Trece denuncias contra el hombre que la acosaba desde hacía cinco años, incluida una acusación por desobediencia judicial en la que Paola Estefanía Tacacho suplicaba ayuda. Una demanda por daños y perjuicios contra el acosador. Estas son algunas de las cuentas que hacen familiares y amigas de la joven profesora de inglés salteña asesinada el viernes a la noche en San Miguel de Tucumán, para asegurar que la familia del agresor y el Estado son responsables por su muerte

"Hacemos responsables a la familia del femicida, al estado y los gobiernos de Salta y Tucumán por el femicidio de mi prima. Exigimos que los responsables políticos y los fiscales paguen y sean revocados por el femicidio de Paola", aseguró Nilda Zerpa en la convocatoria a la manifestación que se hizo ayer en la plaza 9 de Julio de la ciudad de Salta. 

Paola comenzó a denunciar a su agresor, Mauricio Gilberto Parada Parejas, en 2015. Desde entonces se sucedieron sus denuncias, pero también de su familia, de su prima Nilda, en Salta, por los mensajes intimidantes que recibió desde un perfil de Facebook falso armado por el acosador que el viernes usó el mismo cuchillo con el que la mató para suicidarse, viéndose rodeado por los vecinos que acudieron ante los gritos de la joven.

"Es una situación escandalosa. Es escandaloso. Es tan grave", se lamentó ayer Jimena Balvina Maidana, integrante del Plenario de Trabajadoras de Salta, ex pareja y amiga de Paola.  

Por Alberto Lebbos, padre de la joven Paulina Lebbos, que llamó para solidarizarse y ofrecer ayuda, los allegados a Paola supieron que en 2017 la Justicia tucumana había sobreseído a Parada Parejas por la desobediencia judicial que le achacaba la joven por haber violado al menos dos veces una restricción perimetral que le habían dictado antes. "Lo que impacta es: la justicia tucumana la condenó a la muerte" porque "la dejó totalmente indefensa en una situación tan grave. Eso es el mayor dolor, es una bronca tan grande, porque era algo totalmente evitable. Ella debería estar acá", sostuvo Balvina. 

"La justicia de Tucumán nunca hizo nada con todas las denuncias que ella realizó y las denuncias que realizamos con nuestra madre y mis primas a las cuales también acosaba vía redes, nunca movieron un dedo para protegerla ya que la familia de este tipo tenía vínculos con la política de Tucumán, nunca lo encerraron ni siquiera un día, nunca respetó las perimetrales, NO HICIERON NADA EN 5 AÑOS", resumió su hermana en un texto difundido ayer convocando a una manifestación el lunes, 2 de noviembre. "Marchamos, con el alma rota, pero marchamos en Salta y también en Tucumán", convocó.

Paola nació en Salta, en el seno de una familia trabajadora. Soñaba con estudiar inglés y con viajar por el mundo. Después de terminar la secundaria en el Colegio del Huerto se fue a Tucumán, a estudiar el profesorado de inglés. En San Miguel ya estaba Balvina, con quien había iniciado un romance. 

Para afrontar sus gastos, Paola contaba con la ayuda de su abuela, pero esta mujer falleció cuando todavía estaba estudiando y la joven pasó mil estrecheces hasta terminar sus estudios. Nilda recordó ayer que incluso antes de terminar ya "empezó a trabajar y a independizarse, a comprarse su ropa", y a viajar. 

Enseñando en el terciario del Colegio Mark Twain, Paola conoció al entonces estudiante Parada Parejas. Según contaron otros estudiantes, el joven se enojó con tres docentes por una mala nota y luego se obsesionó con Paola. La acosaba con mensajes violentos y obscenos. Sabía sus horarios, la esperaba en el trabajo, en su casa, en el gimnasio. Creaba falsos perfiles de Facebook, con el nombre de Paola y enviaba mensajes violentos a sus conocidos y amigos. 

Parada Parejas, fotografiado en una de sus esperas de Paola.

"Un día entró al edificio de su departamento y le escribió cosas obscenas, le rascó todas las paredes, le dejaba fotos de ella por debajo de la puerta", señaló Nilda, quien aclaró que nunca hubo una relación cercana entre el agresor y su prima. 

