La Argentina no fue el único país emergente que en los últimos meses atravesó tensiones financieras e inestabilidad cambiaria. El mundo se mostró más complejo para las economías no desarrolladas. “Las principales monedas de los mercados emergentes se venían depreciando marcando una tendencia en los últimos años pero el coronavirus aceleró el proceso en 2020”. Así lo detalló el último informe del Instituto Internacional de Finanzas.

En el documento de esa entidad se precisó que en términos reales el peso argentino perdió un 50 por ciento de su valor desde 2017, mientras que el real de Brasil bajó un 40 por ciento y la lira turca un 35 por ciento.

En el estudio se menciona que devaluaciones de esta magnitud ocurrieron únicamente en nueve oportunidades en los últimos 40 años. Se analizaron casos en los que un país mantuvo por tres años la tendencia de depreciación real y no ocurrieron rebotes rápidos (para retornar a la paridad real cercana a la que había antes del inicio de la ola de devaluaciones).

El informe analizó los casos de México (1995), Indonesia (1998), Rusia (1998), Brasil (1999), Argentina (2002), Uruguay (2002), Egipto (2003 y 2016) y Ucrania (2014). El patrón común para estas economías fue la caída fuerte del PIB –al menos en el primer año de la devaluación- junto a la progresiva recomposición de los balances externos.

La falta de certidumbre respecto de lo que ocurrirá con la crisis sanitaria dificulta marcar un panorama para los países emergentes. Economistas de distintas corrientes aseguran que la fuerte emisión de los bancos centrales del mundo desarrollado podría traducirse en un rebote en los flujos de capitales hacia los mercados emergentes. 

Entre los grandes gestores de fondos de inversión comenzaron en noviembre a hacer compras de activos de estas economías. Blackrock fue uno de ellos.

Otro de los elementos que puede colaborar principalmente en los mercados que producen materias primas es el ciclo expansivo de los precios de commodities alimenticias. Por ejemplo la soja se acerca a los 420 dólares por tonelada marcando los niveles más elevados desde 2016. La tendencia de suba se replica para el maíz y el trigo.

En la bolsa de Rosario aseguraron que estos precios internacionales de las materias primas mejoran por dos motivos. 

El primero son las condiciones climáticas adversas en países productores como los Estados Unidos. 

El segundo son las mejores expectativas respecto de la posibilidad de que las vacunas contra el coronavirus permitan avanzar más rápido contra la pandemia y los niveles de consumo global mejoren antes de lo pensado.