La producción automotriz registró en marzo una caída del 13,2 por ciento contra igual mes de 2016, según el reporte de Adefa. El sector no logra superar su crisis a pesar de que las ventas de vehículos al mercado interno siguieron en ascenso el mes pasado. La explicación de esa aparente paradoja es que la fuerte política de promociones y descuentos que desarrollan terminales y concesionarias es en beneficio de unidades importadas, que constituyen el corazón de la oferta en la plaza local. Al cabo del primer trimestre de 2017, la producción nacional se contrajo 7,4 por ciento respecto del mismo período del año pasado. Si la comparación se hace con el primer trimestre de 2015, el declive se agudiza hasta un 26,4 por ciento, de 123.546 a 90.905 unidades. Esa evolución tiene su correlato en materia laboral en los 4000 despidos y una cifra similar de suspendidos en el conjunto de las terminales. Los despachos desde las fábricas a las concesionarias, en cambio, subieron 13,6 por ciento interanual en marzo y 15,4 por ciento en el trimestre, hasta las 68.947 y 187.062 unidades, respectivamente. El incremento de las ventas es muy superior, del 42,8 por ciento, en relación a enero-marzo de 2015 (cuando habían totalizado 130.978 vehículos). Eso evidencia que el dinamismo que pueda exhibir el mercado interno es indiferente para la producción nacional en el esquema productivo de complementación con Brasil que definieron las multinacionales automotrices.

De los diez modelos más vendidos en marzo, solo tres son de producción nacional: el Palio, de Fiat, que ocupó el quinto lugar; el Volkswagen Suran, en el noveno, y el Ford Focus II, en el décimo. De ahí que la utilización de la capacidad instalada de la industria automotriz se arrastre por el piso. Según el Indec, es la más baja de todo el sector fabril. Se ubicó apenas en el 31,5 por ciento en febrero. Esa caída seguramente se verá algo atenuada cuando se comuniquen los resultados de marzo, ya que el mes pasado la producción automotriz creció 66,9 por ciento contra febrero, pero la tendencia se mantiene firme desde el año pasado. El panorama podría ser un poco mejor hacia fin de año, cuando Mercedes Benz haya avanzado con la inversión de 150 millones de dólares que anunció esta semana para producir una nueva versión del utilitario Spinter, con la incorporación de 500 trabajadores.

Pero la clave para la producción local pasa por el mercado externo, hacia donde se dirige en la actualidad el 44 por ciento de los vehículos ensamblados en el país. En marzo se exportaron 17.508 unidades, un 1,8 por ciento más que en igual mes de 2016. En el acumulado enero-marzo, el alza fue del 14,0 por ciento, con 40.193 vehículos. Sin embargo, la recuperación es pobre en comparación con la profundidad de la caída que se había producido el año pasado. En el primer trimestre de 2015 se habían exportado 60.402 unidades. Es decir que entre 2015 y 2017 la baja en las ventas a terceros mercados todavía se ubica en 33,4 por ciento. El principal responsable de esa evolución es Brasil, que al cabo del primer trimestre siguió un 15,5 por ciento abajo en su demanda de vehículos nacionales respecto del mismo lapso del año pasado.

En cuanto a los despachos desde las terminales a las concesionarias (ventas mayoristas), subieron 15,4 por ciento en el trimestre, como se indicó al comienzo. A ese dato hay que agregar un aspecto central: las ventas de vehículos producidos en el país cayeron en el mismo período un 16,5 por ciento, por lo cual sigue creciendo el proceso de sustitución de fabricación local por importaciones. De las 68.947 unidades despachadas, solo 18.714 fueron nacionales, una participación de apenas el 27,1 por ciento.