Sean Connery, uno de los símbolos del cine de todos los tiempos, con una extensa trayectoria de más de cinco décadas, falleció a los 90 años.

Nacido en Edimburgo el 25 de agosto de 1930, su nombre está ligado, sobre todo, a James Bond. Fue el primero en iniciar la saga de películas que llegan hasta hoy. Pudo evitar ser encasillado y siguió una exitosa carrera fuera del personaje del agente secreto, Oscar incluido.

Hijo de un conductor de camiones, fue repartidor de leche y se enlistó en la Marina Real. Al regreso, probó suerte como modelo artístico y se dedicó al físico-culturismo. No pudo hacer carrera de futbolista, como hubiera querido, porque ya se acercaba a los 30 años, y rumbeó hacia la actuación.

Comenzó a tener papeles menores en algunas producciones hasta aparecer en una película de Disney, Darby O'Gill and the Little People, que se estrenó en 1959. También tuvo roles en televisión en esa época.

La consagración llegaría en 1962 con la primera película de la saga de 007: Dr. No. Connery fue quien moldeó al agente secreto al servicio de Su Majestad, y lo hizo a su imagen y semejanza. Nadie lo podía prever entonces, pero un ícono de la historia del cine hacía su entrada a lo grande cuando la cámara lo mostró por primera vez y, con un cigarrillo en los labios, hizo su presentación con una de las frases más famosas del séptimo arte: "Bond, James Bond". Para completar el cuadro, la música de fondo fue el no menos célebre leitmotiv compuesto por John Barry.

El éxito de la pelícila abrió la posibilidad de una franquicia. Connery se puso en la piel de Bond en otras cuatro producciones: De Rusia con amor, Goldfinger, Operación Trueno y Sólo se vive dos veces. En 1966 se retiró del personaje.

Ya antes de su retiro como Bond había incursionado en otros roles, como Marnie, a las órdenes de Alfred Hitchcock, en 1964, y The Hill, dirigida por Sidney Lumet un año más tarde. En su ausencia como Bond, los productores probaron con George Lazenby en Al servicio de Su Majestad. No tuvo buenas críticas y Lazenby, que no quería ser encasillado en el personaje, anunció que era su única pelícua como el agente secreto. Entonces volvió Connery en 1971, para una última incursión, en Los diamantes son eternos, tras la cual le cedió la posta a Roger Moore.

Connery se afianzó en el Hollywood de los '70 en películas como Asesinato en el Expreso de Oriente, en 1974; y de John Huston en El hombre que sería rey, junto a Michael Caine, un año después. También hizo de un Robin Hood maduro en Robin y Marian, de Richard Lester, junto a Audrey Hepburn, en 1976, en uno de los últimos papeles de la actriz, que no hacía una película desde 1967.

El actor sorprendió a comienzos de los '80 cuando aceptó volver a hacer de Bond. Fue en Nunca digas nunca jamás, en rigor, una remake de Operación Trueno, producida por fuera de la franquicia de 007, y que se estrenó en 1983, el mismo año de una película oficial de Bond, Octopussy, con Roger Moore como protagonista. Tres años más tarde, y dirigido por Jean-Jacques Annaud, el actor protagonizó la adaptación de El nombre de la rosa, la novela de Umberto Eco.

1987 marcó el reconocimiento definitivo con el Oscar por Los intocables. Connery se sumó al film de Brian de Palma, protagonizado por Kevin Costner. "Si Capone saca una cachiporra, usted saque una pistola; si uno de sus hombres manda a uno de los suyos al hospital, usted mande a uno de Capone a la morgue", es una de las frases del guión de David Mamet que dice el policía Malone a Eliot Ness. El Malone de Connery le valió el Oscar a mejor actor de reparto.

En 1989, Connery se puso a las órdenes de Steven Spielberg para la tercera entrega de las aventuras de Indiana Jones, junto a Harrison Ford. El actor personificó al padre del arqueólogo en Indiana Jones y la última cruzada.

El comienzo de los años '90 vio a un Connery más volcado a películas con destino de éxitos de taquilla, como La caza del Octubre Rojo, La Casa Rusia, y Highlander II, cuyo rodaje lo trajo a la Argentina. 

En la segunda mitad de la década, Connery llegó a lo más alto de la taquilla con La Roca, de Michael Bay, que protagonizó junto a Nicolas Cage. También fue parte de uno de los mayores fracasos de entonces: la versión fílmica de Los vengadores. Y tuvo tiempo de ponerle la voz al dragón de Corazón de dragón.

En el comienzo del siglo XXI ofreció sus últimos roles. Hizo de un símil J. D. Salinger como escritor esquivo y recluso en Finding Forrester. Tres años más tarde, en 2003, llegaría su última película, La liga extraordinaria. Desde entonces, solamente volvió para poner la voz en el film de animación Sir Billi, de 2012.

Su retiro lo oficializó en una entrevista de 2007. "Me cansé de tratar con idiotas. En Hollywood es cada vez más grande la brecha entre los que saben hacer películas y los que las financian", argumentó.

Fervoroso nacionalista (apoyó la independencia de Escocia), votado el hombre más sexy del siglo XX, dos veces casado (con la actriz Diane Cilento en los '60, madre de su hijo, el también actor Jason Connery; y en segundas nupcias, desde 1975, con Micheline Roquebrune), Connery fue noticia en agosto por la decisión de poner a la venta su mansión en Niza, por 30 millones de euros. El comienzo de su novena década de vida lo encontró en su casa de Bahamas. La noticia de su fallecimiento fue confirmada este sábado por la mañana por sus familiares a la cadena británica BBC.