Desde Santa Fe

El Estado terrorista tenía su complemento: el Estado burocrático que registraba y dejaba por escrito el accionar de la represión. Ayer, la secretaria de Derechos Humanos de la provincia Lucila Puyol reveló lo que parece un secreto de los burócratas del genocidio: el hallazgo de un archivo de la Policía de Santa Fe que permaneció oculto durante 40 años, intacto, como una cápsula del tiempo. Un fondo documental que sorprendió por su volumen y magnitud, que la directora de la Memoria Valeria Silva cree que es el más importante que se descubre en 20 años, desde que se creó el Archivo Provincial de la Memoria, en el gobierno peronista de Jorge Obeid, en 2006. “Lo que encontramos es impresionante”, dijo Puyol a Rosario/12 porque son documentos del núcleo estratégico de la Policía santafesina: el D3 (Operaciones), el D4 (Logística) y el D5 (Judicial). Así, aparecieron libros desconocidos del Comando de Operaciones Policiales (COP) de 1977 y 1978 y de la Agrupación de Unidades Especiales (AUE) de 1976 y 1977, que eran brazos ejecutores: participaban y registraban los operativos de los grupos de tareas. Más, manuales de adoctrinamiento, vínculos con la comunidad de inteligencia que dirigía el Destacamento de Inteligencia 122 del Ejército y decenas de legajos de presos políticos con libertad vigilada, entre ellos los de Victorio Paulón, Osvaldo Cambiaso, Jorge Destéfani (esposo de Silvia Suppo) y Stella Marys Garategui de Puyol, que era la mamá de Lucila.

El archivo se encontró el 10 de noviembre. El lugar se mantiene en reserva por cuestiones de seguridad. Puyol llamó al fiscal Martín Suárez Faisal, que está a cargo de la unidad de Derechos Humanos, quien documentó el hallazgo en un acta y autorizó el traslado al Archivo Provincial de la Memoria para su inventario y clasificación. Suárez Faisal fue acompañado por la fiscal auxiliar Jimena Caula.

Al mismo tiempo, la secretaria de Derechos Humanos entregó al gobernador Omar Perotti un informe de la “Documentación policial abandonada” –como lo llamó-, de un período que estimó en treinta años, desde el 60 hasta el 90. Las capas geológicas de las pilas de papel que llegaban hasta el techo, dificultaban abrir la puerta y ocultaban una escalera y un entrepiso que aparecieron en los días del rescate.

El traslado demandó dos semanas con la participación de un equipo del secretario de Protección Civil, Roberto Rioja y hasta de los Bomberos. Un trabajo incesante porque los documentos se tuvieron que acondicionar en 500 bolsas de arpillera reforzadas porque las de consorcio no resisten el peso del papel. Ese es el volumen del fondo documental. La coordinadora del Archivo de la Memoria María José Vanni estima que la tarea de clasificación puede demandar dos años. A una bolsa por día, serían 500 días hábiles.

“Lo importante es hacer un trabajo articulado y coordinado con el patrimonio documental que ya tiene el Archivo de la Memoria. En 1998, la ex fiscal Griselda Tessio y una comisión de Apoyo -que también integraba Puyol y la investigadora Beatriz Pfeiffer, entre otros- incautó más de 500 libros policiales, archivos fotográficos y de huellas digitales, en lo que hoy se conoce como el fondo documental de la Policía de Santa Fe. Fue en el primer gobierno de Obeid. “Ahora, con este nuevo hallazgo, hay que articular los libros policiales, con el material y documentos que se encontraron para cruzar la información y complementarla”, explicó la secretaria de Derechos Humanos. La inmensidad de las pruebas que dejó la burocracia del terrorismo de Estado.

Mientras se hacía el traslado, Valeria Silva descubrió los legajos de los presos políticos, que eran controlados por Operaciones Policiales (D3). Una carátula la sorprendió: “Stella Maris Garrategui de Puyol”. Mal escrito el segundo nombre y una erre de más en el primer apellido. Lucila se conmocionó ante el hallazgo. Abrió la carpeta y allí repasó la ficha de su mamá, los datos personales, la foto y las huellas dactilares del documento, el domicilio y la vigilancia a toda la familia. Las tres hijas: Lucila y sus hermanas Patricia y Manuela, que eran niñas y la abuela Pepita que vivía con ellas. Todas estaban vigiladas. "Fue muy fuerte encontrar esto”, dijo Puyol, sin disimular su impacto. Descubrió 40 años después que toda la familia estaba bajo libertad vigilada.

Ayer, en el anuncio del hallazgo, la Secretaría de Derechos Humanos exhibió ante la prensa los legajos de presos políticos que autorizaron su acceso. Dos de ellos, Francisco Klaric y José Villareal estaban allí para anoticiarse de esos documentos. Los otros legajos eran de un histórico del sindicalismo como Victorio Paulón UOM Villa Constitución, Osvaldo Cambiaso, Jorge Destéfani (esposo de Silvia Suppo), Elsa Splendiani (secretaria de Derechos Humanos de ATE), Rubén Maulin, Carlos Hisi y Juan José Perasolo, ya fallecido, esposo de la subsecretaria de Derechos Humanos Anatilde Bugna, entre otros. “Creemos que hay más legajos”, dijo Puyol, que saldrán a la luz a medida que avance el rescate de los documentos.

Descubrir los libros desconocidos del Comando de Operaciones Policiales es otro indicio. “Estoy segura que vamos a encontrar pruebas y aportes para los juicios de lesa humanidad, para los que están en trámite, en la etapa oral y en la etapa de instrucción y posiblemente nos ayude a profundizar nuevas investigaciones, con nuevos imputados”, dijo Puyol. “Posiblemente, en esta documentación hay nombres de represores que no se conocen".

"La represión en Santa Fe tenía una espesura mucho más ancha que la cantidad de imputados que se lograron investigar y llevar a juicio. Y en varios casos se repitieron los imputados. No fueron uno o dos comisarios solamente. Acá, como en todo el país, hubo una estructura represiva que aplicó el plan sistemático del terrorismo de Estado”. “Lo que encontramos son las huellas”, concluyó.