"Es una persona que hace cinco años la venía molestando, tocando el timbre de la casa, molestando a los vecinos, molestándome a mí", sostuvo ayer la novia de Paola, Ana Reynoso, en declaraciones a medios tucumanos. Una vez ella lo confrontó, le dijo que dejara de hostigarlas, "me dijo que ya no había perimetral, por lo tanto tenía todo el derecho a acercarse". 

Ana contó que en la demanda por daños y perjuicios que Paola había iniciado con la ayuda de la Fundación de Susana Trimarco se dispuso una mediación en la que "el acosador y el hermano del acosador, que era un político, le decía a Paola que era ella la que se tenía que ir de la zona". Ana, Nilda y Marcelo Rodríguez, amigo de Paola, coincidieron en responsabilizar a la familia por no haber tomado medidas para frenar al acosador. 

"No era normal, él tenía problemas, pero no me importa, la familia se tenía que haber hecho cargo", sostuvo Rodríguez, quien recordó que acompañó a la joven a la oficina del hermano del acosador. "Ustedes no saben si es mi hermano, no hay pruebas de que sea él", les dijo cuando le relataron el hostigamiento pidiéndole que interviniera para poner fin a esa situación. 

Rodríguez también recibió mensajes del acosador. "Hablaba mal de las feministas", "nombraba la palabra femicidio en los mensajes". "Decile a Paola Estefanía Tacacho y a Susy que la(s) vamos a matar, no importa dónde ni cuándo, india hija de puta", decía un mensaje enviado en 2018. Como antes Paola, él también tuvo que dar de baja sus cuentas en las redes sociales. 

Ayer una docente de Antropología Filosófica en la Universidad Nacional de Tucuman contó que en 2011 tuvo de alumno a Parada Parejas, quien luego le envió mensajes "espantosos" con amenazas de muerte y contenidos sexuales. La profesora denunció este hecho y en este caso el acoso se frenó. 

Su señoría quería más pruebas

En septiembre de 2016 el fiscal Diego Alejo López Ávila requirió que se eleve a juicio la causa contra Parada Parejas por el delito de desobediencia judicial, cometidos el 1 y el 21 de junio de 2016, días en que fue al trabajo de Paola y a su casa, a pesar de que desde el 27 de mayo tenía una medida cautelar de restricción de acercamiento a la joven. 

El defensor de Parada Parejas, Juan Andrés Robles, pidió el sobreseimiento asegurando que no había pruebas. El 5 de junio de 2017 el juez interviniente, del Juzgado de Instrucción III de Tucumán, dictó una resolución en la que coincidió con el defensor y hasta consideró que llegar a un debate en esta causa iba a implicar "un dispendio jurisdiccional innecesario".

“No surgen fundamentos ni pruebas razonables que inequívocamente indiquen que Maurio Gilberto Parada Parejas fue autor o partícipe en el hecho” y “no existiendo pruebas contundentes que lo incriminen” corresponde sobreseerlo, concluyó. 

Si la decisión del magistrado puede resultar chocante, y reveladora, una vez más, de la falta de perspectiva de género de los integrantes de los poder judiciales, es especialmente conmovedor leer en el mismo resolutorio el pedido de ayuda de la víctima. Ya para junio de 2016 tenía dos denuncias contra el acosador, a pesar de lo cual “no depone su actitud perturbadora hacia mí", decía. 

El hostigamiento venía de hacía un año, "con mensajes  en Facebook a mí y a mis familiares, me dejaba cartas, me esperaba afuera de mi trabajo" y en ese momento esa violencia seguía. “Los sábados entre las 15 y las 17 me toca el timbre y sale corriendo, por lo que tengo que desconectar el portero”, enumeraba Paola antes de pedir que “se tomen las medidas necesarias”.

La última acción de la joven para intentar frenar a su acosador fue una demanda por daños y perjuicios que presentó el 29 de mayo último. La acción iba contra Parada Parejas y su familia. Y luego pensaba accionar contra el Estado. Ahora la familia tiene la intención de seguir con la demanda. "Al Estado, por inacción y la familia de él, por cómplice. La familia de él le alquilaba un departamento a ocho cuadros del departamento de mi prima", relató Nilda Zerpa.