El primer Superclásico que el 2021 le regalará al fútbol argentino llega en un contexto complejo para Boca, River y sus hinchas. El partido de este sábado coincide con la previa a unos pocos días del estreno de ambos equipos en sus respectivas series de semifinales de la Copa Libertadores, en el apretado calendario que el fútbol estructuró para recuperar el tiempo pausado por la pandemia y que padecen los entrenadores Miguel Ángel Russo y Marcelo Gallardo: el dilema pasa por si conviene o no arriesgar en la Bombonera un elenco mix entre futbolistas titulares y suplentes, considerando que quien resulte vencedor prácticamente garantizará su lugar en la final de la Copa "Diego Maradona".

A las especulaciones que manejan sus conductores ante las definiciones de su doble competencia, se le suma otra cuestión: ambos planteles tienen bajas por cuestiones médicas que también aportan incertidumbre al mapa de certezas rumbo al esperado Superclásico. Esa dimensión quedó a la vista este martes, cuando ambos planteles se entrenaron en sus respectivos centros deportivos de la localidad bonaerense de Ezeiza.

En la práctica xeneize hubo dos ausentes por problemas físicos: uno fue el colombiano Edwin Cardona, quien está afectado por una enterocolitis pero que se estima que -tras 24 horas de reposo- ya el miércoles podrá estar a disposición del cuerpo técnico; el otro, Diego González, quien trabajó en forma diferenciada en el gimnasio a causa de una contractura en el recto anterior de su muslo derecho. Si González no llega a recuperarse, Nicolás Capaldo podría sumarse al once, aunque con un protector bucal a cuestas: luego de recibir un codazo en la boca durante el juego ante Huracán, se informó que padece "un traumatismo en el maxilar inferior" con "dos lesiones dentarias" que, sin embargo, no le impiden la práctica deportiva.

River, por su parte, informó que dividió a su plantel en dos grupos para el trabajo de este martes en el River Camp de Ezeiza: uno "realizó trabajos físicos de capacidad aeróbica; otro, ejercicios físico-técnicos en cancha reducida". En el contexto de la sorpresiva salida del delantero Lucas Pratto al Feyenoord de Holanda, quienes se entrenaron diferenciado fueron Milton Casco (distensión en el isquiotibial izquierdo), Fabrizio Angileri (desgarro en el isquiotibial izquierdo) y Paulo Díaz (sinovitis en el costado derecho de la cadera), los tres defensores lesionados que representan un dolor de cabeza para Gallardo.

¿Por dónde pasa la duda del cuerpo técnico millonario? Si bien se especulaba con que el chileno evolucionara bien de la cadera y sumara minutos contra Boca en el lateral izquierdo, ante las lesiones musculares de las dos alternativas principales en puesto, el temor pasa por arriesgarlo ante la proximidad del duelo con Palmeiras. Habría plan B y hasta C: la primera opción es contar con el paraguayo Jorge Moreira para jugar en el sector izquierdo de la defensa, a perfil cambiado, y una segunda posibilidad es apostar por Santiago Montiel -primo de Gonzalo-, quien juega en la Reserva.

Para armar ese mix alternativo entre titulares habituales y suplentes, Russo dialogó este lunes en la práctica con algunos de los que estarían en el once ante Santos para analizar cómo están en lo físico para jugar ante River. Y si bien en esa lista potencial aparecen Esteban Andrada, Carlos Izquierdoz, Jorman Campuzano, Nicolás Capaldo, Eduardo Salvio, y en menor medida Sebastián Villa y Carlos Tevez, quienes prácticamente tienen asegurado su lugar ante los millonarios son Carlos Zambrano, Emmanuel Mas, Edwin Cardona y Ramón "Wanchope" Ábila.

Gallardo, por su parte, no dio pistas en la práctica del once que tiene en su cabeza. Claro que, en caso de cuidar a todos los titulares, la corta lista de jugadores con rodaje en Primera la forman Enrique Bologna, Jorge Moreira, Santiago Sosa, Leonardo Ponzio, Bruno Zuculini, Crístian Ferreira y Julián Alvarez. Así, se torna inevitable que deba contar para la convocatoria con los juveniles Augusto Aguirre, Elías López, Benjamín Rolheisser, Santiago Simón, Lucas Beltrán, Federico Girotti y Montiel.

Lo concreto es que, a nivel estratégico y físico, tendrá sólo días movidos la habitual tranquila semana de transición que separa un año del otro, tanto para Boca como para River. Ambos equipos, que apuestan fuerte a la Libertadores, no quieren descuidar la Copa Maradona que también los tiene ahí, cerquita, de abrazar la final: los dos llegan  al Superclásico de la cuarta fecha como líderes -con siete puntos a dos fechas del final- y quien sea el vencedor quedaría virtualmente clasificado a la definición por el título, en la que enfrentará al ganador del Grupo B.

Si bien las estadísticas marcan que Gallardo está invicto contra los equipos dirigidos por Russo (de siete encuentros, ganó cuatro y empató tres), luego de entrenamientos a pura víspera de fiestas, durante la previa de la recta final de la Libertadores y después de un 2020 insólito que hasta privó al mundo de su Superclásico, lo que el sábado 2 de enero pase entre este Boca y este River sólo el fútbol lo dirá.