"El último escalón" fue la traducción española para Stir of Echoes, la película de David Koepp en la que el personaje de Kevin Bacon cambiaba sus perspectivas luego de ser hipnotizado. En Argentina, a casi 20 años del estreno de ese relato hollywoodense, el fin de El Quinto Escalón no llegó a experiencia paranormal pero representó uno de los cambios de perspectiva más grandes en la cultura urbana del último tiempo. Eso cuenta el documental El último escalón, estrenado ayer en la plataforma de streaming de Claro.

Desde aquella tarde-noche de 2017 en la que la competencia callejera de freestyle en español más grande de todas entregó sus últimos suspiros, el 11/11 devino en parteaguas cultural para el mundo urbano, un portal hacia algo nuevo en arte y competencias. Mucho de lo que ocurre en los charts de hoy, dentro y fuera del país, se puede relacionar con esa experiencia. Y muchos de sus exponentes toman la fecha como algo especial: de hecho YSY A, aquel Alejo que fue creador del Quinto junto a Muphasa, publicó ayer su nuevo EP, Mordiendo el bozal.

Entre las tantas aristas de una práctica autogestiva que se extendió por 5 años a puro crecimiento, El último escalón posa la lupa con exclusividad en esa jornada final épica y melancólica que terminó (en el microestadio Malvinas Argentinas, ante 10 mil personas y con 32 MC de Argentina y el mundo hispano) algo que empezó con un grupito de pibes reunidos en una calle de Buenos Aires.

"Lo que queríamos era terminar el evento con la mayor integridad y con un mensaje claro: que nuestro trabajo ya estaba hecho", le comenta al NO Muphasa, quien además dirigió el documental. Son 22 minutos de archivo fílmico original e inédito en buena calidad, con testimonios y escenas memorables, como una toma alternativa del final del minutazo de Dtoke contra MKS, en semifinales. Así se cuenta algo de lo que pasó ese día, con miradas de algunos protagonistas: desde Wolf hasta Lucho, pasando por muchas otras de sus figuras.

Foto: Lari Gahan | Prensa El último escalón

El propio Dtoke –creador del Halabalusa se consagró aquella noche, acaso una parábola en el recorrido de El Quinto, que como organización nació desde el under más puro y llegó a disputar un espacio en el mainstream. La competencia de Claypole había inspirado a YSY A, además de albergar a muchos de los MC que también pasaron por Parque Rivadavia, con espíritu de competencia callejera.

"El Quinto Escalón no hubiese existido si no fuera por esas competencias de calle que vinieron antes. Hay muchos y muy importantes precursores. Pero nosotros queríamos ganarnos nuestra legitimidad sin colgarnos de los huevos de nadie", concede Muphasa, quien con su cámara había logrado capturar la esencia del evento a lo largo de cada jornada, y amplificar así su alcance digital, que luego se tradujo en volumen real.

"Trabajamos mucho para generar el espacio ideal para competidores con hambre de hacerse un nombre, y también para la gente que venía a ver. Todos recordamos al Quinto como un ambiente muy familiero y abierto, pero también como un dojo con mucha energía competitiva. Se ponía pesado el aire llegando a las finales", recuerda. "Había mucha organización en el día del evento y un laburo fuerte en las redes que vaticinó un poco lo que iba a ser la siguiente era del contenido musical, la actual. ¡Cuando empezamos, los temas los llevábamos bajados en el celular!"

El arte de la nueva era tiene que ver con algunas de las figuras que protagonizan El último escalón, porque hicieron sus mejores armas como freestylers en la compe de Caballito, y hoy ocupan un lugar importante con su música. Acru, Duki, LIT killah, Ecko, Trueno, el propio YSY A… A una semana de su lanzamiento, el video de Mugre, de Wos, llega a los 3 millones y medio de reproducciones.

Foto: Catalina Serrano Massa | Prensa El último escalón

La competencia terminó cuando sus organizadores empezaron a tener perspectivas distintas sobre qué hacer con ella, pero el cierre fue una suerte de puesta en común para un final que pudiera ajustarse a la leyenda. "Todos abrimos los ojos y nos dimos cuenta de lo que podíamos generar con cosas esenciales, que siempre tuvimos a nuestro alcance. En parte por eso terminó: porque nos dimos cuenta de que las posibilidades eran infinitas", analiza Muphasa.

"Creo que El Quinto Escalón, como movimiento, contó una historia muy única de contracultura y autogestión que tuvo su principio, nudo y desenlace. El documental muestra cómo vivimos desde adentro los últimos minutos del desenlace", agrega.

Su idea no era dirigirlo, pero el valor del archivo impuso ciertas condiciones de producción, que cerraron con el guión de Johanna Garabello y el montaje de Emo Enríquez, más la música de Veeyam. El director se sincera: "Cuando nos sentamos a revisarlo, era involucrarse o directamente no hacerlo. Mi trabajo fue conectar algunos puntos y buscar que ésta sea una postal latente de ese momento".