La tapa tiene 15 palabras y una foto. Está el nombre del autor del libro “Martín Souto”, está en una tipografía más grande la palabra “Boca” y más chica “del mundo”. Y una bajada: “Historia secreta de la final contra el Real Madrid.” Pero el gran hallazgo de la portada de este libro de Planeta es la foto. De espaldas, con el 10 en la camiseta, con los brazos abiertos, el pie izquierdo levantado para darle más movimiento a la acción, Juan Román Riquelme espera. De frente, con el 9 en el pantalón azul y los brazos también abiertos como dispuesto a levantar vuelo, llega Martín Palermo. Un segundo después se producirá el abrazo inmortal. Casi un símbolo de lo que es esta obra, cuyo gran mérito es mostrar la intimidad, los curiosos, divertidos y caóticos entretelones de la gran conquista boquense.

Souto no estuvo en Japón, no vivió la previa pero como buen periodista con un oficio de un cuarto de siglo, indagó, buscó datos, recortes y recogió decenas de valiosos testimonios directos de jugadores, periodistas que acompañaron a la delegación, dirigentes e hinchas. Hay miradas diversas, perspectivas disímiles y matices de todo tipo que suelen confluir en los tres lados de la Santísima Trinidad Bostera: Riquelme, Palermo y Bianchi.

El libro está dividido en 12 capítulos que cuentan los hechos cronológicamente desde el 24 de mayo del 2000, el día que el Real Madrid se adjudicó la Champions League, hasta el regreso a la Argentina, pasando por la noche del 3-0 a River en la Bombonera y la final contra el Palmeiras en el Morumbí.

Y pone el foco en un mito. ”Así como aquel grupo quedó en la historia por lo futbolístico también lo hizo por romper con un mito. Las famosas cuatro partes iguales acordes, estables que una mesa debe tener para no tiemble. Si falla una y se quiebra la mesa se va al demonio. Y es un lugar común en el mundo de la pelota decir que si no hay armonía entre las cuatro patas (futbolistas, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas) no se pueden lograr grandes cosas”, dice Souto, a modo de prólogo. Los testimonios dan cuenta de la mala relación de muchos futbolistas con los dirigentes, de los conflictos internos entre los jugadores que alcanzaron el punto máximo de ebullición en Tokio y que llevaron a Carlos Bianchi a formular una frase que le da título a uno de los capítulos. "Si alguno de ustedes no le llega a dar la pelota a un compañero yo, personalmente, me voy a encargar de que nunca más jueguen al fútbol en ningún lado". Antes de eso había dicho el director técnico: “Paso más tiempo con ustedes que con mis hijos, pasamos juntos 240 días de 365, ¿vamos a tirar todo por la borda o vamos a seguir construyendo”.

Después de contar miles de detalles sobre el partido y el festejo posterior, Souto dedica un capítulo a la búsqueda de respuestas a una pregunta. ¿Cuál es el secreto de Bianchi? Nicolás Burdisso ofrece una de las claves: “Bianchi no tenía un secreto; tenía mil. El era, por ejemplo, un adelantado en individualizar un aspecto del rival y hacer centro en eso.” Y completa Chicho Serna: ”Era impresionante como analizaba a los contrarios, yo sentía que salí a a la cancha sabiendo todo sobre ellos”.

Souto cierra el libro con una conmovedora anécdota de un joven hincha, Miguel Rossi. Había ido a Japón estimulado por su padre enfermo que empeño hasta la última moneda para que su hijo cumpliera el sueño. El muchacho tomó el avión de regreso casi inmediatamente después de la consagración, preocupado por la salud de su papá y, cuando llegó a Buenos Aires, se enteró que el hombre había muerto en la noche previa al partido y que poco antes de morir había pronosticado “va a ganar Boca con dos goles de Palermo”. Y el hincha le dijo a Souto: “Yo siento que esos dos goles de Martín los hizo mi viejo desde arriba”.