Facundo Campazzo está a un paso de cumplir uno de los sueños de su vida, de acuerdo a lo que dijo en los últimos años y, sobre todo, a partir de la confirmación de su arribo a la NBA para jugar en Denver Nuggets. Es que este sábado, a partir de las 22:30, el base de la Selección Argentina de básquetbol disputará su primer partido de pretemporada en la Liga Norteamericana ante Golden State Warriors.

Como lo hizo en gran parte de su carrera en Peñarol, en el Real Madrid y en la UCAM Murcia y la Selección Argentina, Campazzo lucirá su histórica camiseta número 7, gracias a que Mason Plumlee, el pivot que lucía esa casaca hasta la temporada pasada, fue traspasado de Denver a Detroit Pistons unos días antes de que se confirmara el arribo del argentino a los Nuggets.

Con algunos cuestionamientos de parte de la prensa local y de algunos aficionados, prejuzgando sus condiciones sólo por una cuestión de talla, Campazzo buscará ganarse sus minutos a partir de la defensa, según sus propias palabras, para luego ir sumando sus conocidos recursos ofensivos. Para ello cuenta con la confianza del entrenador Michael Malone, que aseguró que el nuevo armador es "uno de los mejores pasadores del mundo" y "un defensor disruptivo", entre otros elogios. Incluso, confesó que cuando se sentía deprimido se ponía a mirar highlights de Campazzo para levantar el ánimo.

Una buena situación para el ex jugador de Peñarol de Mar del Plata es que arribó a un equipo ya armado, que llegó hasta la final de la Conferencia Oeste en la temporada pasada y con posibilidades de crecer a partir de la juventud de sus dos máximas estrellas, el canadiense Jamal Murray y el serbio Nikola Jokic. Acostumbrado a adaptarse a las necesidades de los diferentes equipos que integró, el argentino tiene muchas posibilidades de encontrar un buen lugar en la rotación de Malone, que incluso tiene previsto utilizarlo junto a Murray o Monte Morris, el otro base natural del plantel. Los escoltas PJ Dozier y RJ Hampton, elegido en el último draft, son otras variantes con las que cuenta el técnico para las dos posiciones exteriores.


La otra gran ventaja para Campazzo es el ritmo con el que llega, muy diferente a la mayoría de sus compañeros y rivales, que vienen de las vacaciones y menos de diez días de pretemporada. Hasta que se confirmó su arribo a los Nuggets, el argentino estaba en plena competencia con el Real Madrid, tanto en la Liga ACB como en la Euroliga. Su último partido en la competencia continental fue el viernes 20 de noviembres ante el Fenerbahce, cuando aportó siete puntos y 12 asistencias, mientras que dos días después se despidió a toda orquesta con 20 puntos, cuatro rebotes, cuatro asistencias y cinco robos para una valoración de 28 ante el Baxi Manresa. Esa continuidad puede servir para acelerar la mayor preocupación que tiene hasta ahora: adaptarse rápido a la NBA y a su nuevo equipo.

A varias de las grandes estrellas norteamericanas ya las conoce, no sólo de la "play" como pasó en 2012, cuando jugó por primera vez ante un "Dream Team" en el camino a los Juegos Olímpicos de Londres y tapó un lanzamiento de Kobe Bryant por el "scouting" que le había hecho en los jueguitos. En Río 2016 completó un primer cuarto para el recuerdo con robos, puntos y jugadas espectaculares ante el conjunto de Mike Krzyzewski, que contaba con figuras como Jimmy Butler, Kevin Durant, Kyrie Irving, Klay Thompson, Kyle Lowry o DeMar DeRozan. Y la yapa fue un enfrentamiento cara a cara con el gigante DeAndre Jordan, con lo que demostró que en la cancha no le tiene miedo a nada ni nadie.

"Lo único que me falta es trabajar al máximo, aunque al principio hay muchas cosas nuevas, intentaré poner todo mi esfuerzo en el campo para que mi adaptación sea lo más rápida posible", remarcó en su primera rueda de prensa como jugador de los Nuggets. Desde que el 10 de octubre de 2008 en un partido ante Gimnasia de Comodoro Sergio Hernández lo mandó a la cancha para jugara dos minutos, en los que anotó dos puntos y tomó dos rebotes, Campazzo no paró de crecer en su juego y rompió todas las barreras que le auguran muchos especialistas: que era muy pequeño para jugar en la LNB, que sólo era un base revulsivo, que podía dominar en la Liga Nacional pero que en Europa iba a fracasar, que podía destacarse en Murcia, pero no le alcanzaba para el Real Madrid, que en la Selección se necesitaba un jugador más pensante, que ante rivales más grandes y más fuertes no iba a poder defenderlos... Uno a uno, Campazzo revirtió todos los "pero" hasta convertirse en uno de los cinco mejores armadores de Europa y uno de los mejores bases en el Mundial de China.

 A los 29 años, Campazzo llegó a la NBA en su madurez personal y deportiva, en pareja con Consuelo y padre de Sara, la bebé que cumplió un año hace poco más de un mes. Ahora es tiempo para que lo demuestre en la cancha y cumpla el sueño de su vida.