En el segundo aniversario de aquella fatídica final de Madrid, Boca experimentó nuevamente en carne propia lo que es el sufrimiento futbolístico, aunque esta vez terminó festejando. Fue derrota 1-0 en la Bombonera ante Inter de Porto Alegre y triunfo 5-4 en los penales para avanzar a cuartos de final de la Copa Libertadores, donde se medirá con Racing. En la definición, falló Cardona y convirtieron Tevez, Salvio, Fabra, Izquierdoz y Jara. El yerro final fue del brasileño Peglow en el duodécimo disparo de la serie.

Boca jugó mal, muy mal. No hay otra manera de decirlo. Lo que sí varían son las razones. Puede ser que la victoria 1-0 en Brasil le haya provocado un exceso de confianza que devino contraproducente. O puede ser que los dirigidos por Miguel Angel Russo simplemente hayan tenido una noche para el olvido. Hasta algunos dirán que jugar un 9 de diciembre ya se convirtió en una maldición (una versión que, aunque con mucho más de brujería que de realidad, los dirigentes xeneizes deberían empezar a tener en cuenta).

Pero lo cierto es que Inter salió a comerse a su rival desde el minuto cero. Su plan constó de dos etapas. Primero, declarar intenciones a través de la pierna fuerte. Hasta el punto de que podría haberse ganado un expulsado rápidamente: en cambio, Moisés, uno de los seis cambios que metió Abel Braga con respecto al equipo de la ida, intercambió una amarilla por dos fuertes patadones antes de los cinco minutos. Negoción.

Así, las divididas empezaron a decidirse siempre para los de casaca roja, mientras que los atacantes xeneizes debían pagar con rigor físico cuando se decidían a avanzar, algo que no ocurrió demasiado mientras el partido estuvo 0-0.

La segunda faceta del estratagema brasileño fue más futbolística, podría decirse. Mucha gente en ataque para hacer pagar las fallas defensivas locales, representadas por un mediocampo de fácil transición, o la poca asistencia de Salvio y Villa para sus respectivos laterales, que la pasaron de pesadilla durante toda la noche. Con Edenilson y el robusto Patrick, crack de medias bajas, manejando los hilos del juego, Inter hizo volar para todos lados a Andrada durante la primera parte. Finalmente, fue apenas iniciado el complemento que la visita sacó provecho de una serie de eventos desafortunados de la defensa de Boca: mal despeje de Buffarini, el arquero que salió a cortar un centro bajo y quedó a medio camino, y Fabra que transformó de manera insólita un despeje displicente en el 1-0 de Inter.


Lo mejor de Boca en los 90 minutos fue una patriada de Tevez, quien casi resbalándose metió un gran remate desde afuera del área que el arquero de Inter alcanzó a desviar al córner. A Cardona, la gran figura de las últimas presentaciones, le costó demasiado tener contacto con la pelota -en parte por un planteo que lo posicionó muy adelantado- mientras que a Salvio y Villa, los otros créditos ofensivos, hicieron casi todo al revés y bien podrían haber sido reemplazados ambos (sólo lo fue el colombiano).

En los penales, esa instancia que tantas alegrías le dio, Boca contó con el guiño de un destino quizá maradoniano, como en el disparo de Tevez, que increíblemente el arquero no pudo contener. Luego, a falta de tino en Andrada para adivinar dónde iban los remates, dos brasileños la tiraron a las nubes. Boca sigue vivo.