La queja que dejó trascender la CGT contra el gobierno nacional durante la semana que pasó, bien podría sintetizarse en que no se sienten considerados a la hora de definir medidas en temas que los involucra directamente. Pero esa molestia también incluye el plano relacionado a la vida interna de la central obrera y lo incómodo que resulta para la conducción las diferentes expresiones de cercanía que Alberto Fernández le dispensa al camionero Hugo Moyano. Por ahora, la carta pública de la CGT consiguió que el ministro Claudio Moroni los llamara y les avisara que la doble indemnización y la prohibición de despidos se prorroga. Pero del encuentro con el Presidente que ellos pretende todavía no hay novedades. 

Los cambios el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), el fin del IFE y el anuncio de la nueva fórmula del cálculo de la jubilación puso a los gremialistas en guardia y lo expresaron a viva voz en la reunión del consejo directivo. A eso sumó el freno a la reapertura de las paritarias. La queja gira alrededor de la falta de comunicación, la no consulta cuando "la CGT es parte del gobierno". Es por eso que algunos de los participantes hablaron de paro o movilización. La central obrera quiere se reactiven las  mesas tripartitas que había armado la Rosada para que de allí salgan los consensos.

“Hay una pérdida importante del poder adquisitivo. Hubiésemos querido que el Gobierno nos convoque. Es una decisión unilateral y vemos con preocupación que se estén anunciando ajustes en elementos como el IFE, el ATP y lo previsional. Estas cuestiones deben discutirse en una mesa”, dijo durante una entrevista radial Andrés Rodríguez. En cuanto a la posibilidad de que se tomen medidas de acción directa, el titular del poderoso gremio estatal UPCN dijo que “pueden estar latentes siempre que no se solucionen los problemas. Si esto no ocurriese, veríamos qué medidas tendríamos que aplicar”.

Las declaraciones del estatal fueron una versión edulcorada de lo que él mismo dijo durante el encuentro sindical. Rodríguez fue uno de los que pidió medidas de fuerza y lo acompañaron el gastronómico Argentino Geneiro y el ferroviario Omar Maturano. 

Por ahora estas propuestas no tuvieron eco en el resto de los dirigentes sindicales aunque sería paradójico que la CGT se anime a lanzar un paro o una movilización contra Fernández cuando a Mauricio Macri recién le hicieron la primera medida de fuerza más un año después de su asunción, sin pandemia y ya con devaluaciones calamitosas. Incluso antes tuvo que pasar el 7 de marzo de 2017 donde se fueron abucheados mientras le cantaban "poné la fecha (del paro) la puta que te parió".

Los solivantados de esa reunión fueron rápidamente calmados al grito de que nunca le hacen paro a sus respectivos patrones.

Los gremialista están que trinan también por la crisis que viven las obras sociales sindicales. Según informó en esa reunión José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) el déficit mensual asciende a 1500 millones de pesos y todos teman que pueda ser peor si son las obras sociales las paguen las vacunas contra el coronavirus para sus afiliados.

Por ahora recibieron solo el llamado del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, quien les avisó de la prórroga del decreto que prohíbe los despidos e impone la doble indemnización. Pero eso no los aplaca. Están molestos con el ministro al que responsabilizan de tener pisada la reapertura de las paritarias y dejar todo para un supuesto mejor escenario en 2021. 

La charla con Moroni no es suficiente y la central sindical espera ser invitada a un encuentro con el Presidente que no aparece en la agenda. Eso no significa que no vaya a ocurrir sino que en la Rosada hay quienes consideran que debe haber un tiempo entre la publicación de la carta y la reunión.

El factor Moyano

A todas estas razones hay que sumarle la interna sindical. Las relaciones con Hugo Moyano son complicadas. Si bien es cierto que durante la campaña electoral, donde el camionero y Héctor Daer, se sumaron a la mesa de acción política del PJ bajo la consigna "hay que unirse hasta que duela", con el correr del tiempo esa pax se fue diluyendo. Los Moyano no pierden oportunidad de cuestionar el modo de hacer política de la conducción cegetista y el momento cúlmine se dio el 17 de octubre cuando el camionero junto al bancario Sergio Palazzo, y los pocos sindicatos que quedaron dentro del (un tanto deshilachado) Frente Sindical para el Modelo Nacional, organizaron con gran éxito la caravana y que le permitió tener al gobierno una expresión pública de respaldo luego de que se frustrara la web con la que la CGT buscaba realizar una movilización virtual. 

Moyano junto a esos gremios aliados volverá a movilizarse este próximo 17 cuando se recuerde el día de la militancia en homenaje al retorno de Juan Domingo Perón en 1972. Estas movidas del camionero deja en evidencia la falta de energía de la CGT pero sobre todo lo que molesta son las muestras de cercanía de Alberto Fernández con los Moyano. 

Un dirigente sindical de larga trayectoria le dijo a Página/12 que le sorprendía la queja de sus colegas cegetistas con respecto al Presidente y sus reuniones con Moyano. "Alberto es así. Hoy se junta con vos y mañana conmigo. Es pragmático como todo dirigente político". En tanto, el canillita Omar Plaini afirmó, en el programa Marca de Radio, que la CGT debe replantearse algo más profundo y que pasa por definir qué tipo de central sindical se quiere ser: "Hay que definir si vamos a ser una CGT protagonista o simplemente acompañar. Si no, es lo mismo acompañar a este gobierno que a cualquier otro".