial.