Avellaneda siempre fue un barrio que respiró fútbol. Y entre las ocho mayores goleadas del clásico en el profesionalismo, la más amplia fue el 7-0 que Independiente le aplicó a Racing Club hace 80 años. Si bien era una época en la que solían verse marcadores con muchos goles, nadie podía prever una diferencia semejante, y a la fecha sigue siendo el resultado más abultado. El Rojo era por entonces bicampeón argentino y tenía en sus filas al paraguayo Arsenio Erico, quien esa tarde metió un doblete. En aquella vapuleada Academia militaba otro artillero guaraní, Delfín Benítez Cáceres, que terminó como goleador de aquel campeonato, pero justo en el derbi no la metió.

La Segunda Guerra Mundial llevaba poco más de un año sumando víctimas a caballo de la ignominia. Pero en el Sur del conurbano no corría sangre: sólo se palpitaba la previa de un nuevo clásico que -pocos lo imaginaban- terminaría a larga metiéndose en la historia con la sana prepotencia de los goles. 

En la primera rueda habían igualado 1-1 en la cancha de Racing. Y el 3 de noviembre de 1940 debía disputarse la revancha, correspondiente a la fecha 27 del Campeonato. Ante unos 30 mil espectadores, la recaudación del clásico de Avellaneda alcanzó los 18.428,50 pesos. Pero la primera sorpresa de aquella jornada llegó al cabo del partido de reserva, en el que Independiente doblegó 10 a 0 a Racing.

La segunda empezaría a cocinarse cuando el árbitro Juan José Alvarez pitó el inicio del juego en el moderno estadio del Rojo, que salió a la cancha con Bello; Sanguinetti, Coletta; Franzolini, Leguizamón, Celestino Martínez; Maril, De la Mata, Erico, Sastre, Zorrilla (estos últimos cinco, un frente ofensivo que no disparaba balas, pero metía muchos goles y devendría célebre como delantera).

Enfrente, la Academia, que no le ganaba como visitante de su archirrival desde 1934, salió al campo de juego con Risso; Salomón, Vidal; Santiso, Narvarte, José García, Devizia, Zito, Fila, Enrique García y el "Machetero" Benítez Cáceres, sin imaginar lo que llegaría en los 90 minutos. 

El partido era entretenido, pero sin goles. Al menos hasta los 41 minutos del primer tiempo, en el que Leguizamón la embocó con un cabezazo y le daba la ventaja al local. Racing no terminó de acomodarse y al ratito el paraguayo Erico metió el 2-0 parcial, también de cabeza. 

La cosa se puso realmente fulera para Racing llegando al cuarto de hora del complemento, cuando Zorrilla con otro testazo y De la Mata aumentaron la cuenta para Independiente, cuya hinchada a esa altura no cabía en sí por tanta alegría. La Academia no reaccionaba y sus simpatizantes comenzaban a retirarse silbando bajito de la Simple Visera de Cemento, como era llamado entonces el estadio del Rojo. 

En los últimos cinco minutos, cuando todo parecía concluido, Zorrilla, De la Mata y Erico completaron sus respectivos dobletes para aumentar el tanteador hasta un inolvidable 7-0, marca imbatida desde hace ocho décadas. La imagen que daba Racing "era como esas malas fotografías que con los años se borran", según escribió para El Gráfico el notable Félix Daniel Frascara, padre y abuelo de periodistas. De hecho, algunos dirigentes de la Academia acusaron al equipo de haber jugado "sin mucho empeño", lo que significó una verdadera afrenta para sus jugadores.

Independiente se perfilaba así rumbo al tricampeonato. Pero pese a la confianza generada tras esa rotunda victoria en el clásico, una serie de sorpresivos malos resultados favorecieron a Boca, que finalmente se consagró campeón de 1940. 

Para consuelo de Racing, el "Machetero" Benítez Cáceres -otro temible goleador paraguayo que venía de reventar redes en el Xeneize la década pasada- terminó siendo el artillero del torneo junto a Isidro Lángara, emblema español de San Lorenzo, cada uno con 33 tantos en 34 partidos.

Párrafo aparte para Erico, el máximo goleador en el clásico de Avellaneda (19 gritos) y que en el mismo campeonato colaboró con 29 conquistas de entre las 56 que marcó el Rojo. Para tener una idea, en el trienio 1938-1939-1940 -donde ganó dos títulos y un subcampeonato-, el eterno goleador de Independiente se anotó con 109 tantos. Luego se transformaría el máximo goleador de la historia profesional. Un fenómeno como pocos.