Es como psicoanalista que estoy invitada a esta conferencia. Es la tecnología que hace posible mi presencia con ustedes hoy para este debate en Turín. La tecnología me permite participar en una discusión sin el cuerpo: todo lo que queda es la voz, el discurso y el pensamiento. "Es mejor que nada", dirían. Sin duda.

En mi disciplina, el psicoanálisis, trabajamos con el anudamiento de lo que Lacan llamaba “las tres dimensiones”: lo imaginario, lo simbólico y lo real. Lo imaginario está aquí: ven la imagen de mi cuerpo y yo veo la suya. Lo simbólico también está aquí: ustedes escuchan mis palabras. Pero ¿lo real? Solo puede ser aprehendido en esta conferencia por la ausencia de mi cuerpo.

Vayamos al tema propuesto y pensemos acerca de los efectos de la tecnología en los seres humanos. La tecnología no es nada nuevo. Incluso es uno de los fundamentos de la sociedad humana, como la arqueología lo ha demostrado. Hoy, siendo el modo de producción hegemónico el capitalista, nos hemos movido hacia el consumo de las masas. ¿Cómo se produce en las masas la sed de objetos? La acumulación de data y la circulación de información, vía teléfonos celulares inteligentes y computadores se moviliza: “¿Te gustó este objeto, este libro, esta música? También podría gustarte este otro producto”. Este es el mundo en el que vivimos. La acumulación de data y sus aplicaciones estadísticas dominan hoy en día el mercado de los objetos. Los mensajes que nos vienen dirigidos lo hacen a nuestro nombre propio, incluso por nuestro nombre de pila. Es la familiaridad de los Unos-completamente-solos, o mejor dicho, Unos que creen que están completamente solos. Las masas son manejadas por algoritmos que reflejan objetos desechables que enganchan sus deseos.

¿También lograrán las nuevas tecnologías, a través del uso de algoritmos, venir a vencer a los seres hablantes? Ya están en la búsqueda de nuestras elecciones, nuestros gustos, nuestros hábitos y nuestros movimientos. ¿Es una sentencia a muerte anunciada para el psicoanálisis? Esta disciplina, que desagrada siempre a los poderes del Estado, está fundada en el lenguaje articulado y el poder del discurso y cuyo objeto es el material verbal de las palabras, ¿será obsoleta pronto? ¿El analista será remplazado por una terminal en una calle o en un hospital?

Se entiende que la pregunta es ética y no técnica.

El saber ganado que está en juego en un análisis es una ganancia debida al sujeto y solo a él, en su irreductible singularidad. Además, el analista es borrado al final del trabajo, sicut palea, como estiércol dice Lacan, usando la expresión de Santo Tomás de Aquino. Es lo que nos permite mostrar que el discurso psicoanalítico, contrario a otros tipos de discurso, no es un discurso de dominación. El saber adquirido en y por el análisis propio es así el otro lado del saber adquirido por lo data y las estadísticas que apuntan a interferir en las elecciones del sujeto. Incidentalmente, una nueva profesión salió del cascarón en las redes sociales, Facebook, Instagram, Twitter: los “influencers”. Los psicoanalistas son el reverso de los influencers.

El reverso del psicoanálisis es el secreto. Si la tecnología de hoy en día permite la colección de las elecciones del sujeto -incluyendo las más íntimas- en una carpeta de datos, en el encuadre psicoanalítico las expresiones enunciadas ahí son el objeto de un absoluto secreto. Ninguna carpeta, ninguna grabación, ninguna colección de información. Si alguien pide hacer un análisis, las entrevistas preliminares permiten al analista decidir si la persona puede entrar en el dispositivo analítico. Es lo que algunos de nuestros colegas hacen en Latinoamérica, dicen, cuando han recibido pedidos de narcotraficantes. Rechazaron su entrada en análisis. Hay contraindicaciones para la experiencia psicoanalítica. El secreto es algo escaso. Se entiende que la obligación de confidencialidad no es del analizante. El secreto está impuesto sólo al analista. Obviamente, esto se soporta en la identidad tanto como en el síntoma en que es atribuido al nombre propio. Lugares para lo secreto tienden a ser cada vez más escasos. Aun así, el secreto es uno de los fundamentos de la posibilidad de una coexistencia social pacífica como de la posibilidad para vivir. Está asociado con fuertes afectos: modestia, vergüenza y angustia. Está asociado con lo que podemos llamar los objetos causa del deseo, o los objetos que son sacados del cuerpo, que son el origen de todo deseo. Este secreto no está solamente orientado hacia los demás, incluso al Otro, también es secreto para quien se lo guarda.

El cuerpo humano está en juego aquí; este cuerpo habitado, agujereado, y cortado por el lenguaje y las palabras recibidas desde la niñez; este cuerpo hablante cuyas facetas Jacques-Alain Miller ha explicado ya.

El psicoanálisis es una de las raras locaciones donde todavía lo secreto del goce de los cuerpos hablantes tiene un lugar.

 

*Extracto del texto publicado en “Psicoanálisis lacaniano”, leído en Biennale Tecnología, Turín 13/11/20, “Psicoanálisis y Tecnología”, Inst. Psicoanálisis Orientación Lacaniana. Tradujo Patricio Moreno Parra.