El alcance del freestyle no se detuvo ni siquiera cuando la pandemia amenazó con ponerle un tope. Este 2020 impuso la ausencia del público, elemento central de las más grandes batallas, cuyos gritos, arengas, silencios, ovaciones y reprobaciones se trasladaron con exclusividad al barro de las redes sociales.

Al cabo de unos meses de pausa, la disciplina recobró volumen en grandes competencias, y se consolidó como un contenido altamente televisable. A esa lógica obedece también la primera edición local de Combate Freestyle de este miércoles a las 23, certamen propio de la señal de cable Space, que lo va a transmitir en simultáneo por YouTube.

Además de los competidores, Darío “El Misionero” Silva tuvo que readaptarse con urgencia a la espacialidad de nuevos escenarios más distantes, más asépticos, más vacíos. “Jode un montón que no esté la gente, loco”, analiza con el NO. “Es totalmente diferente, es frío. El calor, el público, el aplauso, me potencian mucho más. Pero estamos reinventándonos, y digo ‘estamos’, porque somos todos los pibes los que le estamos dando vueltas para encontrar esa energía y seguir evolucionando”.

Después de distintas ediciones en México y Chile, la versión argentina de esta competencia va a contar con un surtido de participantes de FMS -Stuart, MKS, Nacho, Cacha-, figuras que siguen escalando desde el underBrasita, Saga-, y un histórico como Sony. Van a fluir sobre las instrumentales de Veeyam, bajo un formato de confrontación Seven To Punch, con la lógica de líder, retador y lista de espera: quien gane más batallas en esas rondas cortas de 4x4, se considera ganador. 

Los jueces van a ser Muphasa –repite en la Red Bull internacional de este sábado, en República Dominicana-, Núcleo, que se incorpora también como jurado en FMS tras la salida de Tata, y Tatu Franchi, que ya se había sumado a la liga esta temporada.     

"Formar ese público que no existe"

En el medio de todos ellos, el "Misio" sigue siendo el host más representativo de la escena argentina, como vehículo entre competidores y audiencias. “Se complica, porque en las batallas no se genera la misma sinergia. Llegamos a un acuerdo con todo el equipo de trabajo, y no porque lo hayamos charlado, sino por una cuestión de empatía entre los que están detrás de cámara y los competidores, para formar ese público que no existe y animarnos entre todos. Desde ahí podemos sacar momentos lindos”, explica.

¿Cómo es tu preparación para eventos donde se llega sólo a través de las pantallas?

--Tengo que ser consciente de que es un programa de televisión, pero al mismo tiempo es una competencia de freestyle, mientras que también es un directo para las redes sociales. Ubicarme en tiempo y lugar, e ir disfrazándome de lo que requiera cada momento: ser host de batallas, ser conductor de televisión, informar en las redes. Al no poder divertirme con el público, me divierto con los pibes, con el dj, o con algún cámara. Trato de que se genere energía en el circuito para que los pibes puedan rapear mejor.

¿Cuánto de todo eso tuviste que aprenderlo este año?

--Aprendí mucho, pero yo ya tenía la parte televisiva. Por ejemplo, en 2005 tuve un programa de televisión en canal 9, con Jimena Cyrulnik, que hacía de co-conductor en Viví Música; estuve en Popstars: Tu Show, de donde salieron los Mambrú; en 2012 estuve en Fútbol Para Todos, haciendo de rapero… algunas cosas he aprendido ahí. La parte de ser host de batallas la aprendí de mucho tiempo de ser host, y la parte de las redes la aprendí en el último tiempo, hablando con la gente en Twitch. Ahora, mezclarlo y hacerlo todo junto en un solo momento, lo aprendí este año.

¿Qué cambió en las batallas ante esta nueva realidad?

--Cambian en el estilo y en la técnica, ahora los pibes están rapeando más. En un cypher, en una ronda, se escucha bien lo que se está diciendo. Quizá con el público y el vivo, te ibas más con la energía y el remate final. Hoy se escucha mucho el contenido del medio, los pibes ponen más técnica, son más puntuales, porque lo permite el espacio. A un pibe que antes levantaba al público con rimas populistas, o con lo que fuera que se cebaran, hoy eso no le sirve. Hoy explotan los competidores, es mucho más elevado. También se aprecia lo que pasa en lo musical: hay pibes que rapean al mismo tono de la instrumental.

Después de siete ediciones consecutivas como presentador, este año te tocó ver la Red Bull desde casa por primera vez, y en ese rol estuvo Taty Santa Ana. ¿Cómo viviste la Batalla de los Gallos?

--Lo disfruté un montón, en casa, relajado, sin presión. Sí me puse muy nervioso por mis compañeros, por el Tata que estaba compitiendo, que lo adoro y me representaba, porque llevó la bandera de los viejitos a competir. Lo que vi es que ganó mi amigo Tata, y me puse re feliz, ¿qué querés que te diga? Llegó un momento en el que me puse la camiseta, no me importaba nada, no me interesaba quién gritaba, quién no gritaba, ni quién rapeaba. Si el otro rapeó bien, y le dieron la oportunidad a Tata, que gane.

Se te vio emocionado reaccionando en vivo en Twitch. No estuviste ahí pero hiciste cosas muy a tu estilo…

--Estaba en esa. Primero, que la gente se pensaba que yo iba a decir que el host nuevo no sé qué. Chicos, la mejor, tiré buena onda. Me pasó algo re loco en la final: estaban un momento a capela, la piba dijo algo, y yo dije “Callate”, porque estaba en casa como un espectador de fútbol, nervioso por Tata. Re loco, todo el evento tirando la mejor, pero clipearon esa partecita y la pusieron en las redes sociales, diciendo “No, el Misionero queriéndola callar”. Lejos, totalmente lejos de eso. Me senté a disfrutarlo como un espectador más, transmitiéndolo en vivo. Lo que vi, desde mi trabajo como host, es que me hubiera gustado entrar ahí para arengar a los pibes, darles manija para que se rompan la cabeza y exploten.

¿Por qué ganó Tata?

--Pienso que les bajó la realidad a todos. Se plantó desde un lugar adulto. Hubo momentos clave, como cuando le dijo a Kusa: “A vos mamá te hace la comida y te dice ‘Está lista’ / Yo, mientras le hago upa a mi hija, imagino un gran freestyle”. Eso es ciento por ciento real. Otra, cuando MP le dice “Yo soy Abbondanzieri”, y él contesta algo como: “Vos no sos Abbondanzieri, vos sos MP, acéptalo / cuando te aceptes como sos, vas a tener un regalo”. Les cambiaba las reglas de juego todo el tiempo, los bajó a su realidad, y la experiencia de toro viejo la ganó.

La pandemia amenazó con detener el crecimiento que venía teniendo el freestyle, pero pareció no ser así. ¿Cuál es tu percepción?

--Pienso que se potenció en las redes sociales, como otras cosas. La gente que no conocía, estaba en su casa encerrada, se quería divertir, y se empezó a encontrar con esto. Empezó, y no tiene fin. Es lo que creo, porque no estoy saliendo a la calle y no lo puedo palpar. Sí puedo decir que hay lugares que necesitan tener espectáculos, contenidos, lo que sea, y el freestyle es un contenido que hoy atrae a muchos jóvenes, y eso se necesita. Es un buen producto para cagarte de risa un rato en tu casa.