Dalila Ippolito cumplía con la cuarentena estricta en la casa de una amiga cuando en junio recibió un mensaje de su representante. “Necesito hablar con vos. Avisame cuando estés libre”, le escribió Xavi Pascual en Whatsapp. La enganche ya estaba analizando ofertas de algunos clubes del exterior, por lo que pensó que se trataba de una cuestión más. Hasta que atendió la videollamada.

–Dalila, te quiere la Juventus. ¿Estás preparada?

–Dale, dejá de boludearme. ¿De qué querías hablar?

–No me creés, enana. Te quiere la Juventus.

Dalila miraba fijo la pantalla sin entender lo que estaba pasando. “Fue loquísima la forma en la que me enteré”, cuenta hoy, a poco más de dos meses de su debut en la Vecchia Signora. No te puedo explicar lo que sentí. Tenía tantas emociones, tantas cosas en mi cabeza. Fue un día rarísimo, porque no me esperaba esa propuesta ni loca. Fue algo soñado pero inesperado”, analiza. Con su pase, la mediocampista nacida y criada en los potreros de Villa Lugano se convirtió en la primera argentina en disputar la Serie A Femenina de Italia. Nada mal para sus 18 años…

– ¿Cómo le diste la noticia a tu familia?

– Se los conté a través de una videollamada. Mi mamá se largó a llorar y mi papá estaba re emocionado también, porque es re futbolero. Un poco más y gritaba por la ventana de Lugano que Dalila se iba a jugar a la Juventus (se ríe). Yo le decía: “Pará un poco, papá. No tenés que decir nada”. Fue un momento muy emocionante ese también. Ellos fueron más felices que yo.

Dalila y su camiseta de Juventus, donde es la primera futbolista argentina en la historia del club. (Juventus Woman)

– Tenés apenas 18 años y estás jugando en el mejor equipo de la Serie A de Italia. ¿Te genera cierta presión?

– No, la verdad que no siento presión. Trato de no pensarlo tanto, si no me termino presionando yo misma. Yo intento jugar al fútbol y disfrutar del momento y el lugar en donde estoy. Cada vez que entro a la cancha y tengo la pelota en mis pies, trato de dar lo mejor. No pienso en lo que dice la gente.

– Recién decías que cuando recibiste la propuesta de la Juve no lo podías creer. ¿Por qué pensás que se fijaron en vos?

– En Europa no hay muchas jugadoras desequilibrantes en cuanto al uno versus uno, y esa es una de mis grandes virtudes. Creo que eso es lo que vieron, además de la posición en la que juego. Acá no hay muchas futbolistas que jueguen de enganche, no se usa mucho. Por eso creo que buscaron algo diferente.

C ómo no vas a ser desequilibrante, si cuando eras chica y te regalaban muñecas… Contanos qué hacías.

– (Se ríe). Les sacaba la cabeza y me ponía a jugar a la pelota. Ahí mis papás se dieron cuenta de que nunca más me tenían que regalar muñecas. Era terrible de chiquita, no tenía noción de nada y pateaba todo.

Además de ser la primera argentina en jugar en la Juventus, Dalila es la primera jugadora que tiene una cancha con su nombre. A poco tiempo de empezar la cuarentena, el Club Jóvenes Deportistas de Lugano –donde se inició como futbolista a los siete años– decidió que el estadio principal de futsal llevara su nombre. “En ese club viví los momentos más lindos que tengo en mi memoria. Desde el día uno me abrieron las puertas, y eso es muy significativo para mí. Pasé momentos felices y tristes también, porque la derrota en el fútbol y el baby, cuando sos chica, es lo que más duele”, recuerda con ternura.

– ¿Qué recuerdos tenés de esa infancia?

– En cuanto a mi familia, fue una etapa un poco difícil. Mis papás trabajaban y no podían ir a verme, pero hacían lo posible. Siempre tuve a alguien que me pudiera llevar y traer, o que me diera las cosas que necesitaba. Cuando no había plata para los botines, los papás del club se ponían de acuerdo y me los compraban. Esas cosas siempre se quedan con vos.


– Muchxs jugadorxs de fútbol sueñan con que les vaya bien para poder ayudar a sus familias. ¿Es uno de tus objetivos?

– Sí, lucho por eso y es algo que me da fuerzas cuando estoy desganada. Uno de mis sueños es poder vivir en Europa y traer a mi familia. Me gustaría que mis hermanos no pasen las necesidades que pasamos en algún momento, poder darles todo lo que no tuvimos de chicos. Pienso en eso y es cuando más quiero dar de mí. Ojalá en algún futuro tengamos la oportunidad de compartir todo esto, que realmente es una locura. Cada vez que salgo a la calle de Torino, me quedo alucinada mirando todo alrededor y pensando en lo que daría por que mi familia estuviera acá.

Ahora que estás en Europa como muchas de las jugadoras que emigraron en el último tiempo, ¿creés que va a haber un cambio en la Selección Nacional?

– Sí, todos sabemos que hay una gran diferencia entre la inversión que generan los clubes en Europa y la que generan en Sudamérica. Yo creo que va a haber una evolución muy grande en cuanto a lo futbolístico, en lo táctico y lo técnico. Creo que nosotras como jugadoras vamos a generar un gran cambio para luego inculcarlo en la Selección.

– ¿Qué deseás vos para el fútbol femenino argentino?

– Deseo un fútbol femenino profesional, eso es lo primordial. Los clubes son los que tienen que empezar a creer en las jugadoras, a creer que si ellos invierten y los canales de televisión nos hacen visibles, todo esto va a crecer a pasos agigantados. Te das cuenta. Las argentinas que estamos hoy en Europa, estamos acá por nuestro nivel. Deseo que los clubes empiecen a invertir y así podamos crecer todos: ellos, nosotras y la Argentina.

*Ornella Sersale, Sofía Martínez y Florencia “China” Pereiro.